EL TRABAJO EN SANTIAGO DEL ESTERO

Por Iris Kowal.

Mi nombre es Iris Kowal, nací en Bueno Aires, y hace 35 años fuimos llamados por el Señor a la provincia de Santiago del Estero, junto a mi esposo Hugo Conde, tuvimos tres hijas y un hijo. La primera ciudad donde nos radicamos fue Añatuya, debido a la profesión de Hugo (instructor de vuelo) fuimos trasladados en dos oportunidades más, a otras localidades del interior de la pcia.

Teníamos 5 años de nuestra conversión, bajo el pastorado del hno. José Sandoval, cuando nos radicamos en Santiago. Buscamos una iglesia en donde poder congregarnos mientras estuviésemos allí, pero Dios tenía otros planes, seríamos nosotros quienes abrirían las primeras iglesias en la pequeña ciudad. Nuestro pastor, nos instruyó y oró para que tuviésemos la bendición del Señor, y aceptamos tomar ese llamado. Más tarde se consolidó la pequeña congregación en Añatuya y entre mates y tortillas (torta asada) compartíamos la palabra, los testimonios y con una vieja guitarra cantábamos chamamés cristianos, de autoría local. Así comenzó la iglesia Jesucristo Reina. Tuvimos la visita del presbítero J. León, el pastor H. Esparza, el evangelista A. Gione y otros queridos pastores, ministraron en ese lugar.

Años más tarde, de la misma congregación, Dios llamaría a la hna. Yolanda Leguisamon, como encargada de obra en la Añatuya. fue una gran emoción cuando abrimos los cimientos de esa iglesia, 20 metros x 12, se plantó una bandera de victoria, Dios ha hecho maravillas y libertó vidas. Recibimos gran ayuda de las delegaciones del IBM; el pastor Francisco Buono y otros. Iniciamos también la visita a un caserío a 15 kilómetros de la ciudad, donde luego se abrió una casa de oración. En esa zona, se establecieron grandes criaderos de cerdos, de diferentes dueños. Lugar que era aprovechado también por los “estudiantes y traviesos” termino denominado para las personas que se iniciaban en la brujería, magia negra y la realización de diversos pactos con Satanás, para obtener “gracias” tales como prosperidad de los campos, dones musicales, o buscando subir niveles de poderes, dentro del satanismo. Hemos presenciado manifestaciones demoníacas en las personas, como transformaciones zoomórficas, en otras expulsiones de gusanos en la superficie de la piel, cómo algo muy común.

La lucha era titánica, pero, tras abrir nosotros la casa de oración, venían otras denominaciones a instalar iglesias cercanas a la nuestra, con el tiempo abandonaban aquellas obras, acostumbrando así, a los nuevos creyentes a ir y venir de templo en templo. Solo unos pocos permanecían, el resto, volvían luego de tener luchas espirituales.

El impacto en la pequeña ciudad fue tal, que se acercó el intendente, directores de escuelas, de instituciones como el ANSES, a prestar ayuda material. Hoy la iglesia la Hermosa, es el centro del barrio Villa Abregú. Ya no quedan chiqueros, se delimitaron las Calles, y cuentan con agua y luz.

Nuestro siguiente destino, a la ciudad de Frías, un lugar con casi las mismas características de todas las ciudades del interior: pobreza, calles de tierra, rostros curtidos por el sol. Durante el tiempo de estadía en Frías, se inició una nueva congregación de unas 20 personas y un anexo a unos 10 km hacia el monte, llamado Choya, (debido al poco tiempo que permanecimos en esta ciudad, decidimos traspasar la congregación a la Iglesia Cuadrangular (Ptor. Terraza), donde hoy aquellos hermanos, ya son parte del cuerpo de líderes de dicha iglesia.

Finalmente, en el 87’, tuvimos el traslado definitivo a la ciudad Capital, de Santiago del Estero. En donde luego de establecernos, y recorrer la ciudad, vimos un templo cerrado y en desuso; nuevamente Dios nos sacudió el corazón emprendedor. El lugar pertenecía a una “avanzada” del Ejército de Salvación y que hacía años que ya no funcionaba como tal, los lideres tuvieron a bien prestarnos un tiempo, hasta que logramos comprar un terreno propio, donde ahora funciona nuestra iglesia central, hacia el norte de la ciudad Capital.

