Testimonio de Elvio Canavesio: La visitación del Espíritu Santo en el Seminario Bíblico de City Bell

Mi mente puede ir años atrás y recordar que a los inicios de mis veinte, en el año 1950, hace 65 años atrás, era joven y nuevo, y sin saberlo, en ese tiempo la iglesia era muy pequeña. Todo era seco, vivíamos como en un desierto espiritual, y recuerdo que era uno de los veinte estudiantes en la escuela bíblica y de repente me vi atrapado en un encuentro con algo increíble, no común en este mundo.

                Un día la gloria de Dios descendió sobre la escuela. Honesta y sinceramente les digo que nos mantuvimos un mes y medio dentro de la escuela, no más clases, no más libros, simplemente nuestro tiempo era estar de rodillas.

De vez en cuando nos alimentábamos para mantener nuestro cuerpo y alma, y dormíamos por un par de horas pero nos mantuvimos por un mes y medio  viviendo con esa gloria de Dios.

                Un día el poder de Dios me tocó y recuerdo haber quedado tirado detrás de mi cama, se lo podrán imaginar. Después de eso Dios me habló mencionando mi nombre y yo estaba completamente quebrantado delante de Él. Me dijo: “Te tomaré hijo y te llevaré alrededor del mundo para que proclames mi nombre y para que proclames salvación a los perdidos de este mundo, te sacaré de este país”.

                Dios me llevaría a 43 países alrededor del mundo. Recuerdo que nos levantamos para estar delante de Dios y vivir con Él mucho antes de que el amanecer llegara. Recuerdo también que cada vez que íbamos a algún culto, o cada vez que íbamos a iniciar un culto con mi esposa, en el momento en el que nosotros entrabamos al lobby de la iglesia o a la entrada del lugar me movía como el viento por el Espíritu Santo. Me empezaba a mover en ese lugar y de repente podíamos ver que las almas se salvaban, los demonios eran echados fuera, la gente se sanaba, las personas se santificaban, y todo lo que nosotros hicimos era como aprender a andar como en un barco guiado por Él, moviéndonos como el Señor se quisiera mover”.

Las profecías acerca de Argentina y de la obra de Dios en el mundo entero fueron parte integral de aquella visitación. En un tiempo en que una iglesia evangélica grande contaba con seis u ocho miembros, el Señor les declaró que los estadios se llenarían de personas buscando a Dios. Pese al rechazo y las burlas que recibieron de muchos hermanos de las iglesias en muy poco tiempo se llenaron estadios con el poder de Dios durante la campaña con Tommy Hicks.

Estudiantes del IBRP han participado de las olas de avivamiento que hemos vivido en Argentina desde aquella década tan importante. Fueron todas las noches a la Campaña de Carlos Annacondia en City Bell y en

La Plata en 1984. Fueron estudiantes del Instituto que comenzaron con la nomenclatura “camillero” para los ujieres y “carpa de terapia” para el lugar apartado de la vista de todos donde se oraba por liberación.

En la década del 90 recibían mucho de Dios mediante Claudio Freidzon, Osvaldo Carníval, Hugo Weiss y otros. El Señor utilizaba también a los estudiantes en sus respectivas iglesias y a lo largo de estos años hemos visto señales sorprendentes del poder de Dios.

En la actualidad hay un mover de Dios amplio que se despliega en las plazas, en los trenes, en los colectivos, aun en las entradas de los shoppings… entregas al Señor con lágrimas, sanidades, llenura del Espíritu Santo. Los estudiantes salen constantemente a evangelizar, en grupos hasta de60 o más, en su tiempo libre. La trayectoria de carga por los perdidos que siempre ha sido parte del ADN del Instituto continúa hasta el día de hoy.

*Extracto del Libro “El Legado”. Si desea adquirirlo comuníquese con las oficinas de la UAD.

