“PASTORES” ESTRELLAS EN LAS MANOS DE JESÚS

Por José Luis Vena

 “El misterio de las siete estrellas que has visto en mi diestra, y de los siete candeleros de oro; las siete estrellas son los ángeles de las siete iglesias, y los siete candeleros que has visto, son las siete iglesias” (Apocalipsis 1.20).

¡La labor pastoral excede lo imaginado! Los Pastores son las “ESTRELLAS” en las manos de Jesús.

Y a su vez, sabemos que el Señor Jesús se mueve en medio de las congregaciones, todos aquellos que Él añadió y sigue añadiendo a Su Iglesia. El Señor las describe como “CANDELEROS” por cuanto irradian luz en medio de un mundo en tinieblas.

Apocalipsis es la revelación de los últimos tiempos. Es muy signi?cativo observar el capítulo uno cuando el Señor resucitado se revela a Juan. El que apoyaba su cabeza en el pecho de Jesús no pudo soportar Su gloria y majestad, y al verlo cayó como muerto a sus pies. El Señor se reveló a Su amado discípulo porque tenía una tarea que encomendarle: Escribir a los “ángeles” (Pastores) de las siete Iglesias.

Observar con detenimiento el desarrollo del libro es útil y muy oportuno. La distribución de estos dos capítulos nos ayuda a entender el rol de los Pastores y de las Iglesias locales. El Señor se revela a Juan, y surge la pregunta: ¿Por qué el mensaje a los Pastores de las siete Iglesias? Especialmente por lo que sigue, desde el capítulo cuatro en adelante, todo lo que acontecerá en el futuro de este mundo y en la eternidad.

El Señor resucitó victorioso. Esa es la introducción de Apocalipsis. A partir de la manifestación de la persona del Hijo lleno de gloria, le sigue un espacio que describe el lugar predominante y único que ocupan los Pastores. ¿Por qué le dedica el Señor Jesús una atención tan marcada?

Porque:

  • Los Pastores son los que el Señor estima como importantes y responsables de las Iglesias locales
  • La vida de los santos, su salud espiritual y santidad, depende de la tarea de los Pastores. La entrega, el cuidado de la sana doctrina y cómo éstos ministran a sus congregaciones, se ve re?ejado en la conducta de los santos.
  • La mención y descripción que hace el Señor Jesús de cada Iglesia los ubica en el plan de salvación. Esto indica que ningún ministro del evangelio puede atribuirse el derecho de hacer lo que quiere, sino que deben cuidar las leyes espirituales que tienen que regir la vida de los creyentes.
  • Cada una de las Iglesias mencionadas re?ejan la condición de vida que hoy viven muchas congregaciones: En  primer  lugar,  están  las  que  son  ?eles  y  se  han  esforzado  por  trabajar arduamente por amor del Señor, pero perdieron el primer amor, o sea, el sentido de sus vidas a la luz del nuevo nacimiento y como Cuerpo de Cristo; siguen aquellas otras con un bajo per?l de sí mismas, muy distinto al sentir del Señor Jesús, porque Él les dice que no son pobres sino ricas, y las exhorta a ser ?eles hasta el ?n; en tercer lugar, hay congregaciones que moran donde está el trono de Satanás, y están infestadas por falsas doctrinas que Dios aborrece, y advierte que vendrá contra ellos con la espada de Su boca si no hay arrepentimiento; las siguientes congregaciones son las que han dado espacio a espíritus mentirosos que seducen y engañan a los que viven livianamente en el pecado y viven engañados porque creen que logran descubrir las profundidades del pensamiento, y no son otra cosa que profundidades de Satanás; en quinto lugar están aquellas congregaciones que tienen nombre de que están vivas sin saber que hay muerte en ellos por cuanto sus obras son malas; aunque tienen algunos entre ellos que son ?eles; en sexto lugar se destacan las que son ?eles y a quienes el Señor se revela diciendo que tiene la llave de David y que abrió puerta delante de ellos, aunque Él sabe que no tienen mucha fuerza pero guardaron la Palabra y no negaron Su nombre, éstas son guardadas aun en los  momentos  de  prueba  las  más  difíciles  que  vienen  sobre  la  tierra;  y  por  último,  hay congregaciones que viven sin de?nición espiritual, ni frías ni calientes, sino que son tibias a las cuales el Señor vomitará de Su boca, porque se sienten ricas, pero no conocen las verdaderas riquezas en Dios.
  • Todas estas Iglesias tienen cosas que examinar, pero en todos los casos, la misericordia del Señor es grande porque les hace saber que Él tiene grandes promesas si se arrepienten. El “arrepentimiento” es clave; volverse al Señor de corazón, guardar la doctrina del evangelio anunciado, eliminar lo nocivo y pecaminoso, y valorar el poder de la vida que proviene de Él es maravilloso, milagroso y glorioso.
  • Este procedimiento en las Iglesias locales en la obra de santi?cación, es vital. El último mensaje indica el punto de transición por cuanto el Señor anuncia que Él está sentado en Su trono y Su anhelo es compartirlo son los Suyos y que se sienten así como Él se sentó con el Padre celestial en Su trono.
  • A partir de estos dos capítulos se abren los cielos para ver lo que acontece con el Señor en Su gloria. Los acontecimientos que se sucederán a partir de estos capítulos sacudirán la tierra, el cielo, y la exaltación del Señor Jesucristo con Su Iglesia no tiene precedente alguno.

El Apocalipsis o el Libro de las Revelaciones tiene un contenido eterno. Las Iglesias locales en la faz de la tierra son el paso obligado de los santos, y conforme a la FE y los frutos que den, así será el nivel de recompensa y exaltación junto con el Señor.

Los Pastores son personas claves para que los santos lleguen a ser participantes de las glorias que están preparadas para los ?eles. No es simple ni intranscendente la tarea y función de los Pastores. Son indispensables y necesarios por amor a la Iglesia del Señor Jesucristo. Es preciso que todos los Pastores se examinen a la luz de la Palabra del Señor bajo la guía del Espíritu Santo para discernir y reconocer qué cosas pueden afectarlos: Actitudes incorrectas, intereses personales que los mueven a tener un comportamiento no correcto, una conducta que está regida por criterios humanos y doctrinas que han abrazado a través de tiempo y que no corresponden con el Nuevo Hombre.

La sana doctrina no es opcional.  Siempre se responde a una doctrina como dice la Palabra: “diferentes doctrinas”, “doctrinas de error”, “doctrinas de hombres”, “doctrinas de demonios”; pero el Señor exhorta a abrazar y ser ?eles y ?rmes con la “DOCTRINA DEL SEÑOR JESÚS”.

Pastores, cuán grande es la honra que tenemos de ser las “estrellas” en las manos del Señor. Los ojos del Señor velan por la vida de los santos, pero Él le habla a los Pastores. Ahí estamos todos nosotros.