Ahora bien, ¿cómo es Santiago y su gente? La provincia de Santiago del Estero se encuentra al noroeste de Argentina. El territorio provincial tiene una superficie de 136,351 km² con una población de 911,506 habitantes, (2013); se caracteriza por tener un clima semiárido, su paisaje es diverso. Hay escasas inversiones industriales. En el interior, el difícil acceso a la salud, al agua potable. Se observa el abandono escolar, abusos sexuales entre familiares y el índice de suicidio de suicido juvenil, es el más alto del país, por falta de expectativas. Problemáticas con las que nos enfrentamos año a año. Pese a ello, su gente se caracteriza por ser muy hospitalaria, excelentes anfitriones y grandes conservadores de su cultura y tradiciones.

El trabajo con la ellos, requiere de mucha paciencia… paso a paso, ganando la confianza con amor. Normalmente se muestran reacios al que no es santiagueño, y muy desconfiados con las personas de Buenos Aires. Cuando visitamos una familia, generalmente buscamos un tema en común de dialogo, ya que son muy introvertidos, poco comunicativos, (pueden estar mucho tiempo callados tomando mate, sin emitir palabras), pero son muy observadores, y tienen mucha sabiduría. A través de la amistad se pueden romper las barreras del silencio, y se abren a contar sus historias, sus relatos de infancias difíciles, de pobreza, de hambre, de abandono, o de haber sido regalados o dados en adopción a familias adineradas, o a los patrones.

Una de las cosas que abre sus corazones es hablar igual que ellos, tales como “hola mi vieji”, “como ándas negri”, “hola mi hermanita”, “hola don Marcelito”, es importante el contacto y las expresiones de cariño (son extremadamente tímidos, o les cuesta expresar afecto) con el tiempo, un pequeño abrazo fugaz y un beso. En nuestras iglesias, el saludo final es con un gran abrazo, al que esperan con alegría.  Al respecto de nombrar al Señor, ellos utilizan la palabra “Diosito”, “tata Dios”, “mi papito Dios” y muchas veces se los instó modificar por esos términos por “Dios es grande” “Dios no es chiquito”, pero la expresión que a nosotros nos puede chocar, a ellos les significa hablar de un Dios personal, mi compañero, mi amigo.

No es aconsejable, evangelizar exclusivamente por medio de donaciones, la política les ha hecho expertos en clientelismo y asistencialismo, entonces relacionan estas acciones con las que han convivido toda su vida. Normalmente luego de recibir un milagro, o alguna dadiva, no toman compromiso con Dios, ni pertenencia a alguna congregación. En nuestras experiencias de muchas veces cuando finalizaban los cultos, se generaban discusiones y enemistades entre ellos, y aun contra los pastores, porque “al otro le han dao más que a mí”. Nuestro fuerte es en la escuela bíblica de niños y adolescentes, por medio de ellos, es posible ingresar a las familias, y ganarlas. El trabajo social, en cambio es efectivo entre la niñez, son muy receptivos a la palabra, son fieles, abiertos, los primeros en llegar, llueva haga frio o calor, ellos nos están esperando.

El machismo es parte cultural de la provincia. Y hemos observado que, ante un problema físico, o económico, los hombres se acercan a pedir oración, y algunos asisten a la iglesia. Con amor y perseverancia es posible ganar su confianza, entre mates, compartir la Palabra. Generalmente, no se congregan regularmente, pero en las diversas actividades de la iglesia, ellos están presentes, (en la construcción, en eventos, en la cocina, etcétera). Las mujeres son más sensibles a lo espiritual, participan de los cultos, evangelizan, visitan hospitales, ancianos, etcétera. Se puede contar en un 80% con ellas, también participan en la construcción de los templos, abren cimientos, locear, ente otras, son mujeres fuertes!

Finalmente, para levantar pastores, el discipulado es fundamental, ofrecer experiencias y participación en las distintas actividades que realice el pastor, transmitir el sentir del pastorado. Incentivando la formación teológica y las redes o consejos pastorales locales. Diferenciar el caudillismo, del liderazgo, concientizar sobre la igualdad del llamamiento, pues el nos ha prometido derramar su Espíritu sobre sus siervas y siervos, para llevar la gran comisión. Amén.

EL SECRETO DE LA SEMILLA

De Martin Castells

Decía también: ¿A qué haremos semejante el reino de Dios, o con qué parábola lo compararemos? Es como el grano de mostaza, que cuando se siembra en tierra, es la más pequeña de todas las semillas que hay en la tierra; pero después de sembrado, crece, y se hace la mayor de todas las hortalizas, y echa grandes ramas, de tal manera que las aves del cielo pueden morar bajo su sombra.  Marcos 4:30-32

Quiero animarte con tres verdades que brotan de esta parábola

 

Primera verdad es saber que la semilla de mostaza se la conoce como la más pequeña, aunque no lo es, pero era la más pequeña conocida de esa época.

Aquí Jesús compara el reino de los cielos con la semilla de mostaza.