LA BIBLIA… ALLÁ Y ENTONCES, AQUÍ Y AHORA

De Javo Romero

El estudio de la Biblia es una de las experiencias más enriquecedoras y transformadoras de la vida. Nos lleva a conocer a Dios, a reencontrarnos con el sentido de nuestra existencia, y restaurar relación con nuestro próximo.

En la actualidad gozamos de múltiples programas de educación bíblica para todas las edades y con frutos evidentes. Pero, inicialmente y por mucho tiempo el acceso a las Sagradas Escrituras fue privilegio de unos pocos.

La historia de la iglesia da cuenta de relatos oscuros, en los que aquellos que la administraban profesaban un elitismo clerical, es decir, por un lado, sostenían un sistema en el que prevalecía un grupo de sanctus elegidos por sobre el pueblo y, por otro lado, intervenían en la sociedad en nombre de la religión pero con fines prioritaria mente políticos y económicos. Entendían que “las cosas de Dios” no debían estar al alcance de todos y mediante su interpretación particular abusaron del poder conferido perjudicando a muchas generaciones.

Luego, gracias a las transformaciones socio políticas, al progreso con la invención de la imprenta y a la reforma protestante comenzó una etapa que poco a poco derivaría en una iglesia adyacente al modelo de Jesús: Dios en medio del pueblo, cercano al ser humano,  sin importar su estatus. La educación también avanzó y se hizo popular, facilitando que la Biblia sea leída en los hogares.

Adyacente no es sinónimo de igual, aún estamos en camino. También a los reformadores como Lutero, Zwinglio, Mélanchton y Calvino les costó en principio convivir con la idea de que la Biblia podía ser leída por todos.  Pero la puerta que abrieron posibilitó una fe sin (tanta) burocracia y hoy, siglos más tarde, podemos afirmar que la Biblia está al alcance de todos y de todas.

Ahora bien, lo “popular” en cuanto a la Biblia merece una reflexión.  Que se editen, impriman y vendan muchas Biblias, que se ofrezcan en múltiples idiomas y formatos,  que esté al alcance en términos “materiales”… ¿implica que la Palabra de Dios lo está?  Responder este interrogante requiere no solo de un análisis desde el balcón sino de un compromiso como iglesia, como pastores, como mayordomos de una verdad revelada que se vehiculiza a través de nuestra gestión ministerial.

Al observar (nos) en el amplio abanico de comunidades de fe que conformamos las iglesias cristianas protestantes, una cuestión nos convoca: el grave perjuicio que los fieles han sufrido y padecen aun hoy como consecuencia de una lectura despojada de recursos para el análisis hermenéutico  de la Biblia. Lectura que se refleja en la praxis ministerial, en la vida cotidiana y oficia de obstáculo en el cumplimiento de nuestra misión.

Aquella libertad que nos bendijo hace siglos está siendo resquebrajada desde adentro de nuestros movimientos. Fuimos libres de una verdad parcial contaminada por tradiciones humanas, coartada por un poder unilateral e incuestionable, que daba las espaldas al pueblo y ofrecía-escondía  al credo en un lenguaje ajeno.  Hoy en día esa independencia se ve afectada por quienes apoyados en “su” popularidad propagan enseñanzas que vuelven a  ubicar a los elegidos por sobre los feligreses, condicionando la vida en abundancia ganada en la Cruz. Lamentablemente, algunos creyentes –entrenados por el mercado- consumen estos artefactos ideológicos sin discernimiento y en la búsqueda de ese mismo “éxito” incorporan a sus vidas creencias ajenas al Reino de Dios.

Un colega me dijo hace unas semanas  “antes el pueblo estaba preso de un Papa infalible, hoy está preso de pequeños papas indoctos”. Cuando lo escuché hice silencio, me dolió y hasta me enojó un poco su expresión. Luego, meditándolo a solas, comprendí tristemente que algo de verdad contenía esa sentencia.