Oigamos lo que dice el Espíritu. Apreciemos lo que ya tenemos y demos gracias a Dios por ello. Plantemos nuevas Iglesias locales, levantemos Pastores sanos y llenos del Espíritu Santo, y cuidemos la sana doctrina.

Los cielos se abren para recibir al Señor cuando venga a buscar a Su Iglesia. Que nos halle en el centro de Su voluntad y agrademos al Señor con nuestras vidas y con nuestro ministerio por la Amada, porque esta es nuestra prioridad en la vida.

UN GRAN EDIFICIO.

Por Eduardo Ariel Codagnone.

Observando la obra del Señor y las instancias presentes en las que desarrollamos el ministerio, no podemos dejar de compararla con la construcción de un gran edificio.

Esta forma de mirar, puede introducirnos perfectamente al tema en este contenido.

Al desarrollar una obra tan grande como lo es la vida de la iglesia de Cristo, no podemos menos que mirarla desde una visión mundial.

Cada uno de nosotros como ministros de Dios tenemos la mirada y el corazón en lo que estamos haciendo en nuestro pequeño rincón, en el pueblo o ciudad donde el Señor nos instaló, pero consientes que el ministerio de la iglesia está en todo el mundo en cumplimento al plan divino de llenar la tierra de su gloria como las aguas cubren el mar.

Sin duda tenemos que manejar con dedicación todas las herramientas que tenemos y atender la consigna que  recibimos, pero una mirada a lo  que el  Espíritu  de Dios está haciendo, hace que nuestras fuerzas se renueven al comprender que somos una pequeña parte de un todo que se extiende por doquier y llega  hasta lo último de la tierra.

Hablar de herramientas es un tema que a los ministros nos gusta mucho.

Todo abnegado trabajador nunca deja de pensar como realizar mejor su trabajo y producir mayor cantidad de frutos.

Cuanto más precisa sea la herramienta, permitirá mayor exactitud y mayor rendimiento.

Atreves del tiempo las iglesias y los ministros tuvimos que cambiar muchos métodos, programas y sistemas de trabajo que en otras épocas fueron nuestras herramientas más eficaces.

En verdad los cambios que debimos hacer y los que haremos aun, se hicieron necesarios a partir no solo de los tiempos que vivimos, sino de las instancias presentes en que se encuentra la iglesia de Cristo llegando ya al fin de los tiempos, como se menciona en I. Corintios 10:11.

Una característica histórica que hemos practicado como la autocrítica que llega a ser desmedidamente despiadada y ciega en otros casos, no nos deja ver que el Espíritu  Santo nunca se durmió en preparar a la novia de Cristo para el encuentro glorioso.

Como ministros del evangelio observemos que en las maneras en que miramos a la iglesia, determinara la herramienta que pensamos utilizar.

Para no distraernos con desmedidos detalles, reconozcamos que el hoy exige otras herramientas que no se conocían en los tiempos bíblicos al modo que las conocemos  y utilizamos en estos tiempos. Sin embargo, aunque no existía internet funcionando por dispositivos electrónicos, con sus siervos en la antigüedad y luego con su iglesia, y sus ministros en la actualidad, Dios utiliza y sigue utilizando celestianet.

Jesús vivía conectado permanentemente. Su conexión nunca se caía y su sistema nunca fallaba.

Cuando recibimos a Cristo como el Salvador de nuestras vidas, el Señor puso su Espíritu en nosotros con toda la capacidad que también operaba en él.

Podría ser que nuestro modem interior tenga algunos inconvenientes con los virus de las lógicas teológicas   y sus vertientes confundidas por las modas de las épocas, la simbología antigua, y las teorías eclesiales que nunca faltaron en la historia.

Una lectura detenida y sincera de la epístola de Pablo a los Colosenses, tanto como el libro de Hebreos y los nombres de Jesús en Apocalipsis pueden ejecutar el mejor antivirus espiritual para nuestro modem interior en la vida de servicio al Señor.

Con el mayor de los respetos. Miremos como herramientas del ministerio lo que nunca ha cambiado.

Nuestras mayores e infalibles herramientas del ministerio siguen siendo esa Palabra de Dios tan viva y eficaz como nunca antes, El poder de la sangre derramada por Jesús, la presencia todopoderosa de su Santo Espíritu y La gloria del Rey soberano en su trono junto al Padre.

Hebreos 12:2, presenta en extracto la obra completa del Señor, al modo en que se describe en I. Timoteo 3:14-16.

El Cristo glorioso en su trono de majestad no es simbólico o teórico, es la realidad maravillosa por la cual los que servimos al Señor podemos ver mayores cosas que las que se vieron en los tiempos de la iglesia naciente en el primer siglo en total cumplimiento a las palabras del Señor.

Mayores obras harán, porque yo voy al Padre.

Las herramientas que cualquier persona utiliza son las que se necesitan conforme a la instancia en la que está la obra que está haciendo.

Situarnos en el tiempo y en la instancia en que esta la novia de Cristo, nos ayuda a utilizar las herramientas más precisas.

Nosotros no vivimos en la historia sino en tiempos únicos coronado por el cumplimento de lo que Dios había prometido. De modo que lo que antes fue promesa divina, hoy es riqueza en Gloria en Cristo Jesús. Recordemos que nosotros no vivimos en el antes sino después.

  1. Después del nacimiento del Jesús, tal como fue prometido por el Padre. El día que ingresó en el templo se cumplió la profecía y la gloria postrera de ese lugar, sería mayor. Allí entro Dios mismo.
  2. Después que se plasmara en las Sagradas Escrituras la revelación del Padre y sus inigualables enseñanzas.
  3. Después de la obra redentora de Cristo consumada en la cruz con la que abrió el cielo, Juan 1:51. Y estableció el acceso directo al Padre.
  4. Después de los tres días en el sepulcro, cuando ingreso al reducto del ladrón y recupero las llaves que Adán perdió en el Edén.
  5. Después de la resurrección en gloria con la que dio respaldo a todo lo prometido en el pasado y todo el respaldo a quienes lo servimos hoy.
  6. Después del derramamiento del Espíritu Santo en pentecostés y en todos los altares donde es ministrado por la iglesia.
  7. Después de completarse las Sagradas Escrituras con la revelación total del Cristo reinante. Filipenses 2:5-11.

Nosotros estamos en el después de haberlo recibido como Salvador y servirlo como nuestro Señor. El único antes que reconocemos es Antes de su venida en gloria para buscar a su amada que lo espera, lo adora y lo anuncia mientras sigue siendo perfeccionada por el Espíritu Santo para ese encuentro celestial.

Presentaciones multimedia

Por Omar Fritz

Cuando conocí al Señor, en mis años mozos, por allí en la década de 1970, uno de mis primeros servicios al Señor fue colaborar con la Hna. Gladys, maestra de escuela bíblica en una humilde barriada “del otro lado del canal” en la ciudad de Bahía Blanca. Un día ella me pidió llevar el “franelógrafo”. “¿Frane qué?” -pensé, pués mi concepción de la palabra era completamente distinta. Resulta ser que era un trozo de tela (franela) a la que se le adherían las figuras que servirían como ilustración para la presentación de la clase.

