Pablo el “enviador”

Autor: Marcos Domínguez

El Apóstol Pablo es un modelo a seguir como plantador de iglesias pero a su vez también es un modelo a seguir como “enviador” para que otros planten iglesias. Al leer el libro de los Hechos encontramos que por cada ciudad que Pablo pasaba se plantaba una iglesia, se conformaba una congregación, se levantaban lideres y continuaba. Pero si bien para Pablo este era el modus operandi cuándo llegaba a cada nueva ciudad, él entendía que como la obra era tanta  tenía que seguir empoderando a más hermanos para que continúen con la evangelización y la plantación de iglesias, es así que le dice a Timoteo: “Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros.” (2 Timoteo 2:2).

Pablo comprende lo fundamental de que esta tarea se repita infinitamente y que únicamente se finalice cuando Cristo vuelva. Ejemplo de ello es la carta para los colosenses y la carta perdida a los hermanos de la Odisea, son dos congregaciones que Pablo no fundó pero se cree que fueron fundadas por los que él envió a seguir con la tarea y que luego por ese mismo motivo envía como soporte a Tiquico para ayudar.

Pablo entendió el rol que tenía como “enviador” y es por eso que termina desafiando a todo el cuerpo de Cristo con la siguiente frase en el libro de Romanos:

“¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique? ¿Y cómo predicarán si no fueren enviados? Como está escrito: !Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas!” (Romanos 10:14-15)

 Sigue siendo un desafío vigente aplicando a cada una de nuestras vidas. Necesitamos más “enviadores”, necesitamos más iglesias.