En un contexto pos moderno se habla de verdades parciales y coincido en que es irrefutable la riqueza que nos ofrece la manifestación de la multiforme gracia de Dios. Me considero un promotor de la diversidad del Cuerpo de Cristo. Pero a su vez sostengo que no es posible hablar de iglesia si se pierde de vista al único que se proclamó Verdad, Camino y Vida. Él es el único modelo terminado, su persona es nuestra luz en este mundo cambiante, es decir, Jesús es el límite de nuestra interpretación.

Desconocer la idiosincrasia de los libros bíblicos nos puede llevar a un abordaje incompleto de lo que el pasaje relata. Asimismo, cada lector se encuentra atravesado por varios factores que influyen en su manera de significar el texto; la cultura en la cual creció, su formación en la fe, las creencias y valores fruto de sus experiencias, sus referentes, etc.  Muchas veces padecemos de una jergafasia teológica, promoviendo principios  de la cultura judía o de nuestra cultura particular en lugar de predicar y enseñar los principios bíblicos con los que el texto nos confronta.

Las verdades bíblicas son contemporáneas a todas las generaciones y son universales, es decir, de aplicación en todas las épocas y a todas las culturas.

Al estudiar la Biblia podremos, por ejemplo, descubrir el principio de la salud e higiene en la normativa de apartar a la mujer menstruosa; preguntarnos si acaso el hecho de que las mujeres del templo pagano de Afrodita, en Corinto, se rapaban requería que en esa época las cristianas se diferencien con cabelleras largas; afirmar que el Espíritu Santo ya no desciende únicamente sobre los profetas como en el Antiguo Pacto, sino que habita cada creyente y este servicio se manifiesta en el ejercicio corporativo de los dones etc. Así, se amplía nuestra imagen de Dios, des ligándolo de la literalidad con la que lo amarramos a postulados y tradiciones falaces.

La humildad ante la Biblia, ante un maestro, ante nuestras limitaciones, nos protege de la humana tendencia a adueñarnos de la verdad y nos mantiene a los pies del Maestro más allá de nuestros títulos, logros o trayectorias.

Miremos la historia para aprender de ella. Estimulemos a las nuevas generaciones a enamorarse de la Biblia, a dedicar tiempo de sus vidas para estudiarla en profundidad, a cuestionar los discursos y aferrarse a Su inmarcesible Palabra.

Aquí y ahora, la Biblia está al alcance. No desperdiciemos esta extraordinaria oportunidad.

Que la palabra de nuestro Señor corra y sea glorificada. II Tesalonicenses 3.1

LA FE Y EL EFECTO DE PIGMALION

Por Wayne Cordeiro

Todavía estaba hablando Jesús, cuando alguien llegó de la casa de Jairo, jefe de la sinagoga, para decirle:  Tu hija ha muerto. No molestes más al Maestro. Al oír esto, Jesús le dijo a Jairo: No tengas miedo; cree nada más, y ella será sanada (Lucas 8:49-50).

Esto me recuerda al efecto Pigmalion.  En términos simples significa que lo que creemos puede que eventualmente ocurra.  Por ejemplo, si yo pienso que voy a fallar, en mi corazón yo tendré esa tendencia que eventualmente se hará realidad.  Para evitar cualquier expectación negativa, debemos siempre esperar lo mejor.

La Biblia define la fe como “la forma en la que vemos las cosas.”  La fe es poderosa y debemos usarla correctamente.  Lo que llamo mi atención en este pasaje fue el mal uso de la fe.  Aquí la gente creía que la niña estaba muerta, pero el Señor les dijo, No teman, sigan creyendo.

De igual manera cuando usamos nuestra fe, no podemos usarla en creer lo peor.  Necesitamos usar nuestra fe para bien y para lo mejor y debemos mantenernos creyendo y esperando en el Señor.