Los años han transcurrido, y hoy la muchachada se encuentra como yo hace más de cuarenta años, sin saber qué era aquello, pero sí sabiendo lo que es un Proyector multimedia (mal llamado cañón) o una pantalla Led. Los tiempos han cambiado y se hace menester utilizar los fantásticos medios, recursos y herramientas que Dios nos está proveyendo; siendo uno de ellos las presentaciones multimediales.

Realizar este tipo de presentaciones es para algunos un mal necesario y para otros una pesadilla. Hoy, tanto en el ambiente laboral como en el nuestro, esta herramienta es casi omnipresente y es fundamental lograr dominar su uso.

Desde la perspectiva de quien ha asistido a innumerables conferencias, charlas, clases y ponencias, es que a continuación enumero algunos criterios que a mi humilde entender, se deben tener en cuenta para crear y efectuar una presentación:

Planificación. Es importantísimo delinear con claridad el objetivo que deseamos lograr con nuestra presentación, pues este nos guiará en el proceso de desarrollo de la misma. De esta forma ahorraremos tiempo y esfuerzo a la hora de su confección y de lograr el objetivo deseado.

Contenidos.

Estos deben ser bien visibles. Los colores de los diferentes elementos -texto, imágenes, gráficos y el fondo- deben contrastar lo suficiente como para posibilitar la clara, rápida y fácil lectura de los mismos. La calidad de las imágenes debe ser alta.

El fondo y los elementos comunes que aparecerán en todas las diapositivas debe ser cuidadosamente seleccionado para facilitar la lectura de los textos o la visión de las imágenes que se incluyan en la presentación. El diseño debe ser consistente y guardar una clara relación entre la diapositiva de título y las restantes.

Las líneas de texto deben ser como máximo seis o siete. Con un interlineado entre 1,2 y 1,5 para que no queden “aplastadas” las líneas intermedias. Esto facilitará enormemente su lectura y comprensión desde cualquier parte del auditorio. Así las líneas de texto no se confundirán.

La fuente ha de ser de fácil lectura, por ello la tipografía debe contrastar con el fondo. Su tamaño recomendado es de 30 ó 32 puntos para que sea claramente visible para toda la audiencia, aún para quien esté alejado del punto de exposición. Es conveniente (con una posible excepción en los títulos) utilizar Mayúsculas/Minúsculas. Todo el texto en mayúsculas aburre, confunde y da la impresión de que el orador está GRITANDO a la audiencia. Es conveniente, de acuerdo al interés y objetivo del expositor, utilizar versalitas, negrillas y subrayados; como así también distintos colores, siempre cuidando el principio de clara legibilidad desde cualqueir ángulo.

Las Imágenes o Ilustraciones. Su incorporación obedece a la necesidad de complementar la información textual haciéndola más comprensible, aportando información importante o facilitando la comprensión de los contenidos a nivel visual, no a la “belleza estética” (si bien es cierto que esta es de relevancia). Ellas deben ilustrar, aclarar los puntos oscuros o poco compresnibles. Es por ello que deben ser pertinentes al punto en cuestión. Hay que tener especial cuidado con las “imágenes animadas”, pues estas, por su característica fundamental -el movimiento- captan poderosamente la atención de la audiencia. Se debe recordar que estas deben complementar los contenidos que se desean presentar y nunca servir de distractores que dificulten la concentración de los oyentes en los conceptos que se exponen.

Exposición. Si lo anteriormente mencionado es importante y de tenerse en cuenta, este no lo es menos.

Ensayar antes. Se hace necesario, una vez terminada la elaboración de la presentación, ensayar su “puesta en escena” para evitar al máximo situaciones embarazosas o de confusión, pués puede no llegar a “funcionar” adecuadamente el orden de las diapositivas, las animaciones y demás elementos. No es desconocido por muchos que algún disertante en el mismo momento de comenzar su discurso entrega al operador su presentación y esta no es compatible con el equipo utilizado en el lugar, generando frustración, pérdida de tiempo y atención. Motivo por el cual es conveniente entregar al mismo con anticipación el material para evitar estas cuestiones.

En línea con lo precedente, es pertinente evaluar la conveniencia de si el operador manipula la presentación, o lo realiza el mismo orador. Existen elementos para controlar la presentación a distancia (control remoto con puntero laser), evitando así las interrupciones del “la próxima por favor”; “no esta no, la otra”; “dale para adelante… a ver… no dale para atrás” cuestiones todas que desvían la atención y le quitan profesionalidad tanto al uno como a la otra.

Respetar al auditorio evitando insultarlo leyendo el contenido de las diapositivas. Si el expositor lee los contenidos, está asumiendo que sus oyentes no saben leer. Es menester, entonces, sustraerse de leerlas. Se ha de recordar que la presentación es una “ayuda” para los presentes. El apoyarse desmedidamente en ellas manifiesta inseguridad y desconocimiento del tema tratado.

Evitar mirar la pantalla cuando se expone, salvo aquellos casos en que se quiera resaltar algún aspecto puntual señalándolo con el puntero láser.

Finalmente, si va con el tema, se puede incluir el Hashtag del mismo al inicio y al final de la presentación así como los perfiles en redes sociales. Esto facilita a la audiencia la participación en redes sociales sobre el asunto tratado y además se estará ayudando a mantener y aún aumentar los seguidores del tema, el ministerio y/o la congregación.

Siguiendo estas sencillas sugerencias, se logrará mayor efectividad en la presentación de distintas temáticas en distintos auditorios.

 

Fuentes:

Presentaciones Multimedia. C. Belloch – UVEG – https://www.uv.es/bellochc/pdf/Presentaciones%20multimedia.pdf

Cómo Hacer Presentaciones Efectivas. UNIVERSIA – www.universia.net

CUANDO ALGUIEN SE VA DE LA IGLESIA

Por Gerardo Sanders

Es muy lamentable cuando alguien de la congregación se aparta del camino del Señor y se vuelve hacia atrás luego de haberlo conocido. Podemos imaginarnos la profunda tristeza y el gran dolor que padeció el apóstol Pablo al momento de escribirle a su hijo espiritual Timoteo exponiendo la actitud de su colaborador Demas, “quien se marcho hacia Tesalónica, amando más este mundo” 2 TIMOTEO 4:10

Uno de los sucesos menos deseados de cualquier pastor es que se le vaya gente de su congregación. Si hay algo que nos duele extremadamente es cuando alguien que está con nosotros de pronto nos dice que se va de nuestro lado. Casi nada o muy poco se habla sobre esta cuestión entre consiervos. Tal vez, en caso extremo, uno se atreva a exponerlo con alguien de su más entera confianza tratando así de atenuar la congoja que esta noticia le produjo. Es que hay algo arraigado muy adentro nuestro que siempre nos impulsa a comentar más nuestros logros, tanto personales como ministeriales, que los reveces; buscamos no dar a conocer las cosas negativas, quizás por temor al que dirán o que pensaran de nosotros.