Lo que Jesús quería decirle era que algo muy pequeño podía convertirse en grande.

Lo que quiero compartir es que por más pequeño que sea tu comienzo en el ministerio puede convertirse en grande.

  1. Las grandes empresas empezaron siendo pequeñas empresas.
  2. Las grandes iglesias empezaron siendo pequeñas iglesias.
  3. Los grandes hombres empezaron siendo pequeños niños.
  4. Todo lo grande comenzó siendo pequeño.

Quiero animarte a que tomes en tu vida una pequeña semilla, como la semilla de mostaza, pequeña al principio pero dentro de unos años será muy grande.

La semilla, debe representar para nosotros, la palabra de Dios. Aférrate a una palabra de Dios por más pequeña que sea y un día será grande en tu vida.

Me gusta este texto de la palabra de Dios en 2º Corintios 9:10

“Y el que da semilla al que siembra, y pan al que come, proveerá y multiplicará vuestra sementera, y aumentará los frutos de vuestra justicia”

Hay dos detalles muy importantes en este texto por un lado la semilla y por el otro el pan. Estas dos cosas la da uno mismo, Dios.

Ahora están los que quieren pan y una vez obtenido se sacian y se quedan sin más.

Y están los que quieren semilla, que después que la siembran obtienen mucho fruto.

La diferencia está en el trabajo, el que quiere pan no necesita trabajar lo tiene, lo come y se queda sin nada.

En cambio el que quiere semilla, debe ir a sembrarla, regarla y esperar que crezca, pero después de un tiempo de trabajo y esfuerzo obtiene mucho fruto y más semillas para seguir sembrando.

¿Qué quieres pan o semilla?

El ministerio es así, Dios nos da semillas y es nuestra responsabilidad ir a sembrarla. Esto llevara trabajo, esfuerzo y perseverancia, pero al final veremos el crecimiento.

 

La segunda verdad es que el crecimiento no viene del granjero que planta la semilla.

El granjero no hace crecer la semilla. Ni siquiera sabe cómo crece.

Quiero decirte que tú no puedes hacer crecer la semilla de la Palabra, solo tienen que sembrarla en tu corazón y esa semilla crecerá sola.

Si tiene sembrada esa semilla en tu corazón y en tu mente y la riegas todos los días, es decir, la crees y la traes a tu memoria cada día, esa semilla por más pequeña que sea, brotara y un día se convertirá en un gran árbol.

1º Corintios 3:7 “Así que ni el que planta es algo, ni el que riega, sino Dios, que da el crecimiento”.

Solo Dios puede hacer que la semilla crezca. Si tienes la semilla plantada en tu corazón, Dios la hará crecer.

El ministerio es así, Dios se encarga de hacerlo crecer, tú y yo debemos sembrar su palabra y tener paciencia, pues la semilla una vez que es sembrada tiende a crecer.

Te paciencia, trabaja, esfuérzate y persevera, veras el crecimiento.

 

Tercera verdad, la semilla no solo te hará grande sino también fuerte.

La palabra de Dios grabada en tu corazón y mente, no solo te hará grande sino también fuerte.

Cuando digo, la semilla te hará grande, no me refiero grande en el sentido que el mundo cree, sino grande en el reino de Dios.

Cuando Dios mira a alguien que siembra la semilla, a ese Dios lo hace grande y fuerte.

Así como la semilla de mostaza de pequeña se transforma en un gran árbol, así Dios nos convertirá si tenemos una semilla de su palabra en nuestro corazón.

 

La semilla tiene una particularidad, debe morir para crecer, sino muere no puede llevar fruto. Juan 12:24 “De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto”

De nada nos sirve tener semilla en las manos o guardada, porque para que produzca la semilla tiene que ser sembrada, sepultada y entonces comienza a crecer y a dar frutos.

Tienes que sembrar la semilla y esta crecerá.

Una palabra de Dios “semilla” será suficiente para que vivas en lo sobrenatural

Mateo 14:28-29

Mat 14:28  Entonces le respondió Pedro, y dijo: Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas.

Mat 14:29  Y él dijo: Ven. Y descendiendo Pedro de la barca, andaba sobre las aguas para ir a Jesús.

Una palabra de Dios “semilla” te hará grande y fuerte en la vida.

Una palabra será suficiente para que alcances los sueños y empieces a vivir en la sobrenatural.

Es importante tener semilla. Una palabra de Dios puede cambiarte la vida.

Una palabra de Dios puede ayudarte a mantenerte vivo, con esperanza y confianza.

La semilla de la palabra de Dios, siempre va a ir creciendo, hasta que de fruto.

Tienes que ir por tu semilla.

