La plantación de Iglesias en el Nuevo Testamento Parte II

III. El ministerio de plantación de iglesias de Pablo

La figura central en la plantación de iglesias del Nuevo Testamento es el apóstol Pablo, por lo tanto, centramos nuestra atención en su actividad ministerial. Más que ninguna otra persona en la era apostólica, el apóstol Pablo llevó el evangelio al mundo gentil y estableció iglesias dondequiera que fue. El libro de Hechos concentra la segunda parte en su actividad misionera mientras la Palabra de Dios se extiende desde Judea y Samaria hasta lo último de la tierra.

  1. Pablo como misionero plantador de iglesias

Hechos registra tres viajes misioneros de Pablo y sus compañeros. El llamamiento de Pablo y su propósito era predicar el evangelio donde Cristo aún no hubiera sido nombrado (Ro. 15:20), y podemos aprender mucho de él al explorar su actividad, la estrategia y los métodos delineados en el Nuevo Testamento.

En Romanos 15:14-33 da su propio resumen de su ministerio de plantación. Allí menciona sus objetivos específicos. La meta de Pablo en su tarea evangelizadora era tanto la conversión inicial como el crecimiento espiritual de los
creyentes en Cristo. En los versículos 14-18 habla en términos del resultado de su ministerio, es decir, la conversión y el crecimiento de los gentiles. En los versículos 19 y siguientes, Pablo continúa hablando de los resultados de
su ministerio, pero ahora lo hace en términos geográficos. Como resultado del poder de Dios que obró a través de él, Pablo declara: “… desde Jerusalén, y por los alrededores hasta Ilírico, todo lo he llenado del evangelio de Cristo” (Ro. 15:19; pep…….a.; cf. Col. 1:25).

  1. La estrategia dominante de Pablo

Cuando se lee el registro bíblico desde un punto de vista misionológico, surge un patrón cuando Pablo se embarca en sus viajes misioneros. Las siguientes son observaciones generales sobre la estrategia de Pablo cuando llevaba el evangelio deliberadamente a los lugares y las personas que no habían sido alcanzados.

Pablo partía desde una base de operaciones

Pablo veía su misión como parte del plan estratégico primordial de Dios. Para llevar a cabo su papel en esa misión necesitaba tener una fuerte base de operaciones”. En diferentes aspectos, tanto Antioquía como Jerusalén sirvieron de base para su ministerio de plantación de iglesias. Ambas siguieron siendo importantes para Pablo mientras iba en sus viajes misioneros a las zonas de alrededor y al mundo. Antioquía era la ciudad que le enviaba; allí habían apartado a Pablo y a otros, y los habían enviado como misioneros (Hch. 13:1-3). Después de su primer viaje misionero, Pablo regresó a Antioquía y permaneció allí por un tiempo (15:30-33). Luego de su segundo viaje, regresó a Antioquía y pasó un tiempo allí antes de volver a salir por tercera vez (Hch. 18:22-23). Así que, cada uno de sus tres viajes misioneros comenzó en Antioquía (13:3-4; 15:35-36; 18:22-23)

Donald Senior y Carroll Stuhlmueller sugieren que, teológicamente, Pablo mantuvo lazos permanentes con Jerusalén, más que con Antioquía, como base para su misión.

Pablo intentaba alcanzar las provincias

Desde sus bases Pablo comenzó sus giras misioneras. Al examinar sus viajes se puede ver un patrón evidente en la ubicación de su actividad evangelizadora. Pablo redujo su enfoque para trabajar en una zona más pequeña que
el mundo entero. Kane ha observado a partir de los textos bíblicos que Pablo trabajó principalmente en cuatro provincias: Galacia, Asia, Macedonia y Acaya41. Kane atribuye el éxito de Pablo a su enfoque en plantar iglesias en esas provincias: “Su objetivo no era simplemente cubrir territorio, sino plantar iglesias.

El ministerio de Pablo a las provincias sirvió para hacerle avanzar en su objetivo misionológico mayor.

Pablo se enfocaba en las ciudades y los centros urbanos

Para alcanzar las provincias Pablo redujo su enfoque aún más. Eligió ciudades específicas que lo ayudarían a lograr su objetivo de extender rápidamente el evangelio por el mundo44. Al cumplir con su llamamiento a Macedonia (Hch. 16:10) se concentró en Filipos, “la primera ciudad de la provincia” (Hch. 16:12) y Tesalónica, “donde había una sinagoga de los judíos” (Hch. 17:1)

¿Qué hizo que Pablo escogiera esas ciudades? Allen observa cuatro características de las ciudades elegidas:

  1. Eran centros de la administración romana,
  2. Eran centros de la civilización griega,
  3. Eran centros de influencia judía,
  4. Eran centros de comercio

Ian Howard Marshall ve la forma en que Pablo elige las ciudades como evidencia de su selección estratégica. Observa que de las cinco ciudades principales del Imperio romano de su época, Pablo visitó cuatro y se detuvo
también en otras ciudades importantes. Este hecho le sugiere a Marshall que Pablo vio en las ciudades la importancia que suponían para lograr sus objetivos. Para poder alcanzar la región, debía llegar primero a esas ciudades estratégicas.

La idea clave de su estrategia al alcanzar esas ciudades era que desde esos centros, las zonas de alrededor recibirían las buenas nuevas. Estas ciudades estratégicas sirvieron como trampolín para el mensaje del evangelio Kane explica:

Pablo no tuvo nunca la intención de predicar en cada ciudad. Eso no era posible, ni conveniente. Él estableció iglesias misioneras en los centros de población más importantes y estos, a su vez, se involucraron en el “evangelismo de saturación” en sus propias zonas.

Pablo dejó la tarea de llegar a esas zonas aledañas a los que había alcanzado o quizá a otros misioneros51. David Bosch resume la estrategia de Pablo de la siguiente forma:

Él escoge ciudades que tienen un carácter representativo. En cada una pone el fundamento para una comunidad cristiana, claramente con la esperanza de que, desde esos centros estratégicos, el evangelio se extendiese por los campos y las ciudades de alrededor.