Es fácil cuando estamos en el ministerio, arrastrar nuestra fe y movernos en una ‘modo de mantenimiento’ rutinario. Si pensamos que estamos estancados en el mismo lugar y no estamos creciendo tendremos una tendencia en nuestros corazones que eventualmente se convertirá en realidad.  Hay veces cuando el Señor me habla tranquilamente y me dice, “Wayne, eso es mal uso de tu fe.”  Si no somos cuidadosos, lo que creemos eventualmente ocurrirá.

Nuestro futuro estará determinado por la forma en que lo vemos hoy. Entonces Jesús dijo al centurión: Ve, y como creíste, te sea hecho.(Mateo 8:13). Nosotros pintamos nuestro futuro con colores grises y colores diluidos pero Dios quiere pintar nuestro futuro con colores neón.

Para cooperar con el Señor, escribe las cosas que el Señor pone en tu corazón.  Pregúntate las cosas mas profundas que puedas imaginar, y luego pídele a Dios que te de la respuesta.  El Señor te dirá.  Cuando Dios te hable, escribe lo que Él te diga y por fe comienza a hacerlo.  Cuando piensas positivamente y crees que esta es una nueva etapa en tu vida, tu futuro comenzara a desenvolverse. A mi me gusta definir “visión” como el creer en la optima escena de cómo será nuestro futuro.

Puedo animarte a practicar la aplicación de tu fe?  Nuestra fe es como cualquier músculo, y necesita ejercicio para que crezca fuerte. Tenemos que alimentarle con las cosas que lo harán fuerte—a través de la lectura diaria de la Palabra, escribiendo tu diario y orando cada día.  Si estas decidido a tomar en serio tu relación con Dios, entonces tenemos que aumentar nuestra fe construyendo por nuestro futuro.

RECUPERADO: http://mentoringleaders.com/espanol/?p=427

El Brujo de la tribu es visitado en sueños

NUESTRA HISTORIA

Una historia a destacar aconteció cuando el misionero Berger se dirigió a la zona del Río Bermejo, en el distrito Rivadavia, Salta, con el deseo de llevar el evangelio a una nueva tribu que nunca había oído la Palabra de Dios. Allí se encontró con una gran sorpresa porque lo recibió el “médico” brujo de la tribu quien le contó el sueño que había tenido la noche anterior.

Había soñado que sobre un caballo blanco venía montado un hombre. La sorpresa fue que a la mañana siguiente lo vio llegar al misionero Berger Johnsen en un caballo blanco, el mismo que usaba para evangelizar, y era tal cual lo había visto en sus sueños. Una voz le dijo en el sueño: “Ese hombre les va a decir la verdad de todo lo que necesitan”. Entonces inmediatamente juntó a toda la tribu ante el misionero Johnsen para que les predicara el evangelio y fue un día de gran salvación.

 

*Extracto del Libro “El Legado”. Si desea adquirirlo comuníquese con las oficinas de la UAD.

LIDERAZGO CRISTIANO EFICAZ

De Jorge D. Arias

Si hay un recurso fundamental para un liderazgo cristiano eficaz, esa es la oración.

Se suele enseñar a la gente que la oración es básicamente hablar con Dios.  Pero para quien tiene la digna responsabilidad de dirigir o liderar a otros nunca será redundante enfatizar lo prioritario de este recurso.

Si hay un hombre de Dios que supo afrontar un alto desafío de Dios y culminar exitosamente la misión encomendada, a pesar de infinidad de contrariedades, ese fue Nehemías, copero del rey Artajerjes, luego constructor y restaurador de murallas y finalmente gobernador de la gran ciudad de Dios llamada Jerusalén.

Un estudio detenido del libro de Nehemías nos permitiría comprobar cuan gravitante fue este recurso en la muy eficaz tarea de este hombre de Dios. Nehemías fue llamado por el Señor a restaurar, o más bien iniciar prácticamente de cero, una virtualmente desaparecida obra de Dios. “Los que escaparon de la cautividad están en gran mal y afrenta…y sus puertas quemadas a fuego…” (Neh.1:3).