  1. El granjero no hace crecer la semilla. Ni siquiera sabe cómo crece.
  2. El crecimiento no viene del granjero. Sino del que llamo al granjero a trabajar.
  3. La semilla no solo te hará grande sino también fuerte.

Nos habla de la impotencia humana, y del poder de la palabra de Dios.

LIDERAZGO Y MULTIPLICACIÓN DE IGLESIAS

Por Juan Carlos Melo

¿Cuál es la importancia del liderazgo en la multiplicación de iglesias?

El liderazgo es vital para iniciar procesos de multiplicación de iglesias, de hecho diría que es la clave de la multiplicación. Si los responsables directos de la iglesia local, y también denominacional, no tienen un compromiso claro  con la plantación de iglesias el efecto inmediato será  la NO multiplicación; de allí que siempre  se sugiere que  todo proceso para crear movimientos de  plantación de iglesia empiece con la sensibilización y concienciación de los pastores de la iglesia local dentro de un contexto de la  denominación,  o de la ciudad, o de cualquier estructura macro.

Crear movimientos de plantación sin el compromiso de los pastores de la iglesia local es prácticamente imposible, pero si se puede crear programas de plantación ignorando los pastores de las iglesias, de hecho existen más de un programa de plantación de iglesias que no incluye ni involucra intencionalmente a los pastores excepto porque en algún momento dieron su autorización para que algunos de sus líderes de la congregación participen en algún proceso de plantar iglesias.

Es poco saludable que los plantadores que están cubiertos por su denominación o fraternidad se queden desconectados de quienes fueron sus disipuladores o mentores en la vida cristiana. El mentor natural de un plantador de iglesias es el pastor de su iglesia madre y esto no debe ser ignorado.

Cuando se  pasa por alto a los pastores de las iglesias locales para atraer líderes  de esas congregaciones sin el mentoreo de sus pastores, se produce un conflicto ministerial entre el pastor y ese plantador a tal punto que los pastores en muchas ocasiones han etiquetado a sus siervos, ahora plantadores, como traidores o divisionista y han hecho del proceso de la plantación de la nueva obra un proceso abortivo cuando lo natural y saludable es que la iglesia madre sea amorosa dentro del contexto adecuado para que una nueva obra surja de manera saludable, junto con el mentoreo de un ministro con más experiencia que ayude y guíe a aquel que está plantando la nueva obra; así que el involucramiento de los pastores es fundamental.

También el involucramiento y el compromiso de los líderes de fraternidades o denominaciones es prioritario, de hecho no existe mejor posición dentro de la estructura de la iglesia evangélica como la conocemos actualmente en América Latina que ser parte del liderazgo de una macro estructura o estructura denominacional que tiene  influencia y supervisión sobre un conjunto de iglesias en una región, ciudad, país o en el continente, ya que su posición de liderazgo les permite empoderar procesos de manera saludable que multipliquen iglesias conscientemente, sostenidamente y de una manera permanente dentro de su contexto de influencia.

Por ejemplo el líder regional de una denominación con influencia sobre 100 congregaciones y decide establece un proceso intencional de plantación de iglesias tiene un grado de influenza superior al que posee el pastor de una iglesia local,  y si este líder denominacional tiene mayor influencia, entonces mayor será la posibilidad de impacto tanto en volumen  de iglesias multiplicadas  como en el convertir a una IGLESIA EXISTENTE en IGLESIA MADRE que multiplica generaciones de nuevas obras tanto local como regional.

Debe existir paternidad en los procesos del nacimiento de nuevas obras así como en los procesos del nacimiento de nuevos obreros, y ahí es clave la denominación, la pastoral y son clave las iglesias madres.

Llamados A Ser Generosos

Por Daniel Ayelef

 

Como pastores tenemos un gran desafío llamado “extender el Reino de Dios” El cual siempre se encuentra acompañado de dos preguntas: ¿Cómo lo vamos hacer? ¿Y con quienes lo vamos a hacer?

Siempre con estas preguntas en mente comenzamos a realizar actividades en las zonas que queremos evangelizar. Es así que a medida que avanzamos vemos como Dios va haciendo la obra, respondiendo con estrategias sobrenaturales y los recursos necesarios.

Y a medida que vamos transitando este llamado, comienza en nosotros un proceso de transformación y nos volvemos personas generosas con la obra de Dios. Porque ver los milagros cada día en nuestra labor, nos configura para ser canales de bendición.

