Nuestra experiencia en Plantación de Iglesias

Por Andrés Avalos

La necesidad de prepararnos para servir al Señor se hacía cada vez más fuerte mientras una llama comenzó a arder en nuestro corazón, y una gran inquietud latía cada vez más fuerte “La mies es mucha, los obreros son pocos”. Esto nos impulsó en abril de 2006 a estudiar junto con mi esposa en el Instituto Bíblico Patagónico ubicado en la ciudad de Gaiman, a algunos kilómetros de Pto. Madryn, ciudad donde crecimos, nos casamos y tuvimos dos hijos, Karen y Martin. Al finalizar los estudios Teológicos nos mudamos a Comodoro Rivadavia, 470 km al sur de Madryn con la intención de colaborar con la obra del Señor. Un año después, salíamos como pioneros, con muchas expectativas a una tierra desconocida para nosotros, pero “ciudad de enfoque” según la Unión de las Asambleas de Dios, ya que era una zona con mucha necesidad de conocer a Cristo.

Así fue como en marzo de 2010  nos trasladamos hacia nuestro nuevo destino en el cual, vez tras vez pudimos ver la mano del Señor obrando en pos de este nuevo desafío. Con la gracia y la bendición de Dios comenzamos a recibir la ayuda tan esperada. Así fue como en tres camionetas llevamos las pertenencias que teníamos,  recorriendo  más de 1000 km hacia el norte, y aunque pensamos que iba a ser para siempre, Choele Choel, Rio Negro, iba a ser  nuestro hogar por más de 5 años.

Comenzamos a relacionarnos con gente maravillosa. Un matrimonio nos abrió las puertas de su hogar y fuimos hospedados por una semana hasta lograr establecernos en una vivienda definitiva. En nuestro corazón existía la convicción de que el propósito de Dios estaba en cada familia que conocíamos, en cada vecino al que nos acercábamos y sobre todo en cada milagro que sucedía día tras día en cuestiones cotidianas.

Para comenzar, alquilamos y reacondicionamos un salón prácticamente abandonado  el cual, con mucho entusiasmo fuimos embelleciendo hasta convertirlo en nuestro nuevo templo. Nacía así la Iglesia “Renuevo del Cielo”.

Compramos las primeras 20 sillas y poco a poco la gente comenzó a asistir a nuestras reuniones. Los miércoles y domingos teníamos reunión general, martes estudios bíblicos y diversas actividades. Orábamos constantemente por esas sillas con fe, creyendo que en poco tiempo se multiplicarían. Y así sucedió. Cada vez que comprábamos más, se llenaban domingo tras domingo. Empezamos a relacionarnos en diferentes ámbitos de la ciudad lo que nos permitió encontrar la manera de sustentarnos económicamente.

Nuestra primera fuente de ingreso fue desempeñarnos como docente en  escuelas secundarias, lo cual nos abrió nuevos caminos. También, integramos una mesa de trabajo multisectorial convocada por la municipalidad en la que trabajamos en conjunto por la problemática de las adicciones. Desde los comienzos de la obra, realizamos eventos en los cuales impactamos la ciudad a grandes escalas, ya que no era común que se realizaran acontecimientos de tal magnitud y sobre todo cristianos.

Comenzamos con campañas evangelísticas al aire libre, eventos para niños, alquilamos el cine de la ciudad en varias oportunidades en las que nos quedó chico y en cada evento se añadían a la iglesia los que habrían de ser salvos.

Estaba comenzando un mover del Espíritu Santo en el que todo el pueblo podía saber que algo estaba pasando en la iglesia “Renuevo del Cielo”. Desde el municipio nos convocaban para ser parte de la organización de la fiesta del día del niño en el pueblo, participando con payasos, tirolesa, con diferentes jóvenes y hermanos de la Iglesia, con la bendición de poder entregar tratados evangelísticos. En cada fiesta del pueblo allí estaba la Iglesia haciéndose escuchar y participando con diferentes stands. El evangelismo puerta a puerta, las visitas a la cárcel y al hospital, llamaban la atención de muchos que a través del testimonio genuino de los hermanos de la iglesia, y la extraordinaria fe que nos movilizaba invitaba a los habitantes de Choele Choel a sumarse de a poco a tan hermoso ministerio.

Sembramos cinco años de mucho esfuerzo, dedicación y nuestros corazones completamente entregados a la obra. Regados con la gracia del Señor, dio como resultado una hermosa congregación la cual hoy es el reflejo de nuestras oraciones: “Señor danos una Iglesia sana y fuerte”.