Los seminarios e institutos bíblicos instruyen a los futuros ministros en las diferentes áreas ministeriales pero generalmente no los preparan para estas penosas circunstancias. No estamos ajenos a que en algún momento esto pueda pasarnos, si no es que ya hemos atravesado por esta amarga y doliente experiencia. Es cierto que en todo lugar hay gente que debido a su estado espiritual interior, no quiere ni tampoco puede estar bajo una autoridad espiritual. También es sabido que existen personas itinerantes que recorren las iglesias buscando un cargo, un puesto o un
no se que… No nos dedicaremos aquí a adentrarnos en este asunto, mas bien consideraremos a aquellos que estando con nosotros, sirven al Señor, trabajan con mucho entusiasmo, tenemos interesantes proyectos para con ellos, y de pronto, algo acontece que los hace irse de la congregación para establecerse en otra y trabajar junto a otro Pastor.

HOY EN DIA ES PRACTICAMENTE IMPOSIBLE ENCONTRAR UNA CONGREGACION QUE NO TENGA ALGUN CREYENTE PROVENIENTE DE OTRA
La noticia de la partida de un hermano golpea fuerte en las emociones de un Pastor y si se trata de toda una familia el mazazo es aun mayor; queda una sensación entremezclada de angustia, tristeza, impotencia y resignación. ¿Que hacer cuando el ánimo decae, el corazón desfallece y uno se siente lastimado? ¿Y cuando la mente que nunca descansa, empieza a bucear entre los recuerdos más preciados de las vivencias compartidas junto al hermano que ya no está? Nuestra memoria evoca el día que llego a la iglesia, el instante aquel cuando abrió su corazón a Cristo, su bautismo, su crecimiento espiritual, y su compromiso para el servicio al Señor. Hemos orado con y por el, lo hemos guiado y aconsejado, estuvimos a su lado en sus luchas, en su pruebas y en sus momentos de
victoria y alegría. Lo hemos orientado a ejercer sus dones y talentos, lo apreciamos y lo amamos…

Si el caso fuere de un hermano que llegó a la iglesia procedente de otra congregación, seguramente seria casi igual, pues también recordaríamos el momento de su llegada y todo lo que invertimos en el tomándonos el tiempo para escuchar con paciencia su apenado relato, le hemos aconsejado para que pudiera resolver su situación personal para con su anterior pastor e iglesia, para luego si, recibirlo con calidez y afecto ocupándonos que sus heridas quedaran íntegramente sanadas. Nos gozamos viendo su progreso espiritual y lo que Dios hizo en su vida.
Pero rara vez nos detuvimos a pensar en el padecimiento que pudo haber causado el alejamiento de este hermano en el corazón de su anterior Pastor. Y ahora…, después de todos los momentos vividos y todo lo que hemos invertido en el, desde lo emocional, lo ministerial, nuestro amor, nuestro tiempo… ahora nos comunica esta dramática y sombría noticia: –“Pastor, me voy de la congregación”
DEBEMOS RECORDAR QUE LAS ALMAS NO SON PROPIEDAD EXCLUSIVA DE UN PASTOR NI DE UNA CONGREGACION; SINO QUE SON DEL SENOR

Por supuesto que todo Pastor desea que su iglesia crezca numéricamente. Pero no debemos olvidar que la parte espiritual es más importante que la numérica. Las cantidades son excitantes y tentadoras; pero podemos estar seguros que ellas no determinan el éxito ni el fracaso de los Ministros del Señor. Jesús nos pedirá cuentas, no sobre números sino como hemos realizado la misión que El nos ha encomendado. HEMOS SIDO LLAMADOS A GANAR ALMAS, NO A AMONTONAR PERSONAS

Los motivos por los cuales una persona toma la decisión de retirarse de la iglesia pueden derivarse de muchas y muy variadas circunstancias. Generalmente no es algo abrupto ni repentino. Una decisión así no se toma de la noche a la mañana. Es algo que va madurando lentamente en el corazón del cristiano.
SI ALGUIEN SE VA DE LA IGLESIA POR CAUSA DE LA GENTE, NUNCA ESTUVO POR CAUSA DE JESUS

Algunas de las situaciones que pueden precipitar tal determinación pueden estar relacionadas a los choques de autoridad y de poder entre los miembros o los líderes de la congregación, o problemas de vieja data que no fueron bien resueltos oportunamente. También los egos personales, los celos encubiertos y las envidias, creyentes con muchos años en la iglesia que gozan hoy de un apellido ilustre y prestigioso quienes quieren imponer sus conceptos en todos los asuntos eclesiásticos. Lideres devenidos en caudillos que se manejan en un contexto de autoritarismo o de intereses propios, hermanos con elevadas pretensiones ministeriales, las pocas posibilidades de servicio donde solamente participan quienes son afines a la idea o el pensamiento de los lideres o del Pastor, hermanos que se prepararon y tienen un tremendo potencial ministerial pero sienten que tienen un techo que no pueden traspasar, el estancamiento en el crecimiento debido a la poca enseñanza bíblica o a la falta de una visión clara, el desgaste que sufre un reducido grupo de hermanos quienes hacen toda la tarea de la iglesia y llevan toda la carga, problemas de criterio con el Pastor, problemas con la obediencia y la falta de sujeción, la no aceptación de una disciplina y aun pecados ocultos que no se quieren confesar ni sacar a luz, son solo algunas de las muchas razones.
TENGAMOS MUY EN CUENTA QUE LO MAS IMPORTANTE QUE UNA CONGREGACION TIENE, NO ES EL EDIFICIO, TAMPOCO LO SON LASESTRUCTURAS NI LAS ACTIVIDADES QUE DESARROLLA, SINO LAS
PERSONAS QUE LA COMPONEN
Echar mano a ciertas frases condenatorias cuando nos enteramos que alguien se va de
nuestro lado es una forma de ejercer una manipulación mezclada con una especie de
maldición encubierta. Esto no hace más que poner en evidencia el enojo que tenemos
dentro. Decirle a la persona: -Si te vas de la iglesia:… “te va a ir mal”, “te va a pasar
esto o aquello”, “vas a perder tu salvación”, “hagas lo que hagas, Dios no te va a
perdonar” o cosas similares, no solo no son correctas en la boca de un Siervo de Dios,
sino que añaden mas dolor y temor en el corazón del hermano… pero cuidado!!!
También cierra la puerta para un posible futuro regreso y encadena su espíritu a lo que
hemos sentenciado.
ME FUE DE MUCHA AYUDA Y DE SUMA BENDICION AQUELLA GRAN
ENSENANZA MINISTERIAL DE MI PASTOR, CUANDO UNA VEZ ME DIJO
QUE SI ALGUNA PERSONA SE IBA DE LA IGLESIA, NUNCA LE CERRARA LA
PUERTA. ELLA SIEMPRE DEBIA QUEDAR ENTREABIERTA POR SI
DECIDIERA VOLVER
Otro gran error que se comete a menudo es usar el pulpito para emitir juicios, hablar
mal o decir cosas negativas del hermano que se fue, sacando a relucir todos sus defectos
y errores pasados, o para prohibirle u ordenarle a la iglesia de no juntarse y ni siquiera
saludarle. De esta manera estamos afectando las emociones o el espíritu, o ambos, de la
congregación, y se mal emplea la preciosa oportunidad que Dios nos brinda de ser
instrumentos de bendición para alentar y enseñar las verdades de su Palabra. Seamos
cautos con todo lo que oímos y no le demos total veracidad a los comentarios
maliciosos que nos llegan pues muchos pueden no ser ciertos. Muchas veces no
comprendemos los planes soberanos de Dios. La partida del hermano puede ser una
estrategia y un propósito divino para el engrandecimiento y la extensión del Reino de
Dios y para bendición de la vida del hermano, de la nuestra y aun de muchos otros

