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La plantación de Iglesias en el Nuevo Testamento Parte I

Introducción

Si busca la expresión “plantación de iglesias” en la Biblia, no la encontrará; no obstante, se ven iglesias plantadas durante toda la historia de la iglesia primitiva, tal como se muestra en el Nuevo Testamento. El Nuevo Testamento no es un manual de plantación de iglesias, sin embargo, se aprecian estrategias y metodologías puestas en acción en las páginas de la Escritura a medida que los primeros cristianos evangelizaban el mundo. En el Nuevo Testamento, la evangelización incluye la plantación de iglesias y esta no puede existir sin la evangelización.

  1. Jesús prepara a sus seguidores para la labor evangelizadora

Nuestro estudio sobre plantación de iglesias en el Nuevo Testamento empieza con el ministerio de Jesús, la forma en que eligió, formó y envió a sus discípulos. Aunque la plantación de iglesias en sí no empezó hasta después de la resurrección y ascensión de Jesús, Él estableció el trabajo preliminar y el fundamento teológico para la labor evangelizadora cuando preparó a sus discípulos para el ministerio

  1. El llamamiento y la instrucción de los discípulos de Jesús

Cuando inicialmente Jesús llamó a sus discípulos les indicó que los enviaría como mensajeros de las buenas nuevas. Designó a doce discípulos “para enviarlos a predicar” (Mr. 3:14). Este llamamiento significaba no solo dejar que Jesús fuese su maestro, sino también seguir su ejemplo y su obra, convertirse en aprendices y llevar a cabo la misma obra que Él hacía.

Cuando Jesús instruyó a sus discípulos no tardó en incluirlos en su obra misionera.

Cuando preparó para el envío a los Doce (Mt. 10:1) y a los setenta (Lc. 10:1), los instruyó utilizando una metáfora sobre la cosecha. Jesús les dijo: “A la verdad la mies es mucha, mas los obreros pocos. Rogad, pues, al Señor de
la mies, que envíe obreros a su mies” (Mt. 9:37-38; Lc. 10:2). La actividad de plantar iglesias, que iba a desarrollarse después de su ascensión, era parte de la cosecha espiritual de quienes respondiesen a las buenas nuevas.

  1. La comisión de los discípulos de Jesús

Los cuatro evangelios y el libro de Hechos registran declaraciones de Jesús en las que explícitamente los comisiona y los envía como misioneros (Mt. 28:18-20; Mr. 16:15; Lc. 24:46-49; Jn. 20:21; Hch. 1:8). El fundamento de la obra de plantar iglesias descansa en esta Gran Comisión de Jesús a sus discípulos.

Juan 20:21

Juan registra una declaración semejante. Aquí Jesús compara su propio ministerio con el de los discípulos: “Como me envió el Padre, así también yo os envío” (Jn. 20:21; cf. 17:18)3. El ministerio de los discípulos iba a ser una continuación del ministerio de Jesús, ya que Él mismo había sido enviado por el Padre Jesús no envió simplemente a los discípulos en una misión. Los envió para que cumplieran con su misión y esa misión tiene que ver con llevar a la gente a creer en Él.

Cuando los discípulos decían las palabras de Jesús, como Él, hablaban las palabras que conducían a la vida eterna (5:24; 6:63; 12:50). Cuando Jesús envió a los discípulos, fueron enviados a recoger una cosecha para la vida eterna (4:36, 39a; cf. 6:39-40) por uno cuya voluntad es salvar (3:17). Cuando Jesús entregó su vida (10:18; 3:16), los discípulos
fueron enviados con el mensaje de la vida eterna. Por lo tanto, la plantación de iglesias de estos discípulos era parte de la actividad ordenada por Dios.

Lucas 24:46-49

Fred Craddock observa: “Decir que ‘está escrito’ es equivalente a decir: ‘Ha sido el plan de Dios desde el principio’ (…). La misión al mundo era el plan de Dios desde el principio”. Por consiguiente, las Escrituras no hablaron solo de lo que acababa de ocurrir, “fue necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos al tercer día”, sino que declararon también lo que vendría después.

Hechos 1:8

En el primer capítulo de Hechos, Lucas registra una segunda declaración de comisión en la última aparición de Jesús después de la resurrección. Él empieza diciendo: “… recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo”. Jesús ya había prometido el Espíritu Santo (1:5) y ahora promete que con el Espíritu recibirían “poder” (d..aµ..). La palabra poder aquí se refiere a la capacitación espiritual para testificar cuando los discípulos
proclamaran el mensaje de Cristo (2:14ss; 4:31, 33; 14:3; cf. 6:10; Ro. 1:16-17)6.

En ese sentido, el papel de los Doce incluía “un testimonio definitivo e irrepetible. Así que, aunque los Doce tuvieron un papel único, el llamamiento de Jesús a ser testigos se extiende a todos los creyentes. Somos testigos cuando damos testimonio a través de nuestra experiencia con Cristo de la importancia del mensaje del evangelio.

Mateo 28:18-20

La comisión en Mateo consta de tres partes en las que les habla a sus discípulos sobre la autoridad, y les da un encargo y una promesa11. Jesús comienza estableciendo que “toda autoridad” le ha sido dada a Él.

Una vez establecida su autoridad, Jesús comisionó a sus discípulos. Ellos tenían que “ir y hacer discípulos” intencionalmente15. El verbo principal es “discipular” (µa..te.sate). Como discípulos debían hacer más discípulos. Este último encargo de Jesús fue un cambio respecto de su envío anterior de los discípulos a “predicar” (Mt. 10:7). La plantación de iglesias es el resultado natural de este ministerio de “hacer discípulos”.