Permítame decirle que la generosidad es una actitud importante en la vida de los pastores. ¿Por qué este planteo? Es que hace 13 años comenzamos la iglesia, que pastoreo junto a mí esposa, en la ciudad de Villa Regina – Rio Negro. Iniciamos la congregación porque sentíamos una fuerte carga por la PLANTACION de iglesias y la Extensión del Reino. Claramente fue nuestro inicio y tuvimos esas grandes preguntas que propuse al comienzo de la nota. Es así que nos embarcamos en esta gran aventura, comenzamos a orar junto a mi esposa y recibimos una palabra de Dios: que Él utilizaría la iglesia como base de entrenamiento para que muchos puedan lograr el llamado que Dios tiene para ellos. Para nosotros fue claro ” id y haced DISCIPULOS ” (Mateo 28: 18-20).

Como todo comienzo, empezamos a ganar almas para iniciar la iglesia en la ciudad de Villa Regina. Luego, a esas personas les enseñamos a que sean obreros y que participen de la obra de Dios en la ciudad. Muchos de ellos fueron parte de nuestro equipo de lideres locales. Con el correr de los primeros años, pudimos ver como esos obreros comenzaron a ser inquietados por Espíritu Santo y al ser llamados por el Señor para la obra, para abrir su propia iglesia. Claro que esto para mi esposa y yo no fue fácil, eran los obreros que les enseñamos todo, que les dedicamos mucho tiempo para que nos ayuden en la obra, era para nosotros un desafío muy importarte poder “soltarlos”. Fue un proceso muy difícil para nosotros, sentíamos que parte de nuestra vida se estaba yendo y ellos esperaban saber cuál era nuestra respuesta.

Mas de una vez predicamos que debíamos ser obediente al llamado, a lo que Dios nos dijera, y es en ese tipo de palabras que nos encontramos en una encrucijada. Y es en esa encrucijada que aprendimos a PRACTICAR LA GENEROSIDAD, pusimos nuestra fe una vez mas a prueba, dimos el paso y los enviamos.

Lo interesante es que, al enviar a esos obreros a abrir su propia iglesia, hubo un crecimiento en nosotros, que ya no solamente era el pastor con la oveja dentro de la congregación, sino, que se convirtió en una relación de pastor a pastor en donde nos volvimos mentores y acompañantes de esas personas que ahora estaba transitando sus primeros pasos como lo hicimos nosotros 13 años atrás.

Practicar la generosidad, nos llevó a comenzar un nuevo tiempo.

Es por eso que cuando en la Palabra dice: “A todas las Naciones” (Mateo 28: 18-20) nos está hablando de que no podemos estar en todos lados y que debemos practicar la generosidad de enviar a otros a que sigan reproduciendo la tarea. Es así que llegamos a más lugares, a más personas y seguimos cumpliendo con el llamado “extender el Reino de Dios”.

En los últimos 9 años, hemos estado viviendo día a día esta desafiante, pero linda, situación. ¿Cuál situación? La que inauguraron los primeros que salieron para abrir obra, es decir, preparar obreros que algún día saldrán de las puertas de nuestra iglesia respondiendo al llamado de iniciar una obra y que no podrán resistir a ese hermoso llamado.

Yo denomino este fenómeno “practicar la generosidad”, en donde sembramos obreros para que las ciudades conozcan a Jesús.

Se que no es fácil desprenderse de los buenos obreros que Dios nos permitió formar, pero el hacerlo produce que nosotros vivamos nuevas experiencias y nos ayuda a que la iglesia se oxigene y siga creciendo porque aparecen nuevas personas, nuevos obreros.

Desde que comenzamos este camino hace 13 años atrás, hemos practicado la generosidad y 10 familias han plantado su iglesia en la Argentina.  Y es a través de estas experiencias, que siento que estoy enfocado y en constante renovación, crecimiento y multiplicación. Mientras estoy escribiendo esto, ¡¡¡un matrimonio de líderes que están a mi lado en la obra, me habla por qué están tomando el desafío de salir a cumplir su llamado… Gloria a Dios!!!  Es hermoso ser parte de su obra, y estoy agradecido por la invitación de Dios para formar parte de la preparación de nuevos obreros y así practicar la generosidad a través de enviar obreros a la mies… no encuentro una mejor manera de multiplicarnos.

DE LÍDERES A MULTIPLICADORES

Por Dr. Juan Carlos Melo

El desarrollo y crecimiento del ministerio de un pastor, o de un líder, debería dar como resultado el que se convierta en un multiplicador de nuevos obreros. Esto en la práctica debe ser intencional para evitar lo que ahora las nuevas generaciones viven al sentir que los líderes actuales no quieren empoderarles dentro de la estructura de la iglesia y de la denominación.

La mejor manera de no generar esta ruptura o conflicto intergeneracional, que puede incluso dividir y producir profundos daños en las relaciones y en las estructuras de la iglesia, es desarrollando líderes y pastores que multipliquen iglesias con un liderazgo intencional y que comprende que parte vital de su función es dejar que otros hagan los mismo y hasta mejor que ellos, como preparación para cuando ellos ya no estén.