NO PORQUE ALGUIEN SE HAYA IDO A OTRA CONGREGACION PASA A SER
NUESTRO ENEMIGO; SIGUE SIENDO NUESTRO HERMANO EN LA FE
Lo que debemos hacer ante esta situación es cortar con todo tipo de confrontación que
se pudiere producir. También debemos despojarnos de todo orgullo, pues la grandeza
consiste en reconocer nuestros errores y equivocaciones, si fuimos directa o
indirectamente responsables de alguna situación, aunque haya sido por inexperiencia
propia, debemos pedir perdón y perdonar las ofensas tal como Jesús nos lo enseñó.
Debemos orar y enseñar a la iglesia a orar por el hermano y su familia recordando que
todos somos parte del Cuerpo de Cristo. Pedirle al Señor que nos llene de su amor y
paciencia, y que su Espíritu nos ayude y nos guíe en esta y en otras circunstancias.
Clamar al Señor para que ningún resentimiento quede arraigado en nuestro corazón; ni
permitir que se critique al hermano que se fue haciendo leña del árbol caído. Buscar en
Dios, que si hubiere heridas propias y en el hermano, se sanen. Fomentar siempre la
armonía y la unidad. No nos olvidemos que aquel que se fue de la iglesia también puede
estar herido y lastimado por las circunstancias, y que también ama al Señor, tanto o más
que nosotros mismos, ALGUNOS HERMANOS NOS LLENARAN DE SATISFACCIONES, OTROS
PUEDEN HERIRNOS Y OTROS… NOS PODRAN ABANDONAR.

DETERMINADOS A CRECER Y EXTENDERNOS

Por Carlos Silveira.

El iglecrecimiento es un tópico que nos mantiene preocupados a todos los ministros. Invertimos nuestras vidas en llenar templos, salones, casas y todo aquello que podamos convertir en nuestra iglesia. Lo cierto es que, cuando hablamos de una iglesia creciente, no tiene la misma connotación en Ushuaia que en la Quiaca. No es lo mismo decir “tengo una iglesia grande” en Capital Federal o en la Matanza, que decir “tengo una iglesia grande” en San Carlos “Corrientes” o en “Picada Guatambú”, Misiones. Un pastor puede sentirse frustrado cuando compara la cantidad de sillas que tiene en su iglesia con la gente parada que quedan paradas en lugares donde la densidad de población supera ampliamente su realidad.

Hace veinte años conocimos con mi esposa, al pastor Alberto Weiss. Estábamos en nuestra luna de miel, pero el “Tio Weiss”, se ofreció de una manera tan cordial a atendernos y mostrarnos su trabajo que no pudimos negarnos. Llegamos a un pueblo de las altas cumbres llamado Yacanto. Con mucha satisfacción nos mostró el templo que había levantado, pero tuvimos que hacer la pregunta de rigor: “Cuánta gente asiste acá”. Con un poco de vergüenza nos dijo: “unos 20 adultos y 50 niños”. Lo cierto es que el pueblo no superaba las 700 personas. Ese varón de Dios nos podía dar cátedra de cómo tener una iglesia creciente. ¡Cuántos de nosotros quisiéramos alcanzar el diez por ciento de nuestra ciudad!

Después de varios años de ministerios y haber compartido con muchos ministros de distintas realidades podemos concluir, como todos lo sabemos, que el crecimiento de nuestra iglesia no son sólo números. Depende del lugar, las circunstancias, los momentos de nuestros ministerios y del obrar maravilloso del Espíritu Santo. No obstante quiero compartir algunas determinaciones que tenemos que tomar para poder extendernos y multiplicarnos conforme a la voluntad de Dios.

Lo primero que tenemos que hacer es determinarnos a dejar atrás el pasado de éxitos y fracasos. Isaías 54.1, le dice a una mujer estéril que se regocije. Sabemos que lo peor que le podía pasar a una mujer en ese tiempo de la historia era no tener hijos. Es como abrir la iglesia y tener a la esposa, a los hijos y al borracho que se convierte todas las noches y grita amén desde la puerta, pero su vida no cambia.

Si nos enfocamos en el fracaso, no vamos a poder salir adelante. Lo mismo ocurre si los éxitos del pasado bajo nuestro mentor es la vara que se alza para hacernos sombras. Dejemos de lado la falta de realización, el tiempo de no multiplicarnos, la frustración y el fracaso y regocijé monos en poder servir a Dios en el lugar donde nos puso. Si hay mil, prediquemos para mil, pero sí sólo son diez, también prediquemos como para mil. Seamos fieles con los pocos y Dios nos va a poner sobre muchos.

Otra determinación es cambiar la actitud de nuestro corazón y nuestra mente. La mujer estéril a la que habla Isaías debía levantar canción y dar voces de júbilo, porque todos se iban a asombrar de la cantidad de hijos que iba a tener.

Es increíble como el ánimo de un pastor descontento se transmite a la congregación, puede intentar sonreír y ser amable, pero lo que sale de su boca va a delatar la condición de su corazón. La frustración y la falta de visión del obrar invisible del Espíritu Santo tarde o temprano va contagiarse en su familia y en su congregación.

Tenemos que tener una transformación interior como la que predicamos en nuestras iglesias: ¡Dios cambia tu tristeza en alegría;  tu amargura es cambiada en esperanza; la duda por fe y la esterilidad por fertilidad! Cuando este mensaje es real en nosotros se va a hacer real en la gente que lo escucha. Luchamos contra diferentes frustraciones, pero la Palabra opera igual en cualquiera de ellas.