 

La oración de Nehemías se realza viendo en primer lugar lo que no hizo este hombre:

  1. No se detuvo a buscar a los responsables de las ruinas ni a justificar el mal

acontecido. Sospechar de un problema no es comprometerse con esa cuestión.

  1. No se embarcó en la búsqueda de causas escondidas filosofando sobre los problemas de la obra o tratando de descubrir mínimos detalles ocultos de fuerzas espirituales intervinientes.
  2. No asumió una actitud condenatoria ni un espíritu de juicio hacia los demás.
  3. No demandó soluciones de otros ni exigió responsabilidades ajenas.
  4. No reaccionó con una actitud liviana o superficial o una actitud de indiferencia egoísta.
  5. No procuró eludir responsabilidades propias ni disimular el problema, ni consentir el mal presente.
  6. No perdió el tiempo en amenazas, exhortaciones y planes inútiles con elaborados estudios sobre lo que más conviene hacer.
  7. No especuló con costos humanos, no se puso a calcular ni delegó a representantes que fueran en su nombre a solucionar el problema.
  8. No empezó a levantar firmas para formar una comisión que arregle las cuentas que sean necesarias.
  9. Tampoco asumió una arrogancia triunfalista autoproclamándose el portador del cambio, la renovación y el avivamiento.

                        

Lo que sí hizo Nehemías, fue asumir un fuerte compromiso de fe en base a lo que entendió de parte de Dios. Y la mejor evidencia de ese compromiso la manifestó en la oración. Les comparto el siguiente estudio al respecto:

La oración nº 1 de Nehemías  (Neh. 1:5-11)

Nehemías oró en pos de la visión de Dios. Ciertamente fue una oración eficaz por las necesidades.  Esta visión hoy bien podemos asociarla con la plantación de una iglesia o con la restauración de una obra.

  1. (Neh. 1:5) Oró invocando a Dios, se predispuso a recibir de El, no del hombre.

Oró con alabanza, elevando el corazón a Dios, y oró con gratitud, abriendo su corazón a Dios.

  1. (Neh. 1:6) Oró con perseverancia

Jesús se apareció a más de quinientos discípulos, pero diez días después, en Pentecostés sólo había ciento veinte. ¿Y los demás? Cuando la Biblia dice «Orad sin cesar» habla de una permanente actitud o disposición a la oración, no algo espasmódico.

En la parábola de las diez vírgenes no sólo hay un problema de falta de aceite sino también de falta de perseverancia.

  1. (Neh. 1:7) Nehemías se consideró parte del problema:

Su oración incluye una confesión personal, lo cual implica disposición a la autocrítica, sin excusas ni justificaciones, sin refugiarse en culpas de otros.

  1. (Neh. 1:8,9) Oró sobre la base de la Palabra de Dios: 1 Juan 5:14-15 dice: “ésta es la confianza que tenemos en él: si pedimos algo según su voluntad, él nos oye. Y si sabemos que él nos oye, en cualquiera cosa que pidamos, también sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho”. Nehemías no se aferró a tradiciones, parecer personal u opiniones ajenas, creyó en las promesas de Dios (Neh. 1:9; Dt. 26:33) y aceptó las demandas de Dios (Neh. 1:8; Ro. 4:21).
  2. (Neh.1:10) Nehemías se identificó con el interés de Dios: Su constante referente es Dios («tú, tus…, tuyos…»). No pretendía que Dios girara en torno a su yo. Era una oración teocéntrica, no antropocéntrica.
  3. (Neh. 1:11) Pidió con osadía. Dice Proverbios 21:1-“Como los repartimientos de las aguas, así está el corazón del rey en la mano de Jehová; a todo lo que quiere lo inclina. Artajerjes, su rey terrenal decidiría pero según lo que Dios, su rey celestial quisiera. Dios moverá el corazón de la gente y cambiará situaciones y lugares según nuestra oración de fe. Nehemías se atrevió a orar con atrevimiento.