  1. El método de plantar iglesias de Pablo

Además de lo que se puede observar sobre la estrategia de Pablo para llegar a regiones no alcanzadas, un análisis de la información de Hechos muestra también un patrón de actividad que siguió en cada lugar donde ministró. Los siguientes son elementos de la metodología paulina.

Pablo buscó foros abiertos para el mensaje

Aunque hay pocas dudas de que Pablo se involucró en la evangelización personal (Hch. 16:14, 31) y “casa por casa” (Hch. 20:20), su estrategia principal para evangelizar era encontrar un foro abierto donde predicar. Aparte de la
proclamación del evangelio, no había otro medio de salvación54. Por lo tanto, buscó todas las ocasiones y foros posibles para predicar. Pablo incluso intentó sin éxito en Éfeso, pero con éxito en Jerusalén, utilizar los disturbios del pueblo como ocasiones para predicar a la multitud (Hch. 19:30-31; 21:39-40).

Su foro más común, el que estaba más fácilmente disponible y desde el que solía empezar casi siempre Pablo, era la sinagoga. Robert Garrett comenta:

Ya hemos observado que una de las características de las ciudades que Pablo elegía era su influencia judía. En cada una de estas ciudades empezó en la sinagoga (Hch. 13:5, 14; 14:1; 17:1-3; 18:4, 19). Pablo tenía razones teológicas para empezar en la sinagoga (Ro. 11:13), pero también estratégicas. Pablo veía en la sinagoga un punto de predicación preparado; uno que le estaba abierto debido a su trasfondo rabínico y su estatus en la sinagoga.

Pablo predicó a personas receptivas

Una razón, al menos, de que Pablo empezara en la sinagoga era que le ofrecía una audiencia para su mensaje. Otra razón podría ser que los asistentes a la sinagoga tenían más posibilidades de ser receptivos al evangelio. La sinagoga proporcionaba una “posibilidad única” y la mejor oportunidad para que Pablo difundiese el evangelio en su contexto. Tenía una audiencia lista entre los judíos y cuando estos rechazaban su mensaje, los prosélitos y los temerosos de Dios respondían.

En varias ocasiones, cuando los judíos se opusieron al evangelio, Pablo se volvió a los gentiles (Hch. 13:45-48; 18:6-7; 19:9; 28:23-29). Pablo dejó en claro que no seguiría predicando a la gente que rechazaba el mensaje. Kane describe el razonamiento del apóstol:

Él creía que todos los grupos étnicos tenían derecho a escuchar el evangelio y lo predicaba con mucho gusto; pero si ellos, rotunda y consistentemente rechazaban el mensaje, no tenía ningún sentido seguir predicándoles. Mejor era moverse a otro grupo que respondiese.

Pablo estableció iglesias

Pablo no creía que su tarea de predicar el evangelio estaba acabada hasta que se había establecido una iglesia61. Paul Bowers comenta: “Pablo veía su misión como más que la proclamación del evangelio y la conversión de individuos; a través de estos esfuerzos y más allá, él entendía su papel misionero en relación con el establecimiento de comunidades estables de creyentes”. Bowers ve que la definición de Pablo de “proclamar el evangelio” no solo incluía predicar, sino también “toda la secuencia completa de actividades que daba lugar a iglesias establecidas”.

  1. La importancia de la salud de la iglesia en la estrategia de plantación de Pablo

Conviene incluir aquí unas breves palabras sobre la importancia de la salud de la iglesia para el ministerio de plantación de Pablo. Uno puede ver en el registro del Nuevo Testamento que estableció iglesias dondequiera que llevó el evangelio y que dejó esas iglesias después de verlas establecidas.

Pablo vio ese ministerio constante como necesario en su estrategia evangelizadora de hacer discípulos. Pablo no
concebía su misión como exitosa si los convertidos creían al principio en el evangelio y luego se apartaban. Su trabajo era en vano a menos que los convertidos perseveraran en la fe (1 Ts. 3:1-10). Por consiguiente, sus epístolas eran parte de su trabajo misionero, escritas para animar a los creyentes a continuar en su nueva fe”.}

A Pablo no solo le preocupaba la conversión inicial de los creyentes o plantar una iglesia. Él quería asegurarse de que los convertidos crecían en madurez en Cristo y que sus iglesias se mantenían saludables. De la misma forma que la tarea de evangelizar no estaba completa hasta que los creyentes nuevos se reunieran en nuevas iglesias, la tarea de plantar iglesias no estaba completa hasta que esas iglesias crecieran en madurez espiritual. En el Nuevo Testamento, la salud de la iglesia iba de la mano con la plantación de iglesias.

  1. La tarea pendiente

En el siglo I, después de la resurrección de Cristo, el evangelio se extendió por toda Jerusalén, Judea y Samaria, y las iglesias empezaron a plantarse en los lugares más lejanos de la tierra. Al mismo tiempo, el Nuevo Testamento no presenta una tarea terminada, sino iniciada. Queda trabajo por hacer y quedará hasta que el evangelio sea predicado en todo el mundo (Mt. 24:14). El Nuevo Testamento revela que la tarea de plantar iglesias no está terminada todavía y que los creyentes deben continuar proclamando el evangelio y plantando iglesias saludables dondequiera que estén y entre las personas no alcanzadas del mundo.

Conclusión

El libro de Hechos termina con la historia inconclusa. Lucas registra que Dios trabaja todavía y la Palabra continúa avanzando, pero deja la historia con un final abierto (Hch. 28:31). El punto de Lucas parece ser que Dios ciertamente fortalecerá la difusión del evangelio y establecerá su iglesia, pero la tarea sigue incompleta. Hechos 29 queda por escribirse a medida que otros discípulos, como testigos de Cristo, toman la tarea de evangelizar hasta lo último de la tierra.