Otra determinación que tenemos que tomar es, reforzar las áreas débiles de nuestras vidas y fortalecernos para poder crecer. Ensanchar la tienda, modificar las habitaciones,  alargar las cuerdas y reforzar las estacas, requiere análisis, planificación y esfuerzo. No es sencillo analizar en qué áreas estoy teniendo debilidades, qué estrategias tengo que cambiar y cómo lo voy a hacer. Podemos estar convencidos que lo que hacemos va a dar resultados, pero no siempre ocurre así. Por experiencia puedo decir que no en todos los barrios se pueden hacer células. Las distancias lo impiden, las relaciones sociales de la comunidad, la inseguridad puede ser otro obstáculo. Lo mismo que cuando rediseñamos una casa, nos sentamos y pensamos qué necesito, que tengo que tirar abajo, qué materiales van a ser más apropiados y cuáles no. De ese modo nuestra auto crítica nos tiene que permitir ver qué tenemos que ensanchar: nuestro corazón, nuestra fe, nuestra mente, nuestra generosidad, nuestra visión. ¿Qué estaca tendríamos que reforzar: el compromiso, la oración, la Palabra, la entrega?

No es fácil este punto porque puede desmoronar todo lo que pensamos que estaba correcto en nuestro ministerio y nos puede hacer volver a empezar, pero vale la pena.

Una visión renovada nos determina a extendernos y multiplicarnos a “la mano derecha y a la mano izquierda y también a que nuestros obreros lleguen más lejos, heredando la tierra”.

La extensión es una promesa que puedo hacer que se cumpla o no. Los ministerios monopólicos no pueden extenderse a todo lo que Dios quiere. Tenemos que ser enviadores de obreros y no padres sobreprotectores. Se pueden equivocar y caer, pero van a poder levantarse y seguir si eso estuvo en nuestro ADN.

Las nuevas conquistas requieren un impulso corporativo. El temor a quedarnos sin obreros nos va a detener el crecimiento, pero darle alas va permitirnos llegar a las “ciudades asoladas” y darle vida. No importa quién llegó porque la obra pertenece a Dios.

 La última determinación que tenemos que tomar es ser restaurados para cosas mayores. Después de muchos fracasos Dios llamó “a la mujer” en Isaías. Le recordó todo lo que había pasado, quizás porque en momentos de éxitos nos olvidamos quiénes fuimos un día y cómo el Señor nos restauró, pero le renovó sus promesas y su pacto.

Dios restaurará los errores y vergüenzas del pasado. Él va a afirmar nuestra identidad como hombres y mujeres llamados al servicio y nos va a dar continuamente nuevas oportunidades.

Cuando nos encontremos cómodos y realizados van a aparecer nuevos desafíos, a Dios le encanta movilizarnos, incomodarnos y ponernos otra vez en la situación en que no sabemos qué hacer si El no interviene. Eso forja en nosotros un carácter de siervos dependientes de Dios, nos anima a mantener nuestro espíritu conectado con el de Él, pero nuestra voluntad rendida a su presencia.

Para concluir, quisiera realzar la importancia de ser determinado, la determinación me hará tener un rumbo, me ayudará a perseverar y a tener esperanzas.

Job. 22:8 Determinaras asimismo una cosa, y te será firme, Y sobre tus caminos resplandecerá luz.                

Nuestro Dios siempre nos brindará oportunidades para crecer.

LIDERAZGO CRISTIANO EFICAZ

De Jorge D. Arias

Si hay un recurso fundamental para un liderazgo cristiano eficaz, esa es la oración.

Se suele enseñar a la gente que la oración es básicamente hablar con Dios.  Pero para quien tiene la digna responsabilidad de dirigir o liderar a otros nunca será redundante enfatizar lo prioritario de este recurso.

Si hay un hombre de Dios que supo afrontar un alto desafío de Dios y culminar exitosamente la misión encomendada, a pesar de infinidad de contrariedades, ese fue Nehemías, copero del rey Artajerjes, luego constructor y restaurador de murallas y finalmente gobernador de la gran ciudad de Dios llamada Jerusalén.

Un estudio detenido del libro de Nehemías nos permitiría comprobar cuan gravitante fue este recurso en la muy eficaz tarea de este hombre de Dios. Nehemías fue llamado por el Señor a restaurar, o más bien iniciar prácticamente de cero, una virtualmente desaparecida obra de Dios. “Los que escaparon de la cautividad están en gran mal y afrenta…y sus puertas quemadas a fuego…” (Neh.1:3).

 

La oración de Nehemías se realza viendo en primer lugar lo que no hizo este hombre:

  1. No se detuvo a buscar a los responsables de las ruinas ni a justificar el mal

acontecido. Sospechar de un problema no es comprometerse con esa cuestión.

  1. No se embarcó en la búsqueda de causas escondidas filosofando sobre los problemas de la obra o tratando de descubrir mínimos detalles ocultos de fuerzas espirituales intervinientes.
  2. No asumió una actitud condenatoria ni un espíritu de juicio hacia los demás.
  3. No demandó soluciones de otros ni exigió responsabilidades ajenas.
  4. No reaccionó con una actitud liviana o superficial o una actitud de indiferencia egoísta.
  5. No procuró eludir responsabilidades propias ni disimular el problema, ni consentir el mal presente.
  6. No perdió el tiempo en amenazas, exhortaciones y planes inútiles con elaborados estudios sobre lo que más conviene hacer.
  7. No especuló con costos humanos, no se puso a calcular ni delegó a representantes que fueran en su nombre a solucionar el problema.
  8. No empezó a levantar firmas para formar una comisión que arregle las cuentas que sean necesarias.
  9. Tampoco asumió una arrogancia triunfalista autoproclamándose el portador del cambio, la renovación y el avivamiento.

                        

Lo que sí hizo Nehemías, fue asumir un fuerte compromiso de fe en base a lo que entendió de parte de Dios. Y la mejor evidencia de ese compromiso la manifestó en la oración. Les comparto el siguiente estudio al respecto:

La oración nº 1 de Nehemías  (Neh. 1:5-11)

Nehemías oró en pos de la visión de Dios. Ciertamente fue una oración eficaz por las necesidades.  Esta visión hoy bien podemos asociarla con la plantación de una iglesia o con la restauración de una obra.

  1. (Neh. 1:5) Oró invocando a Dios, se predispuso a recibir de El, no del hombre.

Oró con alabanza, elevando el corazón a Dios, y oró con gratitud, abriendo su corazón a Dios.

  1. (Neh. 1:6) Oró con perseverancia

Jesús se apareció a más de quinientos discípulos, pero diez días después, en Pentecostés sólo había ciento veinte. ¿Y los demás? Cuando la Biblia dice «Orad sin cesar» habla de una permanente actitud o disposición a la oración, no algo espasmódico.

En la parábola de las diez vírgenes no sólo hay un problema de falta de aceite sino también de falta de perseverancia.