Una cosa es pastorear una congregación de 100 a 200 personas y otra cosa es mentorear, empoderar y multiplicarse en otros, y no para tener una congregación de 200 ó 300 miembros, sino con el fin de ser una iglesia descentralizada y que empodera más líderes bajo el mentoreo de un pastor experimentado y así multiplicar congregaciones bajo modelos de iglesias satélites o hijas, de esta manera la multiplicación da como fruto la transformación.

 

Referencia https://coachingdeplantacion.wordpress.com/2017/05/11/de-lideres-a-multiplicadores-dr-juan-carlos-melo/

EN LA RUTA

Por Dr. Juan Carlos Melo

¿Cuál será la ruta de la Iglesia para los próximos años?

Se dice que las iglesias que pasan los tres primeros años la curva de crecimiento, después pasan a una curva de fatiga y pasan a ser un movimiento, una máquina, un monumento o un museo. Eso le pasa a las denominaciones, a las iglesias locales, al liderazgo y también a los procesos. Pero cuando un líder, cuando una denominación, cuando un país empieza a ver el pasado y piensa que éste era mejor que el futuro, está decaído.

Está mirando hacia abajo y empieza a hacer monumentos al pasado. El pasado de la Iglesia no puede ser mejor que el futuro, si Cristo está en su futuro. Lo que hicieron los pioneros en Centroamérica y en América Latina es maravilloso y se les bendice en el nombre de Jesús; pero eso no puede ser mejor que lo que viene. Hay que honrar aquello, y celebrar lo que Cristo va a hacer.

Cuando se empieza a ver el pasado como mejor que el futuro, se está creando monumentos y la siguiente fase es ser un museo. Algo para ver y recordar, glorias pasadas nada más, sin vida. Eso no le puede pasar a la Iglesia del Señor. Hay esperanza en la Palabra del Señor cuando dijo: yo edificaré mi Iglesia y las puertas del infierno no prevalecerán en el avance de la Iglesia, pero la iglesia tiene que avanzar. Si la Iglesia no avanza, entonces ¿qué es lo que avanza? La Iglesia tiene que ir en avance y el avance se tiene que medir en números también.

Las iglesias que pasan los tres a cinco primeros años dejan de evangelizar con la misma fuerza. Se concentran más hacia dentro. La Iglesia debe crecer armónicamente hacia arriba en su devoción al Señor, en su amor al Señor hacia fuera y el amor al prójimo. Lo que es el amor a los necesitados y el amor hacia aquel que no es su hermano, que es el prójimo, y hacer lo que sea necesario para que sea su hermano. Un mandamiento nuevo os doy: “que os améis los unos a los otros”, pero ese mandamiento ya existía en la Ley, el amor al otro, al próximo, pero ¿qué era lo nuevo de esto?

Hay tres niveles de amor que la iglesia debe tener. El amor a Dios por sobre todas las cosas, el amor al prójimo, que no está separado del amor a Dios, porque si no ama al prójimo y dice amar a Dios es falso, por eso es que no tiene impacto en la sociedad, porque se han vuelto iglesias litúrgicas que dicen amar a Dios con cantos, pero salen y no aman al vecino y pierde efectividad. Y el amor a su comunidad.

Los evangélicos de los últimos tiempos han separado el amor de Dios del amor al prójimo. Eso es una herejía. No se puede separar el amor a Dios del amor al prójimo. Se tiene que amar al prójimo de la misma manera que se ama a Dios. Hay que amar a los niños, aunque no diezmen. Hay que amar a los jóvenes. Que no pase como en la generación de Josué donde cada uno hacía lo que bien le parecía porque no conocían a Dios, porque sus padres no les mostraron el camino.

Dios ama a Latinoamérica y este es el tiempo del Señor y quienes pertenecen a una denominación, quienes son pastores en países y en ciudades, tienen que aprovechar y avanzar porque ahora hay un tiempo en el que de cada tres personas a las que se les comparte el evangeliouna le dice sí al Señor Jesucristo.

Eso es avivamiento, pero no se lo está aprovechando. Hay que ir afuera. Hay que ir a cosechar. Hay que orar por obreros para la gran cosecha. El Señor ni siquiera pide que oren por la mies sino más bien por obreros. Hay que multiplicar obreros. Los líderes tienen un poder en las manos, un poder espiritual. Dios no se mueve si no es con el liderazgo de su iglesia. Si el liderazgo de la iglesia cree, Dios obra. Si el liderazgo de la Iglesia no cree, Dios no obra y esa es la responsabilidad del liderazgo. Del Génesis al Apocalipsis hubo un Abraham, un Moisés, un Josué, un Jeremías que guiaban al pueblo.