Las enseñanzas de Jesús sobre la cosecha (Mt. 9:37-38; Lc. 10:2) nos recuerdan también la tarea pendiente. Además de recoger la cosecha, el papel de los cosechadores incluye la oración al Señor de la mies para que busque más obreros y los envíe a los campos. Hoy todavía queda trabajo por hacer. Mientras Dios sigue haciendo madurar los campos de la cosecha y hace que la gente esté receptiva al evangelio, nos llama a ser obreros en su campo y a orar por más obreros.

La Gran Comisión nos recuerda además que el mandato de llevar el evangelio a las naciones no está terminado. Un análisis de la plantación de iglesias en el Nuevo Testamento no está acabado hasta que reconozcamos que Dios todavía desea que vayamos con el evangelio y plantemos iglesias nuevas y saludables. Mientras haya gente que no conoce el nombre de Cristo, nuestra tarea continúa.

 

RECUPERADO de   https://mejoresiglesias.org/la-plantacion-de-iglesias-en-el-nuevo-testamento-parte-ii/

jesus enseñando

La plantación de Iglesias en el Nuevo Testamento Parte I

Introducción

Si busca la expresión “plantación de iglesias” en la Biblia, no la encontrará; no obstante, se ven iglesias plantadas durante toda la historia de la iglesia primitiva, tal como se muestra en el Nuevo Testamento. El Nuevo Testamento no es un manual de plantación de iglesias, sin embargo, se aprecian estrategias y metodologías puestas en acción en las páginas de la Escritura a medida que los primeros cristianos evangelizaban el mundo. En el Nuevo Testamento, la evangelización incluye la plantación de iglesias y esta no puede existir sin la evangelización.

  1. Jesús prepara a sus seguidores para la labor evangelizadora

Nuestro estudio sobre plantación de iglesias en el Nuevo Testamento empieza con el ministerio de Jesús, la forma en que eligió, formó y envió a sus discípulos. Aunque la plantación de iglesias en sí no empezó hasta después de la resurrección y ascensión de Jesús, Él estableció el trabajo preliminar y el fundamento teológico para la labor evangelizadora cuando preparó a sus discípulos para el ministerio

  1. El llamamiento y la instrucción de los discípulos de Jesús

Cuando inicialmente Jesús llamó a sus discípulos les indicó que los enviaría como mensajeros de las buenas nuevas. Designó a doce discípulos “para enviarlos a predicar” (Mr. 3:14). Este llamamiento significaba no solo dejar que Jesús fuese su maestro, sino también seguir su ejemplo y su obra, convertirse en aprendices y llevar a cabo la misma obra que Él hacía.

Cuando Jesús instruyó a sus discípulos no tardó en incluirlos en su obra misionera.

Cuando preparó para el envío a los Doce (Mt. 10:1) y a los setenta (Lc. 10:1), los instruyó utilizando una metáfora sobre la cosecha. Jesús les dijo: “A la verdad la mies es mucha, mas los obreros pocos. Rogad, pues, al Señor de
la mies, que envíe obreros a su mies” (Mt. 9:37-38; Lc. 10:2). La actividad de plantar iglesias, que iba a desarrollarse después de su ascensión, era parte de la cosecha espiritual de quienes respondiesen a las buenas nuevas.

  1. La comisión de los discípulos de Jesús

Los cuatro evangelios y el libro de Hechos registran declaraciones de Jesús en las que explícitamente los comisiona y los envía como misioneros (Mt. 28:18-20; Mr. 16:15; Lc. 24:46-49; Jn. 20:21; Hch. 1:8). El fundamento de la obra de plantar iglesias descansa en esta Gran Comisión de Jesús a sus discípulos.

Juan 20:21

Juan registra una declaración semejante. Aquí Jesús compara su propio ministerio con el de los discípulos: “Como me envió el Padre, así también yo os envío” (Jn. 20:21; cf. 17:18)3. El ministerio de los discípulos iba a ser una continuación del ministerio de Jesús, ya que Él mismo había sido enviado por el Padre Jesús no envió simplemente a los discípulos en una misión. Los envió para que cumplieran con su misión y esa misión tiene que ver con llevar a la gente a creer en Él.

Cuando los discípulos decían las palabras de Jesús, como Él, hablaban las palabras que conducían a la vida eterna (5:24; 6:63; 12:50). Cuando Jesús envió a los discípulos, fueron enviados a recoger una cosecha para la vida eterna (4:36, 39a; cf. 6:39-40) por uno cuya voluntad es salvar (3:17). Cuando Jesús entregó su vida (10:18; 3:16), los discípulos
fueron enviados con el mensaje de la vida eterna. Por lo tanto, la plantación de iglesias de estos discípulos era parte de la actividad ordenada por Dios.

Lucas 24:46-49

Fred Craddock observa: “Decir que ‘está escrito’ es equivalente a decir: ‘Ha sido el plan de Dios desde el principio’ (…). La misión al mundo era el plan de Dios desde el principio”. Por consiguiente, las Escrituras no hablaron solo de lo que acababa de ocurrir, “fue necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos al tercer día”, sino que declararon también lo que vendría después.

Hechos 1:8

En el primer capítulo de Hechos, Lucas registra una segunda declaración de comisión en la última aparición de Jesús después de la resurrección. Él empieza diciendo: “… recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo”. Jesús ya había prometido el Espíritu Santo (1:5) y ahora promete que con el Espíritu recibirían “poder” (d..aµ..). La palabra poder aquí se refiere a la capacitación espiritual para testificar cuando los discípulos
proclamaran el mensaje de Cristo (2:14ss; 4:31, 33; 14:3; cf. 6:10; Ro. 1:16-17)6.

En ese sentido, el papel de los Doce incluía “un testimonio definitivo e irrepetible. Así que, aunque los Doce tuvieron un papel único, el llamamiento de Jesús a ser testigos se extiende a todos los creyentes. Somos testigos cuando damos testimonio a través de nuestra experiencia con Cristo de la importancia del mensaje del evangelio.