En conclusión, frente a la necesidad y a fin de solucionarla, Nehemías decidió enfrentar personalmente la situación. Acudió primero a Dios con el problema, se respaldó no en una oración circunstancial sino en una vida de oración, y en su corazón estuvo la disposición adecuada, como para atreverse a pedir que Dios mueva aún lo inamovible, a pesar de todas las oposiciones que pudieran venir.  En verdad, Nehemías más que buscar suplir su necesidad ministerial o la necesidad de la obra, ¡buscó satisfacer la necesidad de Dios! La oración es el primer recurso con que nos equipa Dios para ser la respuesta más que a la necesidad del hombre, la respuesta al propio clamor divino.

El Espíritu Santo sigue diciendo: “¿A quién enviaré y quién irá por nosotros?” (Is. 6:8) La oración “-heme aquí, envíame a mí” fue la acción y recurso Nº 1 también de Isaías.

-¿Quién sigue?

HDM Argentina UAD

HDM Argentina UAD es un ministerio al servicio de las familias pastorales. Desde hace 28 años organizamos retiros enfocados en los hijos de pastores donde el encuentro con Dios y con chicos con sus mismas vivencias es transformador.

En esta oportunidad se realizará del 8 al 10 de marzo del 2019 en el Patronato de la Infancia, Benavidez, Buenos Aires.

El lema” HdM en casa” remite a la pertenencia a Dios. Él es hogar, roca y fuente de nuestra vida. Y la identidad de los HdM debe estar cimentada en Él.

Es un tiempo para invertir en la vida espiritual y relacional de nuestros hijos.

 

Coordinación: Javo&Caro Romero con el Nuevo Staff HDM.

Dirigido a: hijos de pastores, misioneros, maestros IBR a tiempo completo.

Inscripción: +54 9 11 3239-9408

FB: HDM Argentina

IG: @hdmargentina

HdM Argentina UAD

EL SECRETO DE LA SEMILLA

De Martin Castells

Decía también: ¿A qué haremos semejante el reino de Dios, o con qué parábola lo compararemos? Es como el grano de mostaza, que cuando se siembra en tierra, es la más pequeña de todas las semillas que hay en la tierra; pero después de sembrado, crece, y se hace la mayor de todas las hortalizas, y echa grandes ramas, de tal manera que las aves del cielo pueden morar bajo su sombra.  Marcos 4:30-32

Quiero animarte con tres verdades que brotan de esta parábola

 

Primera verdad es saber que la semilla de mostaza se la conoce como la más pequeña, aunque no lo es, pero era la más pequeña conocida de esa época.

Aquí Jesús compara el reino de los cielos con la semilla de mostaza.

Lo que Jesús quería decirle era que algo muy pequeño podía convertirse en grande.

Lo que quiero compartir es que por más pequeño que sea tu comienzo en el ministerio puede convertirse en grande.

  1. Las grandes empresas empezaron siendo pequeñas empresas.
  2. Las grandes iglesias empezaron siendo pequeñas iglesias.
  3. Los grandes hombres empezaron siendo pequeños niños.
  4. Todo lo grande comenzó siendo pequeño.

Quiero animarte a que tomes en tu vida una pequeña semilla, como la semilla de mostaza, pequeña al principio pero dentro de unos años será muy grande.

La semilla, debe representar para nosotros, la palabra de Dios. Aférrate a una palabra de Dios por más pequeña que sea y un día será grande en tu vida.

Me gusta este texto de la palabra de Dios en 2º Corintios 9:10

“Y el que da semilla al que siembra, y pan al que come, proveerá y multiplicará vuestra sementera, y aumentará los frutos de vuestra justicia”

Hay dos detalles muy importantes en este texto por un lado la semilla y por el otro el pan. Estas dos cosas la da uno mismo, Dios.

