Juntos y preparados

Autor: Osvaldo Carnival

“Tú, pues, sufre penalidades como buen soldado de Jesucristo. Ninguno que milita se enreda en los negocios de la vida, a fin de agradar a aquel que lo tomó por soldado. Y también el que lucha como atleta, no es coronado si no lucha legítimamente. El labrador, para participar de los frutos, debe trabajar primero. Considera lo que te digo, y el Señor te de entendimiento en todo.” 2 Timoteo 2:1-7

En este texto de la carta de Pablo a su hijo espiritual, el apóstol nos presenta tres imágenes que nos son de gran ayuda para poder prepararnos para un gran año. Pablo utiliza a tres personajes contemporáneos a él y a Timoteo: El soldado, el atleta y el labrador.

    1- EL SOLDADO

El soldado se enrola, hace filas, practica, está 100% comprometido con una causa.  De igual manera, el evangelio se milita. Hay un compromiso en la fe. Uno debe jugarse por Jesús.  No se puede vivir la fe en Jesucristo como una religión superficial. 

¿Habrá una causa en el evangelio? ¿Por qué será que hay tantos cristianos fríos? El que no tiene nada por lo que morir, tampoco tiene nada por lo que vivir. Hay causas muy nobles y filantrópicas por las que miles de personas dejan la vida… ¿Cuánto más debería suceder con la predicación del evangelio de Jesucristo, que es lo único que realmente puede salvar al ser humano? ¿Cómo no vamos a militar por ello? 

El 99% no alcanza. Si no es el 100% no sirve. De eso se trata el verdadero vivir lleno del Espíritu Santo. El que milita, el soldado, nos habla de lealtad. La lealtad es un valor fundamental porque significa que no hay doblez, no hay vuelta atrás. Cuando el soldado desembarca a la conquista sabe que hay chances de que no pueda regresar, pero aun así avanza. La lealtad se basa en la obediencia. En la disposición incondicional de seguir a Jesús, pase lo que pase, más allá de las posiciones personales. 

El valor del soldado es proseguir a la meta sabiendo que Dios va por delante. Todos los grandes personajes bíblicos, los héroes de la fe, tuvieron que tener valor, todos tuvieron que ser valientes,  todos tuvieron que exponer su fe, todos tuvieron que entregarse por completo por la causa y por lo que creían. 

    2- EL ATLETA

Pablo destaca el esfuerzo de los atletas, lo compara con una lucha. No alcanza con el talento del deportista. He visto en la vida mucha gente talentosa que no llegó lejos. El talento necesita algo más…  

Y lo primero que necesita es disciplina. . Los que llegan son personas disciplinadas, aplicadas.  La disciplina en la vida de oración, que nos lleva a tener todos los días nuestro tiempo para buscar de Dios. Nadie puede ser discípulo de Jesús si no tiene disciplina. Disciplina tiene que ver con establecer prioridades, con establecer hábitos. Primero Dios, y luego todo lo demás. Al establecer prioridades se ordena la vida. 

En segundo lugar, para llegar, el atleta necesita del sacrificio. La persona que no está dispuesta a sacrificios en el mundo del deporte, que no tiene hambre, que está cómoda, no es alguien que vaya a llegar lejos. Aquel que quiere progresar y que quiere tener alto rendimiento sabe que debe esforzarse y hacer sacrificios. Quizás viajar desde lejos hasta el club, hacer doble turno de entrenamiento, alimentarse bien, no tomar alcohol, perderse de encuentros sociales, etc.  Y así pasa con la fe. El camino de fe, el camino que Pablo le sugiere a Timoteo, es un camino de sacrificio. Le dice que va a tener penalidades, que las va a sufrir. A nadie le gusta sufrir, por supuesto, pero es imposible no sufrir para alcanzar lo que deseamos en la vida. Sufrir de tener que decir que no a ciertas cosas o de tener que defender lo que creemos sin importar que se mofen de nosotros, que nos critiquen, que nos agredan. Ser capaces de decir “No importa lo que pierda, yo quiero a Jesús”. 

    3- EL LABRADOR

Del labrador podemos destacar su trabajo esforzado. El trabajo del labrador, al rayo del sol, con los bueyes, abriendo el surco la tierra, de sol a sol, golpeando, sin clemencia. Los atajos no nos van a llevar a ningún lado en la vida. Vivimos en la cultura del “zafe”, es una característica de esta generación. Pero podemos estar seguros de que nada se alcanza en la vida sin un trabajo esforzado. Nadie puede tener una economía sustentable, nadie puede tener un hogar sólido, nadie puede desarrollar un ministerio para servir al Señor, sin un trabajo esforzado

Y otra  cosa a destacar del labrador es la paciencia.  Santiago 5:7 dice “por tanto, hermanos, tened paciencia hasta la venida del Señor. Mirad cómo el labrador espera el precioso fruto de la tierra, aguardando con paciencia hasta que recibe la lluvia temprana y la tardía”.  Yo tengo que hacer lo mío y luego Dios va a hacer lo suyo. Joel también habla de la lluvia temprana y la tardía, y está hablando allí del Espíritu Santo. 

Cuando nosotros nos entregamos, cuando estamos dispuestos a militar el evangelio, a vivir con valor y con lealtad ante los ojos el Señor, cuando hacemos sacrificios y desarrollamos una vida disciplinada como la del atleta y trabajamos esforzadamente como el labrador, podemos descansar tranquilos. La lluvia temprana y la tardía van a llegar. El Espíritu Santo nos va a visitar y podremos estar tranquilos de que tendremos un gran año.