Mateo 28:18-20

La comisión en Mateo consta de tres partes en las que les habla a sus discípulos sobre la autoridad, y les da un encargo y una promesa11. Jesús comienza estableciendo que “toda autoridad” le ha sido dada a Él.

Una vez establecida su autoridad, Jesús comisionó a sus discípulos. Ellos tenían que “ir y hacer discípulos” intencionalmente15. El verbo principal es “discipular” (µa..te.sate). Como discípulos debían hacer más discípulos. Este último encargo de Jesús fue un cambio respecto de su envío anterior de los discípulos a “predicar” (Mt. 10:7). La plantación de iglesias es el resultado natural de este ministerio de “hacer discípulos”.

Al llevar el evangelio a “todas las naciones” es de esperar que el resultado sea discípulos nuevos e iglesias nuevas. En el Nuevo Testamento la plantación de iglesias consistía sobre todo en hacer discípulos; obedecer la Gran Comisión.

La sección final de la comisión da una promesa: “… y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” (Mt. 28:20). Esta última frase del evangelio de Mateo es enfática, incluye una cláusula introductoria, “y he
aquí”, y luego el pronombre personal “yo”. Jesús promete estar con sus discípulos “hasta el fin del mundo”. Por consiguiente, promete su presencia con los discípulos cuando hagan la obra de evangelización y plantación.

  1. El ministerio de plantación de iglesias de los Doce

El libro de Hechos revela que los discípulos tomaron en serio el encargo de Jesús. Como resultado de su obediencia, los Doce establecieron sólidamente la iglesia en Jerusalén y muchas congregaciones en los hogares.

  1. Los Doce como misioneros sembradores de iglesias

El propósito de Lucas es mostrar el avance del evangelio mientras se extiende desde Jerusalén hasta lo último de la tierra y de los judíos a los gentiles. Por ello, en lugar de dar un recuento completo de las actividades de plantación de los Doce, y mucho menos una explicación de una estrategia específica, Lucas simplemente sigue a Pedro y Juan con un enfoque mayor en Pedro. Pese a esta pequeña cantidad de datos bíblicos, no obstante, vemos evidencia de que los Doce fueron obedientes a la Gran Comisión y que su práctica evangelizadora fue
intencional cuando intentaban establecer iglesias en Jerusalén y luego “hasta lo último de la tierra” (Hch. 1:8).

Lucas se centra en los inicios de la misión en Jerusalén y destaca el enorme éxito allí (Hch. 2:41, 47; 4:4; 5:14; 6:7), tanto en la evangelización como en el establecimiento de la iglesia. Hasta el martirio de Esteban y la persecución de Saulo, Lucas registra: “Y crecía la palabra del Señor, y el número de los discípulos se multiplicaba grandemente en Jerusalén…” (Hch. 6:7). Jerusalén se convierte en el centro desde el cual las zonas de los alrededores son
alcanzadas con el evangelio.

Fuera de Hechos vemos otras indicaciones de un ministerio de plantación de los discípulos más allá de Judea. En la extensa conclusión de Marcos, los discípulos recibieron la comisión de Jesús: “Y ellos, saliendo, predicaron en
todas partes…” (Mr. 16:20)25. La primera actividad de plantación ocurrió cuando los Doce plantaron la iglesia de Jerusalén y luego comenzaron a llevar el evangelio a las regiones gentiles.

  1. La estrategia y metodología de los Doce

No existe suficiente evidencia para decir con seguridad que los apóstoles tenían una estrategia para llevar a cabo la Gran Comisión hasta “lo último de la tierra” (Hch. 1:8). El Nuevo Testamento sí provee suficiente evidencia al menos para mostrar que dicha estrategia era posible, si no probable.

“La proclamación de las buenas nuevas de la acción redentora de Dios en Jesucristo a la mayor cantidad de personas posible, a judíos y gentiles, en todas las regiones y entre todos los pueblos, en cada oportunidad”

Predicaron el evangelio profusamente

En Hechos, los apóstoles practicaban de forma continua la enseñanza y la predicación de las buenas nuevas (Hch. 2:42, 46; 5:42). Además, los discípulos aprovechaban cada oportunidad que tenían para extender el mensaje del evangelio. Cuando los apóstoles viajaron para respaldar la misión samaritana aprovecharon la ocasión para predicar en las poblaciones de los alrededores (8:25). Predicaron en el templo (Hch. 2:46; 3:11; 5:20-21, 42; cf. 5:12), en las casas (Hch. 2:46; 5:42; 10:27) y ante el concilio judío (5:27-32) en Jerusalén, en las poblaciones de alrededor y en las ciudades de Judea, Galilea y Samaria (8:25; 9:31-32)30.

El resultado de esta abundante siembra fue que la zona se saturó con el mensaje del evangelio. El número de discípulos de Cristo continuó creciendo. La persecución de Hch. 8:1-4 es una evidencia mayor de que el evangelio se había extendido por Jerusalén y se asentaba de forma efectiva.

Otra evidencia de la amplia predicación del evangelio y del éxito que le siguió es el establecimiento de la iglesia en la región. El ministerio de enseñanza constante en la iglesia (Hch. 2:42-47; 5:42; cf. 9:31-32) es evidencia de que los apóstoles estaban comprometidos con el discipulado de estos nuevos creyentes y el establecimiento de la
iglesia. Los que hoy en día se involucren en la tarea de plantar iglesias no deben perder de vista que el principal medio utilizado por ese primer movimiento de plantación fue la predicación abundante del mensaje del evangelio en cada oportunidad. La plantación de iglesias en el Nuevo Testamento empieza y depende de la predicación abundante del mensaje del Cristo resucitado.

Ellos respondieron a la receptividad.