Volver al principio

Hay que volver a las rodillas. Una iglesia que no ora es una iglesia en derrota. Hay que volver a estar bajo la influencia del Espíritu Santo, en santidad, porque los dones del Espíritu sin santidad no se saben qué son. Se necesita clamar al Señor. Clamar a Cristo y empoderar nuevos líderesEmpoderar la nueva generación. ¿Qué se va a dejar en esta tierra: bloques y ladrillos, con cementos y techos? El Señor no viene por eso. El Señor viene por gente redimida.

Si hubiera que plantar nuevas congregaciones, usando el ejemplo de Asambleas de Dios en El Salvador que tiene un promedio de 100 miembros, entonces habría que plantar cada año cincuenta iglesias de 100 discípulos cada una para tener un número de 5.000 nuevas iglesias y mantenerse en la curva de crecimiento. Eso no es imposible, pero eso sólo mantiene la curva para no decaer versus el crecimiento poblacional. Se necesita de ahí para arriba para crecer.

Suponiendo que se podrían tener iglesias de cincuenta personas. Esto significaría que serían 100 iglesias de cincuenta discípulos anualmente para mantenerse en la curva de la población. De ahí en adelante cualquier cosa es crecimiento. Pero dentro de estas cifras es primordial tomar en cuenta el número de bautismos, que es una cifra dura porque es crecimiento. Eso significa que hay un crecimiento por evangelismo y no por reciclaje de membresía. El reciclaje de membresía no hace crecer el Reino. Hace crecer una congregación, pero no el Reino. Es decir, si hay un crecimiento de mil o de cien miembros este año y sólo se bautizaron diez, entonces algo anda mal. Es importante que el crecimiento saludable en la iglesia establecida y en la plantación de iglesia sea medible a través de bautizos. Eso es real, el resto es conversable.

Plantación y desarrollo de iglesias

En panoramas de plantación y desarrollo de iglesias, no se puede dejar de hablar de la ética del Reino de Dios. Ésta implica muchas cosas, pero en plantación de iglesias hay algo que no se debe hacer y es pescar en otras peceras. Muchas veces debido a eso se impide plantar más iglesias. También es anti-ético y sería contradictorio porque el Señor no le ha dado el derecho de ser terrateniente, o espiritualmente hablando, dueño de esa iglesia.

Actualmente no se plantan iglesias con un concepto de comunidad. La mayoría es insensible a la comunidad donde está porque son iglesias pobres. Las iglesias evangélicas en su mayoría, 99.9%, no son sembradas con un concepto misiono lógico.

El triángulo misiono lógico dice: Dios, Iglesia y comunidad; y si se tuviera ese enfoque desde el principio, entonces se entendería que cualquier cosa que rompe la relación con la comunidad no debe hacerse porque la existencia y la razón de ser de la Iglesia delante del Señor no es cantar, es ganar esa comunidad.

El triángulo misiono lógico es clave y esto se enseña dentro de los materiales que los plantadores reciben. De hecho el primer módulo es cien por ciento análisis de comunidad y se le da herramientas para que vaya y haga un análisis de comunidad y entreviste a los líderes. Aquí es importante saber que el 80% de los pastores no tiene una buena relación, o una relación sólida, con los presidentes de los barrios donde están sus congregaciones. Nunca se han tomado un cafecito. Es más no saben quiénes son y cuando saben es porque están peleados.

Hay que entender y ubicarse bíblica y teológicamente. La Iglesia no existe porque es bonita. La Iglesia existe porque existe un Dios de Misión. Dios está en misión y para eso existe la Iglesia, para cumplir la misión de Dios en la tierra. Hay que caminar y cumplirla. Si deja de hacer esa misión, entonces deja de tener esencia y se convierte en club religioso, de muy mal gusto por cierto. La Iglesia existe para la misión.

Más del 70% de membrecía de una iglesia no pertenece al barrio donde está la iglesia. Vienen de todo lado porque no les importa el barrio. Actualmente en muchas ciudades, debido a las normas ecológicas, están cerrando congregaciones. Las autoridades reciben quejas de las iglesias porque tienen el volumen demasiado alto. Le dan demasiado énfasis a las formas. Debería haber dos cosas bien claras sobre los cánticos en las iglesias, y no se refiere a la adoración porque en la Biblia desde el Génesis hasta el Apocalipsis es obedecer, no cantar. Algunos creen que la unción está en el volumen, por eso se ha vuelto tan poco efectiva.

