Donde comienza la verdadera alegría: plantar iglesias, levantar esperanza
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Jun, 2025
Donde comienza la verdadera alegría: plantar iglesias, levantar esperanza
Por: Osvaldo Carnival
Desde que decidí seguir a Jesús, comprendí que el evangelio no es solo un mensaje, sino una fuerza transformadora. Primero, porque cambió mi vida; segundo, porque he visto cómo ha cambiado la vida de muchos hermanos y hermanas a lo largo de estos 40 años de ministerio. Un factor determinante en esta transformación es cómo enfrentamos los problemas y las situaciones difíciles de la vida.
Recientemente, leí sobre la teoría del “punto de felicidad” del profesor emérito de la Universidad de Minnesota, David Lykken. Según él, todos tendemos a regresar, después de eventos traumáticos o de gran alegría, a un nivel emocional base. Pero los que hemos nacido de nuevo sabemos que hay una clase distinta de gozo, una fuente distinta de felicidad. La Biblia nos habla de un gozo que trasciende lo emocional y circunstancial, un gozo que proviene de la presencia de Dios.
El salmista David lo expresó con claridad cuando escribió:
«Tú diste alegría a mi corazón mayor que la de ellos cuando abundaba su grano y su mosto» (Salmo 4:7).
David estaba diciendo que había encontrado una alegría más profunda que cualquier abundancia material. Ese es el verdadero “punto de felicidad” del cristiano: una alegría anclada en Dios mismo, en Su carácter inmutable, en Su fidelidad eterna.
Hermanos, vivimos en tiempos donde la búsqueda de la felicidad se ha convertido en una carrera frenética. Las personas se esfuerzan por alcanzar estabilidad financiera, reconocimiento social, comodidad personal… pero aún después de lograrlo todo, sus corazones siguen vacíos. ¿Por qué? Porque sólo Cristo puede llenar el alma. Sólo Cristo puede brindar un gozo que permanece cuando todo lo demás desaparece.
Y es aquí donde entra nuestra misión. Cada iglesia que se planta es un lugar donde las personas pueden descubrir esa fuente de gozo. Establecer centros de esperanza, levantar altares donde Cristo sea predicado, crear espacios donde la presencia de Dios transforme vidas. Plantar iglesias es una de las formas más directas, prácticas y eficaces de llevar el mensaje del Evangelio a quienes aún no han oído.
La gran comisión de nuestro Señor no fue: “Hagan buenas reuniones”, sino:
«Vayan y hagan discípulos a todas las naciones…» (Mateo 28:19).
Cada iglesia plantada es una lámpara encendida en medio de la oscuridad, una voz que proclama el Evangelio, un refugio para el quebrantado, un lugar de restauración para la familia, y un punto de partida para nuevos ministerios.
Anímate a no dejar que las limitaciones humanas apaguen un llamado divino. Dios no está buscando métodos perfectos, sino corazones dispuestos. No hay gozo mayor que ver el Reino de Dios expandirse. No hay alegría más duradera que la de saber que fuimos instrumentos para que otros encuentren su punto de felicidad en Cristo. No hay inversión más valiosa que la de plantar una iglesia que predique a Jesús.