Otro factor clave de la actividad de plantación de iglesias de los apóstoles es su patrón de respuesta a las personas receptivas. Cuando los samaritanos fueron receptivos a la predicación de Felipe, los apóstoles les enviaron a Pedro y a Juan (Hch. 8:14)33. Allí los discípulos respondieron a la receptividad de los samaritanos y se dedicaron al ministerio de la predicación y la enseñanza (8:25). El texto no revela cuánto tiempo duró ese ministerio. La plantación de iglesias entre los samaritanos fue el resultado del apasionado trabajo de evangelización entre las personas que estaban receptivas al mensaje del evangelio.

Recuperado de https://mejoresiglesias.org/la-plantacion-de-iglesias-en-el-nuevo-testamento-parte-i/

¿Por qué plantar Iglesias saludables? Parte II

III. Porque el Espíritu Santo ha sido enviado a todos los seres humanos y crea la iglesia

La tercera razón fundamental para multiplicar iglesias saludables es porque esta acción es obra del Espíritu Santo hacemos crecer la iglesia. La iglesia existe solo por la obra del Espíritu Santo. Hay tres aspectos de esta verdad.

  1. El Espíritu Santo fue dado para todos los pueblos

Dios el Padre y su Hijo, Jesucristo, enviaron al Espíritu Santo por su deseo de que ninguno se pierda sino que todos puedan ser salvos.

La “Tabla de las naciones” en Hechos

¿Por qué plantar iglesias saludables? Porque por medio de ellas el Espíritu Santo quiere seguir transformando la vida de todas las personas. El Espíritu Santo quiere plantar congregaciones saludables compuestas de mujeres y hombres que representen a “todos los pueblos”. Y queda claro en el desarrollo de la historia de Hechos que para lograr esa meta el Espíritu Santo utiliza a los seguidores de Cristo de las iglesias locales. Este proceso es la norma del Nuevo Testamento.

  1. El Espíritu Santo crea nuevas congregaciones saludables

A fin de cuentas necesitamos reconocer que, como humanos, no somos nosotros los que edificamos la iglesia. Esa labor comienza con el Espíritu Santo. El libro de Hechos enseña claramente que el Espíritu Santo es responsable por el crecimiento, la salud y el desarrollo de la iglesia. En Hechos vemos que el Espíritu Santo hace todas estas cosas y más:

El Espíritu Santo…
Crea la iglesia
Reforma y transforma la iglesia
Da poder a la iglesia
Unifica la iglesia
Da nueva sabiduría e iluminación a las palabras de Jesús
Envía a la iglesia
Crea en la iglesia el deseo de crecer
Acompaña la iglesia en su misión
Guía a la iglesia
Ora por medio de la iglesia e intercede por ella
Da a la iglesia las palabras de testimonio y proclamación
Facilita la comunicación
Desarrolla y facilita la receptividad en los oyentes
Convence de pecado, de justicia y de juicio
Convierte a las personas a la fe en Jesucristo
Reúne y unifica a los cristianos para que juntos sean la iglesia
Construye la comunidad de fe, la edifica y la hace crecer
Recibe a los nuevos creyentes
De nuevo envía a la iglesia a un mundo que Dios ama tanto

Al Espíritu Santo le encanta utilizar instrumentos humanos, le gusta obrar por medio de los discípulos de Jesús para lograr la creación de iglesias saludables. Todas las iglesias saludables deben plantar nuevas congregaciones en el poder del Espíritu Santo.

  1. El Espíritu Santo da dones y envía a los miembros de la iglesia a plantar nuevas congregaciones

El Espíritu Santo da dones de una gracia especial a los creyentes en Cristo para llevar a cabo la plantación de nuevas congregaciones. Se podría decir que el Espíritu Santo es como el sistema nervioso del cuerpo. Así como un cable conduce la electricidad, como un nervio conduce el impulso eléctrico del cerebro, así el Espíritu Santo conduce los mandatos de la cabeza de la iglesia (Cristo) hacia los miembros del cuerpo y mueve los músculos a la acción. El Espíritu Santo moviliza los miembros del cuerpo de Cristo en su misión en el mundo. No es posible plantar iglesias saludables sin el ejercicio cuidadoso y eficient de los dones del Espíritu Santo.

Los dones del Espíritu son dones misioneros que el Espíritu Santo quiere utilizar para tocar la vida de los que aún no son discípulos de Cristo, para transformarlos y unirlos a la iglesia de Cristo, formando nuevas congregaciones saludables.

Dado que esos dones son precisamente del Espíritu Santo, se deben ejercer únicamente en un ambiente empapado por el fruto del Espíritu: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza (Gá. 5:22-23; Ef. 4:1-6).

  1. Porque la congregación local es la sucursal principal del reino de Dios

La reproducción es un aspecto natural y esencial de la naturaleza misma de la iglesia. Es algo de esperarse de toda congregación saludable. O pudiéramos decirlo en forma negativa: Algo anda mal con una congregación que no se reproduce. Pensemos en este asunto desde tres perspectivas.

  1. La descripción de congregaciones saludables en Hechos 2 y 1 Tesalonicenses 1

Cuando se multiplican iglesias nuevas y saludables, ¿qué es lo que se está multiplicando? La respuesta se puede encontrar en Hechos 2 y 1 Tesalonicenses 1. En ambos casos tenemos la descripción de una nueva congregación que tiene menos de un año de haberse fundado. Lucas nos explica las características de la nueva congregación en Hechos 2:43-47 con el propósito de comprobar que estos son auténticos judíos mesiánicos que cumplen fielmente el Antiguo Testamento y a la vez son fieles seguidores del Mesías, Jesús de Nazaret.

nuestras congregaciones y las nuevas iglesias saludables deben tener las siguientes características:

Características de una congregación saludable expuestas en Hechos 2:43-47

  • Hay maravillas y señales extraordinarias.
  • La congregación hace un impacto en su contexto.
  • Los miembros de la congregación tienen todo en común, se cuidan unos a otros.
  • Comen juntos y celebran una comunión y unidad especial.
  • Adoran y alaban a Dios.
  • El Señor añade cada día a la iglesia el número de los que habían de ser salvos.