Al llevar el evangelio a “todas las naciones” es de esperar que el resultado sea discípulos nuevos e iglesias nuevas. En el Nuevo Testamento la plantación de iglesias consistía sobre todo en hacer discípulos; obedecer la Gran Comisión.

La sección final de la comisión da una promesa: “… y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” (Mt. 28:20). Esta última frase del evangelio de Mateo es enfática, incluye una cláusula introductoria, “y he
aquí”, y luego el pronombre personal “yo”. Jesús promete estar con sus discípulos “hasta el fin del mundo”. Por consiguiente, promete su presencia con los discípulos cuando hagan la obra de evangelización y plantación.

  1. El ministerio de plantación de iglesias de los Doce

El libro de Hechos revela que los discípulos tomaron en serio el encargo de Jesús. Como resultado de su obediencia, los Doce establecieron sólidamente la iglesia en Jerusalén y muchas congregaciones en los hogares.

  1. Los Doce como misioneros sembradores de iglesias

El propósito de Lucas es mostrar el avance del evangelio mientras se extiende desde Jerusalén hasta lo último de la tierra y de los judíos a los gentiles. Por ello, en lugar de dar un recuento completo de las actividades de plantación de los Doce, y mucho menos una explicación de una estrategia específica, Lucas simplemente sigue a Pedro y Juan con un enfoque mayor en Pedro. Pese a esta pequeña cantidad de datos bíblicos, no obstante, vemos evidencia de que los Doce fueron obedientes a la Gran Comisión y que su práctica evangelizadora fue
intencional cuando intentaban establecer iglesias en Jerusalén y luego “hasta lo último de la tierra” (Hch. 1:8).

Lucas se centra en los inicios de la misión en Jerusalén y destaca el enorme éxito allí (Hch. 2:41, 47; 4:4; 5:14; 6:7), tanto en la evangelización como en el establecimiento de la iglesia. Hasta el martirio de Esteban y la persecución de Saulo, Lucas registra: “Y crecía la palabra del Señor, y el número de los discípulos se multiplicaba grandemente en Jerusalén…” (Hch. 6:7). Jerusalén se convierte en el centro desde el cual las zonas de los alrededores son
alcanzadas con el evangelio.

Fuera de Hechos vemos otras indicaciones de un ministerio de plantación de los discípulos más allá de Judea. En la extensa conclusión de Marcos, los discípulos recibieron la comisión de Jesús: “Y ellos, saliendo, predicaron en
todas partes…” (Mr. 16:20)25. La primera actividad de plantación ocurrió cuando los Doce plantaron la iglesia de Jerusalén y luego comenzaron a llevar el evangelio a las regiones gentiles.

  1. La estrategia y metodología de los Doce

No existe suficiente evidencia para decir con seguridad que los apóstoles tenían una estrategia para llevar a cabo la Gran Comisión hasta “lo último de la tierra” (Hch. 1:8). El Nuevo Testamento sí provee suficiente evidencia al menos para mostrar que dicha estrategia era posible, si no probable.

“La proclamación de las buenas nuevas de la acción redentora de Dios en Jesucristo a la mayor cantidad de personas posible, a judíos y gentiles, en todas las regiones y entre todos los pueblos, en cada oportunidad”

Predicaron el evangelio profusamente

En Hechos, los apóstoles practicaban de forma continua la enseñanza y la predicación de las buenas nuevas (Hch. 2:42, 46; 5:42). Además, los discípulos aprovechaban cada oportunidad que tenían para extender el mensaje del evangelio. Cuando los apóstoles viajaron para respaldar la misión samaritana aprovecharon la ocasión para predicar en las poblaciones de los alrededores (8:25). Predicaron en el templo (Hch. 2:46; 3:11; 5:20-21, 42; cf. 5:12), en las casas (Hch. 2:46; 5:42; 10:27) y ante el concilio judío (5:27-32) en Jerusalén, en las poblaciones de alrededor y en las ciudades de Judea, Galilea y Samaria (8:25; 9:31-32)30.

El resultado de esta abundante siembra fue que la zona se saturó con el mensaje del evangelio. El número de discípulos de Cristo continuó creciendo. La persecución de Hch. 8:1-4 es una evidencia mayor de que el evangelio se había extendido por Jerusalén y se asentaba de forma efectiva.

Otra evidencia de la amplia predicación del evangelio y del éxito que le siguió es el establecimiento de la iglesia en la región. El ministerio de enseñanza constante en la iglesia (Hch. 2:42-47; 5:42; cf. 9:31-32) es evidencia de que los apóstoles estaban comprometidos con el discipulado de estos nuevos creyentes y el establecimiento de la
iglesia. Los que hoy en día se involucren en la tarea de plantar iglesias no deben perder de vista que el principal medio utilizado por ese primer movimiento de plantación fue la predicación abundante del mensaje del evangelio en cada oportunidad. La plantación de iglesias en el Nuevo Testamento empieza y depende de la predicación abundante del mensaje del Cristo resucitado.

Ellos respondieron a la receptividad.

Otro factor clave de la actividad de plantación de iglesias de los apóstoles es su patrón de respuesta a las personas receptivas. Cuando los samaritanos fueron receptivos a la predicación de Felipe, los apóstoles les enviaron a Pedro y a Juan (Hch. 8:14)33. Allí los discípulos respondieron a la receptividad de los samaritanos y se dedicaron al ministerio de la predicación y la enseñanza (8:25). El texto no revela cuánto tiempo duró ese ministerio. La plantación de iglesias entre los samaritanos fue el resultado del apasionado trabajo de evangelización entre las personas que estaban receptivas al mensaje del evangelio.

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