  1. (Neh. 1:7) Nehemías se consideró parte del problema:

Su oración incluye una confesión personal, lo cual implica disposición a la autocrítica, sin excusas ni justificaciones, sin refugiarse en culpas de otros.

  1. (Neh. 1:8,9) Oró sobre la base de la Palabra de Dios: 1 Juan 5:14-15 dice: “ésta es la confianza que tenemos en él: si pedimos algo según su voluntad, él nos oye. Y si sabemos que él nos oye, en cualquiera cosa que pidamos, también sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho”. Nehemías no se aferró a tradiciones, parecer personal u opiniones ajenas, creyó en las promesas de Dios (Neh. 1:9; Dt. 26:33) y aceptó las demandas de Dios (Neh. 1:8; Ro. 4:21).
  2. (Neh.1:10) Nehemías se identificó con el interés de Dios: Su constante referente es Dios («tú, tus…, tuyos…»). No pretendía que Dios girara en torno a su yo. Era una oración teocéntrica, no antropocéntrica.
  3. (Neh. 1:11) Pidió con osadía. Dice Proverbios 21:1-“Como los repartimientos de las aguas, así está el corazón del rey en la mano de Jehová; a todo lo que quiere lo inclina. Artajerjes, su rey terrenal decidiría pero según lo que Dios, su rey celestial quisiera. Dios moverá el corazón de la gente y cambiará situaciones y lugares según nuestra oración de fe. Nehemías se atrevió a orar con atrevimiento.

En conclusión, frente a la necesidad y a fin de solucionarla, Nehemías decidió enfrentar personalmente la situación. Acudió primero a Dios con el problema, se respaldó no en una oración circunstancial sino en una vida de oración, y en su corazón estuvo la disposición adecuada, como para atreverse a pedir que Dios mueva aún lo inamovible, a pesar de todas las oposiciones que pudieran venir.  En verdad, Nehemías más que buscar suplir su necesidad ministerial o la necesidad de la obra, ¡buscó satisfacer la necesidad de Dios! La oración es el primer recurso con que nos equipa Dios para ser la respuesta más que a la necesidad del hombre, la respuesta al propio clamor divino.

El Espíritu Santo sigue diciendo: “¿A quién enviaré y quién irá por nosotros?” (Is. 6:8) La oración “-heme aquí, envíame a mí” fue la acción y recurso Nº 1 también de Isaías.

-¿Quién sigue?

LOS AVIVAMIENTOS

Por Edgardo Muñoz

Una pregunta interrumpió la quietud de esa fría y húmeda mañana de clases en el instituto bíblico residente. El profesor, que casi se resignaba al torturante silencio de sus alumnos, cansados y somnolientos cobró aliento. ¡Por fin había muestras de vida en aquel grupo caracterizado por el entusiasmo! Aquella mano levantada prometía el inicio de un juego digno de las expectativas y excelencia del docente. Era hora que el fervor del maestro se contagiara. La pregunta, sin embargo, revelaba que la llama tenía más de pábilo humeante que de fuego: “¿Qué respaldo bíblico tiene la palabra ‘avivamiento’?”

Claro está que ningún seminarista ingresa con una teología del avivamiento desarrollada. Solamente sabe que el término se repite una y otra vez en las iglesias, en las campañas evangelísticas y, en especial, en los predicadores promotores del mover de Dios. Pero la pregunta sonaba más a desafío que a ignorancia. De no tratarse de un profesor experimentado en el tema, la materia no hubiese sobrevivido al incidente.

La definición castellana de “avivamiento” es: “Incremento de la intensidad, la fuerza o la vivacidad de algo”. Etimológicamente lo compone el verbo “avivar” que inspira la idea de animar, dar viveza y hacer que se encienda el fuego. Es dar vida. En relación con la iglesia, apela a la necesidad de que no se apague la llama o fervor. También se puede referir a darle vida y revertir todo proceso de extinción.

La historia de la iglesia cita diferentes eventos que sacudieron al mundo, después de los cuales el pueblo de Dios no fue el mismo. Algunas veces como respuesta a un intelectualismo devastador. Otras, luego de un letargo o apatía. A todos estos fenómenos se les llamó avivamiento, porque algún nombre había que ponerle y… ¿Qué mejor que un sustantivo metafórico que se relacionara con el fuego?

Pero la Biblia cita la expresión de manera literal o evidencial reiteradas veces. La segunda carta de Pablo a Timoteo, capítulo 2 versículo 6 aconseja al joven pastor que “avive” el fuego del don de Dios puesto en él por la imposición de manos del apóstol. En este caso, el vocablo griego anazoopyrein se traduce como “dar vida al fuego” y charisma, que se traduce como don, está relacionado con la comisión al ministerio que Pablo oficializó en Timoteo mediante la imposición de sus manos. En otras palabras, el apóstol recomendaba a su discípulo que ejerciera con fervor el ministerio encomendado por la pura gracia de Dios.

En el Antiguo Testamento, Habacuc llega al final de su profecía pidiendo que Dios avive su obra en medio de los tiempos. Al principio reprochaba al Señor su permisividad ante la injusticia. Cuando Dios le dice que había un tiempo para el castigo, y también un instrumento, que serían los malvados caldeos, Habacuc vuelve a quejarse. Entonces el Altísimo revela con mayor amplitud su plan, aludiendo a sus obras pasadas. En consecuencia el profeta, al comprender que los planes del Señor son siempre sabios, clama para que el Rey del universo resurja (avive) las obras pasadas, y así se dé a conocer su perfecta justicia.

La palabra hebrea hayah, traducida como “aviva”, se emplea innumerable cantidad de veces en el Antiguo Testamento en el sentido de revivir, dar vida, sanar,     resucitar, recuperar y restaurar.

Definitivamente válido es el uso de la palabra avivamiento para la iglesia y para el ministerio. Podemos definir, entonces, al avivamiento como el estado del pueblo de Dios en el que se revitaliza y adquiere mayor fervor. Los creyentes se encienden y predican con denuedo el  evangelio, salen de su timidez, superan sus temores y se sobreponen a la inercia del egoísmo.

Algo semejante a lo descripto podemos observar en Hechos 4, cuando luego de la primera persecución y aprehensión de Pedro y Juan la llama del Pentecostés parecía apagarse. Pero el oportuno clamor de los creyentes abrió las puertas a la intervención de Dios con su poder. Un avivamiento irrumpió en la incipiente iglesia, y el pueblo de Dios cobró ánimo. Pero sin lugar a dudas, el principal protagonista de este avivamiento, y de los demás, ES EL ESPÍRITU SANTO. ¡No existe avivamiento sin la intervención de la tercera persona de la Trinidad!

Por lo general advertimos que el revivir de la iglesia suele acompañarse de una serie de características.