Características de una congregación saludable expuestas en 1 Tesalonicenses 1:2-10

  • Confiesan a Jesús como Señor.
  • El evangelio llega “con poder”. Hay maravillas y señales especiales.
  • Se predica la Palabra.
  • Experimentan una comunión de amor.
  • Viven una forma de vida ejemplar.
  • Sufren por el evangelio.
  • Demuestran un nuevo gozo espiritual.
  • Demuestran una conversión radical.
  • Su testimonio es conocido en todo el mundo.
  • Muestran una nueva esperanza.
  1. La relación entre la iglesia y el reino de Dios

La congregación local, como pueblo misionero, es un instrumento del reino de Dios, el agente principal, una señal, y el ámbito principal en el cual el reino se da a conocer.

Cualquiera que capte la importancia de la congregación local en la misión divina también debe considerar cuidadosamente la naturaleza especial de la iglesia y su propósito en el mundo como comunidad del pacto de seguidores de Jesucristo. Ser el cuerpo de Cristo, entonces, significa ser los canales a través de los cuales la obra de Cristo continúa haciéndose.

El reino de Dios y la iglesia se relacionan en la persona de Jesucristo, el rey del reino y la cabeza de la iglesia. El creyente llega a ser parte del reino de Dios en el tiempo y en el espacio a través de la redención en Jesucristo, “la cabeza del cuerpo, la iglesia”.

Las congregaciones misioneras existen porque son una comunidad del pacto del rey, llamadas a ser instrumentos en las manos de Dios para la transformación de su entorno y para bendición de las naciones. En palabras
de René Padilla:

Todas las iglesias están llamadas a colaborar con Dios en la transformación del mundo a partir del evangelio centrado en Jesucristo como Señor del universo, cuyo señorío provee la base para una eclesiología integral y una misión integral.

El reino ya se ha acercado pero todavía no se ha manifestado completamente. Incluso aunque la iglesia no sea lo que debería ser, es el lugar principal de la manifestación del reino entre la ascensión y la segunda venida. El reino se acerca y las iglesias locales son señales que dirigen la atención del mundo hacia el Rey que viene.

La iglesia es la comunidad regida por el Rey

La iglesia es el lugar primordial donde el Rey lleva a cabo su reinado

La iglesia es la señal en la que el Rey anticipa su reinado

La misión de la iglesia es esparcir el conocimiento del Rey y su reinado

La iglesia no puede crear, traer o edificar el reino, solo puede y debe ser testigo de él

La iglesia no puede traer el reino; solo el rey puede hacer eso. Lo que la iglesia puede hacer es proclamar, congregar y crecer en la expectativa del día cuando todos los pueblos se postrarán de rodillas y confesarán con sus labios que Jesús es el Señor (Fil. 2:10)

  1. Plantar nuevas iglesias es la meta penúltima de la misión de Dios

Como cuerpo de Cristo, la Iglesia es la presencia física de Jesús en este mundo, para bendición y transformación de él mismo (Ro. 12; 1 Co. 12; Ef. 4; 1 P. 2; 4).

Plantar, hacer crecer y vigilar por el desarrollo de la iglesia local es solo la meta penúltima de nuestra misión, como Orlando Costas nos hizo ver. La meta final de nuestra labor misionera es la gloria de Dios, como lo veremos en la última parte de este capítulo.

Pero como meta penúltima plantar congregaciones saludables es una labor esencial. Dios ha elegido la congregación local como el instrumento principal de su misión en el mundo. Así que para alcanzar la meta final, es imprescindible crear millares de congregaciones misioneras alrededor del mundo.

  1. Porque plantar iglesias es para alabanza de la gloria de Dios

Plantar iglesias glorifica a Dios. A fin de cuentas, crear congregaciones saludables no es para la gloria de la denominación o la organización misionera. No es para gloria del pastor o el evangelista. No es para gloria de la
iglesia madre. Nuestra motivación primordial debe ser siempre nuestro deseo profundo de dar la gloria a Dios.

  1. Las diez bendiciones de Efesios 1

Todo lo dicho en este capítulo se puede resumir en las palabras de Pablo en el primer capítulo de Efesios. Pablo utiliza las palabras de uno de los himnos más antiguos de la iglesia primitiva. El himno contiene diez palabras que gramaticalmente son verbos: diez palabras de acción. Esas diez acciones se reparten en tres estrofas, una para cada una de las tres personas de la Trinidad. Por eso he titulado el pasaje: “Las diez bendiciones”. Cada estrofa enfatiza la labor y el papel especial de una persona de la Trinidad. Este resumen de lo que Dios ha hecho por nosotros es hermoso, profundo y conmovedor. Sin embargo, considero que lo más sobresaliente del himno es una frase que se repite tres veces y actúa como un coro entretejido a través del himno. Y la frase es esta: “Para alabanza de su gloria”. Véase la letra del himno abajo.

Efesios 1:1-14: “Las diez bendiciones”

Por el Padre:

  1. Escogidos
  2. Hechos santos
  3. Predestinados
  4. Adoptados
    Coro: Para alabanza de su gloria

Por el Hijo

  1. Redimidos
  2. Perdonados
  3. Hechos partícipes del misterio
  4. Unidos con Cristo
  5. Herederos con Él
    Coro: Para alabanza de su gloria

    Por el Espíritu Santo
  6. Sellados por el Espíritu Santo de la promesa quien es las arras (el
    primer pago) de nuestra herencia hasta la redención de la posesión
    Coro: Para alabanza de su gloria
  1. La visión de Apocalipsis

La iglesia saludable más sobresaliente de toda la Biblia es la congregación que se reúne alrededor del trono de Jesucristo, el Cordero de Dios en la Nueva Jerusalén. ¡Qué visión tan impresionante es la que Juan expone en los últimos dos capítulos de Apocalipsis! El ángel le dice a Juan que le mostrará “la desposada, la esposa del Cordero” (Ap. 21:9).