La Iglesia existe para su comunidad. Analice su comunidad y mire como está en relación a la iglesia, y pida en esa pasión al Señor una visión y una misión para el proceso de esa comunidad porque antes de que usted llegue allí, Dios ya estuvo ahí.

Haga un análisis no sólo de cantidad sino de calidad, de cuánto impacto tiene en la sociedad al estilo de la iglesia primitiva, que tenía favor con el pueblo y se añadían los que debían ser salvos. El Señor va a añadir cada día a los que quiera a la Iglesia, cuando la Iglesia tenga favor con la comunidad. Hay que amar al prójimo. Mostrar a Cristo a la sociedad. Carácter, conducta e imagen del varón perfecto que es Cristo Jesús.

A LA MANERA DE DIOS…

Por Gonzalo Caloustian

Al comenzar una nueva iglesia buscamos muchas veces, en un estado de casi desesperación, el relato de quienes ya han recorrido un camino y pueden contarnos desde la experiencia. Es así que nuestros oídos intentan retener todo lo oyen.

Es por eso que los primeros tiempos son muy especiales. Estamos llenos de preguntas: ¿Debo orar más? ¿Ayunar más? ¿Qué método es el correcto? ¿Qué hizo tal o cual para que le vaya tan bien? ¿Es unción, más oración, mejor liderazgo? ¿Cómo aplico lo aprendido en el seminario? ¡Cómo no me enseñaron esto! Cada día una pregunta y un desafío nuevo…

Nos hacemos cargo de todo lo que vemos que sucede en la iglesia, de forma tal que hasta cuando alguien se resfría nos surge la pregunta: ¿Me estará faltando fe y por eso se me enferman? Sí, nos sos el único, nos pasa a todos.

Todo eso fue lo que sucedió en mis inicios pastorales. No puedo olvidar estar sentado en el piso del patio de mi nueva casa escuchando una serie de trece casetes de audio y ser abstraído por cada testimonio, camino y milagros que un pastor, ahora de miles, relataba sobre sus inicios.

Fe, fe y más fe era todo lo que mi corazón recibía. Fe para conquistar, para creer, para obrar con sabiduría e inteligencia, para comprar y edificar, fe…

Abrir una nueva Iglesia es emocionante, todo comienza de cero, cada ministerio y área de la iglesia se construye de manera casi artesanal. La tarea al comienzo pasa casi en su mayoría por nuestras manos.

Ahora nuestra nueva iglesia empieza a crecer y se presenta una gran decisión espiritual de las que humanamente no tienen sentido y que vamos a tener que tomar el resto de nuestras vidas, en el resto de nuestro ministerio pastoral: ¿Tenemos que abrir nuevas iglesias? ¿Debo sembrar mis mejores lideres? ¡Nooo! ¡Los necesito!

 

Pero sabemos que hacer las cosas a la manera de Dios es lo que realmente después trae bendición; y déjenme decir algo ¡DIOS QUIERE QUE PLANTEMOS IGLESIAS!

En el nuevo testamento, Antioquía fue todo un suceso en la historia de la iglesia ¡Los empiezan a llamar cristianos! Una iglesia que le predicaba a todos con un mensaje que restauraba y edificaba, una iglesia en la que el poder Espíritu Santo marcaba el rumbo y el pulso. Maestros, profetas, todos muy bien recibidos para que la iglesia de Antioquía fuera edificada. Sin embargo, llego también ese gran día: ¡DIOS QUERÍA QUE PLANTARÁN IGLESIAS!

Leemos en Hechos 15:2-3 que “Mientras ayunaban y participaban en el culto al Señor, el Espíritu Santo dijo: «Apártenme ahora a Bernabé y a Saulo para el trabajo al que los he llamado». Así que después de ayunar, orar e imponerles las manos, los despidieron“. Me imagino este pensamiento solapado en algunos de los que estaban presentes: “…No, Pablo no, Bernabé menos. Los tenemos hace poco y son de mucha bendición… “. Pero la Biblia nos dice que los que ayunaban y oraban vieron lo que Dios quería y no lo que su necesidad mostraba.

Antioquía supo escuchar el latido del corazón de Dios: que todos puedan conocerle y recibirle en su corazón. Fue precursora, visionaria ¡Se brindó a todo el mundo! Abrió un camino a la evangelización mundial que nunca más se detuvo y nos bendice hasta el día de hoy.

Todos los que hoy hacemos la gran obra de Dios, queremos que suceda a Su manera y en el tiempo de Su voluntad. Dios quiere que nuestro amado país, lleno de colonias, pueblos y ciudades, tenga una iglesia en la que miles escuchen el mensaje de esperanza que cambia el mundo: JESÚS.

¡A SU MANERA SIEMPRE HAY BENDICIÓN!