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La Iglesia, Evangelismo y Discipulado en días de Aislamiento Social

Autor: Sergio Bonacina.

¡Es tan maravilloso saber, que nuestro Dios, no ha estado en aislamiento social en estos meses, en ningún momento! Siempre me ha bendecido, el pasaje bíblico en el que Jesús, sanó a un paralitico en el estanque de Betesda, y es acusado por los religiosos por este motivo; pero él responde con una poderosa Palabra: “Mi Padre hasta ahora trabaja, y yo trabajo”, San Juan 5:17.  Esto nos muestra una vez más que Su Palabra nos insta a pesar del tiempo de aislamiento, a no detener nuestra labor, ya que si el Señor no detuvo su obrar, y  siguió trabajando y lo hizo a través de su Iglesia. ¡Nuestros paradigmas del obrar de Dios cayeron!  Hemos entendido lo que también entendió la Iglesia Primitiva, que no dependió de un edificio para hacer iglesia, y que tampoco dependió de un edificio para crecer y desarrollarse, que sólo dependió del Espíritu Santo, y de la Gracia que él derramó sobre sus hijos. Dios ha trabajado y lo sigue haciendo sobre su Iglesia y sobre su Liderazgo, a quien le dio la capacidad de reinventarse, y buscar Su sabiduría para seguir sosteniendo, conteniendo y discipulando a la gente, sino que además la iglesia, y que en estos tiempos sólo ha visto, los días más fructíferos, en cuanto a alcanzar almas para Jesucristo. Son cientos y cientos las personas nuevas, y apartadas que se han alcanzado a través de las diferentes plataformas digitales, redes sociales, etc. y los milagros que Dios ha manifestado a través de los dispositivos móviles son tremendos; ¡realmente hemos visto el obrar de Dios de una manera gloriosa!, y todo lo visto no se ha limitado a las cuatro paredes de un templo, ni tampoco a la estructura de nuestros servicios. Una vez más podemos decir con todo nuestro corazón agradecido, que Dios es Dios, y él es el Único Dueño de la Obra de la que sólo nosotros somos sus administradores. El Señor siguió trabajando y enseñándonos que: mientras Él se mueva, ¡no hay circunstancia, pandemia o aislamiento social, que puedan detener su propósito!  Creo, que estamos frente a una oportunidad histórica de ver, el crecimiento y la expansión más gloriosa, que la Iglesia en nuestra nación ha experimentado, sólo necesitamos ser sensibles a la voz de Dios, adaptarnos a los cambios que Dios mismo ha permitido y provocado. ¡Por favor, a no perder el enfoque hacia los que sufren y prepararemos a la iglesia para los tiempos que vienen! ¡Dios nos de sabiduría para no perder nada de la cosecha que Él nos quiere entregar!  ¡Les saludo con las más ricas bendiciones de nuestro Señor Jesucristo!