Unidos todos los pueblos, las familias, las lenguas, las tribus del mundo alaban a Dios con el himno de la eternidad:

Señor, digno eres de recibir la
gloria y la honra y el poder;
porque tú creaste todas las cosas,
y por tu voluntad existen y fueron creadas.

Al que está sentado en el trono,
y al Cordero, sea la alabanza,
la honra, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos.
La salvación pertenece a nuestro Dios
que está sentado en el trono, y al Cordero.

Amén. La bendición y la gloria y la sabiduría y la acción de
gracias y la honra y el poder y la fortaleza, sean a nuestro Dios
por los siglos de los siglos.

Grandes y maravillosas son tus obras,
Señor Dios Todopoderoso;
justos y verdaderos son tus caminos, Rey de los santos.
Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria;
porque han llegado las bodas del Cordero,
y su esposa se ha preparado
(Ap. 4:11; 5:13b; 7:10b, 12; 15:3b; 19:7)

Plantar iglesias saludables es participar en esta visión, es ser conducidos en el poder del Espíritu Santo hacia la nueva realidad, el nuevo cielo y la nueva tierra, para la alabanza de la gloria de nuestro Dios.

  1. La meta final: Para alabanza de su gloria

Su amor constituye la fuente de la que brotan las cinco razones que hemos examinado en cuanto a por qué debemos plantar iglesias:

  • Porque Dios es el Padre que busca y halla lo perdido.
  • Porque el amor de Cristo nos constriñe.
  • Porque el Espíritu Santo ha sido enviado a todo ser humano (toda carne).
  • Porque la congregación local es la sucursal principal del reino de Dios.
  • Porque plantar iglesias es para alabanza de la gloria de Dios.

Podríamos expresar la misión de la iglesia de esta manera:

Es la voluntad de Dios que hombres y mujeres de todos los pueblos de la tierra sean invitados a convertirse en seguidores de Jesucristo, miembros responsables de su iglesia, y se reúnan en comunidades de fe en el poder del Espíritu Santo. Estos grupos de creyentes, como agentes del reino de Dios, buscan transformar la realidad de su contexto para la gloria de Dios.

La iglesia de Jesucristo está llamada a la acción misionera en el mundo mientras busca proclamar las buenas nuevas del reino de Dios en formas que sean bíblicamente fieles, contextualmente apropiadas y globalmente transformadoras. La cabeza de la iglesia es Jesucristo, el Señor. Desde este punto de vista, la existencia de la iglesia tiene un solo propósito: la alabanza de la gloria de Dios.

Conclusión

La esperanza del mundo y la posibilidad de transformar la realidad que enfrentamos hoy radica en multiplicar millares de iglesias saludables en cada ciudad, pueblo y aldea en todo el mundo. Estas han de ser congregaciones de hijos e hijas de Dios, seguidores de Jesucristo, bendecidos con la presencia y los dones del Espíritu Santo, que intencionalmente busquen ser señales de la venida del reino de Dios, para alabanza de su gloria.

Recuperado de https://mejoresiglesias.org/que-es-la-plantacion-de-iglesias-parte-ii/

¿Qué es la plantación de Iglesias? Parte I

Una perspectiva desde la Gran Comisión

Hoy se están plantando en el mundo más iglesias que en cualquier otra época en la historia del cristianismo. A pesar de estos hechos algunas personas no están convencidas de la necesidad de plantar iglesias.

Para abordar este problema comenzaremos definiendo qué es la plantación de iglesias. Después enfocaremos nuestra atención en las razones por las cuales debemos plantar iglesias.

  1. Descripción de la iglesia

En el Nuevo Testamento, la iglesia es presentada como cuerpo de Cristo (1 Co. 10:16-17; Ef. 1:22-23), congregación de los santos (1 Co. 1:9), pueblo de Dios (1 P. 2:9; Ro. 9:25), sacerdotes de Dios (1 P. 2:9) y organismo vivo (1 Co. 12:12-31)

El Nuevo Testamento también aporta ejemplos o modelos de iglesias. Al estudiar la naturaleza y las actividades de la iglesia en Jerusalén aprendemos mucho sobre las funciones de una iglesia cristiana. De Hechos 2:40-47 podemos concluir que una iglesia es un grupo de creyentes que han respondido al mensaje del evangelio (v. 41), han sido bautizados (v. 41), permanecen firmes en la doctrina de los apóstoles (v. 42), comparten con otros (v. 42), oran (v. 42), celebran la Cena del Señor (v. 42), preservan la unidad (v. 44), ministran a los necesitados (v. 45), se reúnen para alabar a Dios (v. 47) y comparten el mensaje de salvación (v. 47).

El modelo de la iglesia de Antioquía presenta un desafío a las iglesias de hoy. Esta iglesia comprendió el profundo deseo de Jesús de alcanzar a todos los grupos culturales y subculturales con el evangelio. Primero, hicieron todo lo posible por alcanzar a su propio grupo, alcanzaron a los griegos que vivían en su ciudad y luego enviaron misioneros a proclamar el mensaje de salvación en el mundo conocido de ese tiempo. En Antioquía encontramos el modelo de una iglesia que se esforzó por cumplir la Gran Comisión.

De la iglesia de Jerusalén podemos aprender las funciones esenciales de una iglesia neotestamentaria. De la de Antioquía podemos aprender lo que se necesita para cumplir la Gran Comisión. Podemos concluir que una iglesia puede ser un grupo grande o pequeño de creyentes, con o sin edificio, con líderes que tienen una educación formal o que no la tienen, con estructuras de organización muy elaboradas o sencillas. En otras palabras, hay muchos tipos de iglesias y no debemos permitir que requisitos que no se mencionan en la Biblia estorben en el proceso de comenzar miles de iglesias entre las multitudes que no conocen a Cristo. Por ende, la plantación de iglesias se puede definir como el esfuerzo de reunir a las personas que han creído en Cristo para que sean y
funcionen como el cuerpo de Cristo en su comunidad y puedan cumplir la Gran Comisión.