Ahora están los que quieren pan y una vez obtenido se sacian y se quedan sin más.

Y están los que quieren semilla, que después que la siembran obtienen mucho fruto.

La diferencia está en el trabajo, el que quiere pan no necesita trabajar lo tiene, lo come y se queda sin nada.

En cambio el que quiere semilla, debe ir a sembrarla, regarla y esperar que crezca, pero después de un tiempo de trabajo y esfuerzo obtiene mucho fruto y más semillas para seguir sembrando.

¿Qué quieres pan o semilla?

El ministerio es así, Dios nos da semillas y es nuestra responsabilidad ir a sembrarla. Esto llevara trabajo, esfuerzo y perseverancia, pero al final veremos el crecimiento.

 

La segunda verdad es que el crecimiento no viene del granjero que planta la semilla.

El granjero no hace crecer la semilla. Ni siquiera sabe cómo crece.

Quiero decirte que tú no puedes hacer crecer la semilla de la Palabra, solo tienen que sembrarla en tu corazón y esa semilla crecerá sola.

Si tiene sembrada esa semilla en tu corazón y en tu mente y la riegas todos los días, es decir, la crees y la traes a tu memoria cada día, esa semilla por más pequeña que sea, brotara y un día se convertirá en un gran árbol.

1º Corintios 3:7 “Así que ni el que planta es algo, ni el que riega, sino Dios, que da el crecimiento”.

Solo Dios puede hacer que la semilla crezca. Si tienes la semilla plantada en tu corazón, Dios la hará crecer.

El ministerio es así, Dios se encarga de hacerlo crecer, tú y yo debemos sembrar su palabra y tener paciencia, pues la semilla una vez que es sembrada tiende a crecer.

Te paciencia, trabaja, esfuérzate y persevera, veras el crecimiento.

 

Tercera verdad, la semilla no solo te hará grande sino también fuerte.

La palabra de Dios grabada en tu corazón y mente, no solo te hará grande sino también fuerte.

Cuando digo, la semilla te hará grande, no me refiero grande en el sentido que el mundo cree, sino grande en el reino de Dios.

Cuando Dios mira a alguien que siembra la semilla, a ese Dios lo hace grande y fuerte.

Así como la semilla de mostaza de pequeña se transforma en un gran árbol, así Dios nos convertirá si tenemos una semilla de su palabra en nuestro corazón.

 

La semilla tiene una particularidad, debe morir para crecer, sino muere no puede llevar fruto. Juan 12:24 “De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto”

De nada nos sirve tener semilla en las manos o guardada, porque para que produzca la semilla tiene que ser sembrada, sepultada y entonces comienza a crecer y a dar frutos.

Tienes que sembrar la semilla y esta crecerá.

Una palabra de Dios “semilla” será suficiente para que vivas en lo sobrenatural

Mateo 14:28-29

Mat 14:28  Entonces le respondió Pedro, y dijo: Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas.

Mat 14:29  Y él dijo: Ven. Y descendiendo Pedro de la barca, andaba sobre las aguas para ir a Jesús.

Una palabra de Dios “semilla” te hará grande y fuerte en la vida.

Una palabra será suficiente para que alcances los sueños y empieces a vivir en la sobrenatural.

Es importante tener semilla. Una palabra de Dios puede cambiarte la vida.

Una palabra de Dios puede ayudarte a mantenerte vivo, con esperanza y confianza.

La semilla de la palabra de Dios, siempre va a ir creciendo, hasta que de fruto.

Tienes que ir por tu semilla.

  1. El granjero no hace crecer la semilla. Ni siquiera sabe cómo crece.
  2. El crecimiento no viene del granjero. Sino del que llamo al granjero a trabajar.
  3. La semilla no solo te hará grande sino también fuerte.

Nos habla de la impotencia humana, y del poder de la palabra de Dios.