La primera de ellas es el gozo, el entusiasmo y la vehemencia en la práctica de la fe. Los creyentes se identifican mutuamente con fuertes lazos y abundante amor. Como consecuencia de tal estado, se observa un mayor compromiso con la gran comisión. ¡Sería un absurdo arder en el Espíritu y no ser testigos de Cristo!

Cada vez que la gran comisión adquiere relevancia llegan los milagros y señales. Por algo Jesús, luego de enviar a sus discípulos a todo el mundo, les habló de las señales que seguirían a los que creen.

Frente a la actitud más agresiva de los creyentes, ocurre lo que debe ocurrir: las conversiones dramáticas aumentan. A su vez, esos nuevos convertidos ramifican el mensaje entre los suyos, y se multiplica. Esto da lugar a la segunda característica que consiste en un fuerte impacto en la comunidad.

No existe un avivamiento silencioso. Tampoco un avivamiento de puertas para adentro. El avivamiento se propaga, se extiende, quema a su alrededor, deja influencia. Lo ocurrido en Pentecostés hizo que los transeúntes se preguntasen qué quería decir todo aquello. Los primeros creyentes tenían todas las cosas en común pero no vivían en un gueto. Cada uno regresaba a sus casas y allí desperdigaban las virtudes recibidas. La sociedad no puede permanecer indiferente cuando un sector hace ruido. Los milagros, las sanidades, las vidas transformadas, los cambios en los hábitos y en la moral  y tantos otros efectos de la irrupción espiritual hallan sus reacciones. A veces, las conversiones masivas amenazan ciertos negocios, como ocurrió con las tabernas durante el avivamiento de Gales. El perjuicio de algunos intereses conlleva a oposiciones de diversas índoles que no hacen otra cosa que divulgar más el mensaje y sumar exponencialmente la cantidad de creyentes.

Pero la tercera característica que identifica un revivir espiritual, tal vez sea la que da origen a lo demás: La intensa convicción de pecado. En la Corea de los años 50´s un diácono se puso en pie ante la congragación y, compelido por el Espíritu Santo, confesó públicamente sus faltas. Uno a uno le siguieron hasta que la iglesia entera se halló inmersa en la penitencia y búsqueda del Señor. El fuego no tardó en propagarse.

El Espíritu Santo da convicción de pecado. Los creyentes de muchos años, suelen estancarse y sumirse en una rutina de mera subsistencia espiritual. Pierden su contacto cotidiano con la fuente de santidad que es Cristo, y desvían su camino sutilmente. Un encuentro con Dios les confronta con su estado y les hace ver con gravedad lo que consideraban una insignificancia. La tibieza en la que andaban los volvía insensibles, pero ahora perciben su abominación y se abrazan a la gracia, porque, donde abundó el pecado sobreabundó la gracia. Al que mucho se le perdona, mucho ama, y en agradecimiento y amor a Cristo se lanzan a servirle y a proclamarlo como nunca antes. A veces, la sensación del pecado agobiante contrasta tanto con el alivio del perdón que el cristiano renovado manifiesta todo tipo de estallidos emotivos que no hacen otra cosa que aumentar la curiosidad y el deseo de otros por recibir lo mismo.

Los avivamientos también incluyen agentes que cumplen determinadas funciones.

Hallamos a los promotores de avivamientos. Son verdaderos profetas de Dios que llaman al pueblo a dejar la complacencia y sumergirse en la búsqueda del Señor. A veces parecen excesivos y absolutistas, pero si deseamos calentar un recipiente de agua a determinada temperatura, la fuente de calor debe ofrecer una temperatura mayor a la que se pretende. Lo mismo ocurre si tenemos que empujar un carro de una tonelada. Necesitamos una fuerza mayor a una tonelada para moverlo. Difícilmente los prudentes y cuidadosos muevan a la iglesia de su inercia.

Los opositores del avivamiento pueden no ser enemigos, sino agentes reguladores que con sus argumentos ayudan a pensar. También polarizan al pueblo, ayudando a que, los buscadores de Dios se enfervoricen más aún, y también alentando a que los verdaderos enemigos se definan y tomen distancia. Los opositores sinceros suelen adherirse a la causa más tarde, mientras que los defensores de sus intereses egoístas quedan olvidados en el camino.

Los administradores del avivamiento sacan un buen provecho a favor del Reino, poniendo orden y dirección a lo que pasa. Nadie puede ser un buen administrador del avivamiento al menos que se meta adentro. Desde allí bendice y ayuda a hallar un sentido teológico a cuanta señal aparezca. Los pastores debemos ser buenos administradores de las visitaciones de Dios para que nada caiga en saco roto.

Nunca faltan los mercaderes del avivamiento. Desde los tiempos de la Didache se empleaba la figura de mercaderes del evangelio. Aquellas personas que se valen de lo que ocurre para obtener algún beneficio. Algunos de ellos emergen como maestros y enseñan dogmas enredados, otros escriben libros con puras vanidades que distraen del verdadero objetivo de un avivamiento. Pero cualquiera de ellos intentará sacar algún provecho personal, sea económico o de notoriedad.

Aquellos idealistas viscerales, cuando se hallan frente a un mover extraordinario, quisieran que se instale definitivamente y que aún vaya in crescendo. Los que nunca vivieron aquellos tiempos de gloria incorporan a su creencia de que un avivamiento jamás debería irse, y que si lo hace, es porque la iglesia fue negligente.

Pero los avivamientos se comportan como las olas de la playa. Vienen por tandas y se retiran… la superficie de la costa nunca es igual cuando el agua retrocede. Se llevan cosas y dejan otras cosas, algunas de ellas van y vienen, pero las rocas permanecen inamovibles.

Casi todo motor funciona por impulsos discontínuos, sea eléctrico o a combustión. El sonido es posible gracias a las ondas que forma en el aire. De la misma manera una pared sólo se horada con golpes o erosión con una superficie irregular. De la misma forma, un avivamiento irrumpe, desequilibra, purifica, enriquece y se retira. Llega el momento de preguntarnos qué hacer con lo ocurrido y cómo aprovecharlo.

Los avivamientos vienen y se van. Pero si fueron legítimos nos dejarán la siguiente riqueza:

Habrá más convertidos, iglesias más llenas, pero también más iglesias. Seguramente habrá más llamados al ministerio, y de entre ellos más misioneros que saldrán al campo. Hallaremos institutos bíblicos con más asistentes.

También veremos a más cristianos practicar el evangelismo personal. Otros, ya no serán los mismos de antes. Aumentará el grupo de santos íntegros que no se contaminan con este mundo.

Finalmente aparecerán más testigos de la gloria de Dios, que con sus relatos arrojarán sed en sus oyentes. Esta sed se transformará en la mejor predisposición y clamor a Dios para que llegue otro avivamiento en la nueva generación.

Necesitamos un avivamiento en cada generación, en cada continente, en cada cultura y comunidad. Como Habacuc clamamos: “aviva tu obra, oh Señor, en medio de los tiempos”.

 

Referencia: http://conozca.org/?p=3679