  1. Razones por las que debemos plantar iglesias
  2. Razones bíblicas

Las iglesias nuevas son más efectivas para hacer discípulos

Una de las razones primordiales para comenzar nuevas iglesias es que esta es la mejor manera de cumplir la Gran Comisión. Jesús dijo: “Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas
las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén” (Mt. 28:18-20). Es importante ir a donde está la gente, enseñarles la Palabra de Dios y bautizarlos. Pero la meta final es que se conviertan en discípulos dedicados a Jesucristo. Debemos plantar iglesias porque es la forma más efectiva de cumplir la Gran Comisión.

Las iglesias nuevas contribuyen a testificar sobre el reino de Dios

Una segunda razón es que la plantación de iglesias contribuye a la extensión de la misión de proclamar el reino de Dios. Jesús dijo: “El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio” (Mr. 1:15).

Se necesitan iglesias en muchas comunidades, iglesias que practiquen las enseñanzas del reino y lo anuncien a otros. Las nuevas congregaciones contribuyen a testificar sobre el dominio de Dios en la tierra.

Las iglesias nuevas contribuyen a la expansión del pueblo de Dios

Cuando Pablo menciona que el evangelio es tanto para judíos como griegos (Ro. 1:16), está declarando que el evangelio es universal. Al establecer nuevas congregaciones, los grupos que alguna vez fueron excluidos o ignorados pueden ser alcanzados con el evangelio de Jesucristo.

Las iglesias nuevas proclaman un mensaje relevante

La estrategia misionera del apóstol Pablo tuvo en cuenta la gran diversidad cultural, lingüística, filosófica
y religiosa de los grupos que quería alcanzar con el evangelio. En la sinagoga de Antioquía, por ejemplo, le habló a su audiencia judía sobre los patriarcas, los profetas y las profecías, y presentó a Cristo como el cumplimiento de esas profecías (Hch. 13). Por otro lado, en Atenas, no mencionó a los patriarcas judíos sino que habló sobre Dios como creador de toda la humanidad. Allí utilizó el ejemplo del “dios no conocido” de los atenienses para hablarles sobre el verdadero Dios (Hch. 17).

Debido a la gran diversidad de idiomas, culturas, estilos de vida y niveles socioeconómicos no es sorprendente que distintas personas prefieran estilos muy diferentes de adoración, comunicación, liderazgo y predicación. Cuando la plantación de iglesias toma en cuenta la estrategia de contextualización del apóstol Pablo, hay mayor
respuesta al evangelio y se ganan muchas personas para Cristo.

 

Recuperado de https://mejoresiglesias.org/que-es-la-plantacion-de-iglesias-parte-i

Pablo el “enviador”

Autor: Marcos Domínguez

El Apóstol Pablo es un modelo a seguir como plantador de iglesias pero a su vez también es un modelo a seguir como “enviador” para que otros planten iglesias. Al leer el libro de los Hechos encontramos que por cada ciudad que Pablo pasaba se plantaba una iglesia, se conformaba una congregación, se levantaban lideres y continuaba. Pero si bien para Pablo este era el modus operandi cuándo llegaba a cada nueva ciudad, él entendía que como la obra era tanta  tenía que seguir empoderando a más hermanos para que continúen con la evangelización y la plantación de iglesias, es así que le dice a Timoteo: “Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros.” (2 Timoteo 2:2).

Pablo comprende lo fundamental de que esta tarea se repita infinitamente y que únicamente se finalice cuando Cristo vuelva. Ejemplo de ello es la carta para los colosenses y la carta perdida a los hermanos de la Odisea, son dos congregaciones que Pablo no fundó pero se cree que fueron fundadas por los que él envió a seguir con la tarea y que luego por ese mismo motivo envía como soporte a Tiquico para ayudar.

Pablo entendió el rol que tenía como “enviador” y es por eso que termina desafiando a todo el cuerpo de Cristo con la siguiente frase en el libro de Romanos:

“¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique? ¿Y cómo predicarán si no fueren enviados? Como está escrito: !Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas!” (Romanos 10:14-15)

 Sigue siendo un desafío vigente aplicando a cada una de nuestras vidas. Necesitamos más “enviadores”, necesitamos más iglesias.

¿Por qué iglesias?

Autor: Red de Multiplicación 

Es posible que usted se haya preguntado:

«¿Por qué sembrar más iglesias si millones de personas sufren diaramente por carencia de agua potable, enfermedades, etc? ¿No deberíamos construir pozos de agua y clínicas en lugar de sembrar más iglesias?

Son preguntas muy válidas, sin embargo en Efesios 3:10 Pablo dice: «para que la multiforme sabiduría de Dios sea ahora dada a conocer por medio de la iglesia»… A pesar de las circunstancias que cada persona está atravesando, cuando conocen a Dios y se integran a una comunidad local de creyentes; la desesperanza desaparece.

Cuando una iglesia saludable es sembrada en una comunidad local, nacen también líderes que se sienten capaces de lograr un cambio a través del Espíritu Santo. Con renovadas esperanzas, estos líderes locales establecen una variedad de ministerios sostenibles, que contribuyen a transformar sus comunidades.

Una respuesta integral y contextualizada a todo tipo de necesidades humanas se puede lograr a través de las comunidades locales de creyentes que pueden compartir el amor de Cristo en todas las clases de manera práctica. Los programas que ofrecen educación sobre el SIDA y la violencia doméstica pueden trabajar a través de la iglesia por un impacto duradero.

Queremos ver más iglesias y mejores iglesias.

Más familias y comunidades transformadas a través del poder de Jesús.

Recuperado: https://www.reddemultiplicacion.com/quienes-somos/por-que-las-iglesias