Años más tarde El Señor puso un nuevo sentir en nuestro corazón. Actualmente pastoreamos la iglesia de la cual salimos, en la ciudad de Puerto Madryn, fundada en el año 1982  por los pastores Julia y Horacio Balbi, quienes son los padres de mi esposa.

Aquella congregación que nos permitió vivir la experiencia de “plantar una nueva iglesia” quedaría guardada en nuestros corazones, y sigue creciendo, pero con más fuerza que nunca, ya que nuestro lugar lo ocuparon los pastores Lucia y Mariano Canosa quienes con gran entusiasmo, tomaron el desafío de construir finalmente el templo el cual está en un gran avance y  asimismo continuaron con esa maravillosa obra que un día nació en el corazón de Dios.

Estamos agradecidos a Dios por poder seguir siendo parte de la extensión de su reino, sembrando en las vidas de las personas con un verdadero valor eterno, aquellos que le dicen “si” al Señor.

Cualidades y Acciones

Por Daniel Ayelef

Desde el comienzo del ministerio de cada pastor surgen preguntas, y la mayor pregunta es ¿cómo hace un pastor para crecer ministerialmente? o ¿qué hacer para que crezca la iglesia?

Yo tuve estas preguntas cuando comencé a plantar mi iglesia hace algunos años atrás y una de las cosas que hice para ayudarme a responder esta pregunta fue buscar referentes. Algunos de estos referentes no saben que los tome como ejemplo a seguir a la distancia, a ellos yo los llamo consejeros indirectos. Es decir que, aunque no hay una relación directa con ellos, se puede seguir su ejemplo de cerca observado como desarrolla lo que Dios le ha dado en su ministerio.

Y como ese ejemplo es bueno, se puede hasta tomar cosas para el ministerio propio. Algunos tal vez piensen que copiar la labor de otro no está bien, pero pregunto: ¿está mal copiar algo que da resultado?

En lo personal, creo que no está mal, y lo que sí está mal es perder la identidad. Al observar los ejemplos, se puede ver que esos ministros avanzan y tienen resultados, al acercar un poco más la mirada encuentro algunas cualidades y acciones que todos ellos comparten, las cuales les ayudan a crecer ministerialmente. A continuación, les comparto algunas de ellas:

A- COMPROMISO CON SU LLAMADO: están tan comprometidos con su tarea que no se desenfocan. Ellos saben a lo que fueron llamados (identidad clara, llamado claro) como el personaje bíblico Nehemías. A Nehemías los enemigos lo querían distraer de la tarea que realizaba, pero el se mantuvo enfocado, con una mano trabajaban y la otra empuñaban un arma (Nehemías 4:17) dando un claro ejemplo del: ¡NO QUIERO DISTRAERME! Muchos desean ver resultado en el trabajo que realizan, pero el problema es que muchas veces caen en la distracción. Algunas causas de la distracción pueden ser situaciones difíciles de resolver, problemas que surgen y no nos permiten re-enfocarnos o el hecho de mirar a otros que crecen de forma más rápida, deslumbrándonos con su ministerio. Y es aquí en donde debemos desarrollar una identidad sana y clara como Nehemías. Por ejemplo, hace unos años atrás el intendente de mi ciudad me invitó a ser parte de la lista de sus concejales, parecía una buena oportunidad para llegar a otros niveles de influencia. La situación en la iglesia era muy favorable porque estamos en pleno crecimiento y desarrollo, y allí en medio de esa propuesta se me vino a la mente que eso era una distracción a lo que Dios quería hacer en Villa Regina. Dios me mostro que ese no era a lo que Él me había llamado y puede evitar la distracción.

B- PERSONAS ESFORZADAS: Una de las cosas que tome de estas personas que tome como consejeros indirectos es que no están ociosos, sino que están constantemente creando algo para continuar extendiendo el evangelio. Innovan con nuevas ideas, ejecutan esos proyectos y delegan a otros de su entorno (los cuales ven que tienen capacidades de liderazgo). Y aprovechan cada proyecto, contexto y lugar para tener la oportunidad de predicar y mostrar a Cristo a toda la comunidad en la que se encuentran inmersos.

C- PERSONAS QUE DELEGAN: La mayoría de estos consejeros indirectos comprenden que es imposible estar en todos lados, debido a que uno solo hombre no puede hacer mucho sino tiene un equipo en quien descansar y delegar responsabilidades. Y aquí se puede ver unos de los grandes secretos: se necesita tener un corazón sano, libre de temores y prejuicios; el cual pueda confiar en que Dios también obra en la vida de los demás y puede usar a otros.


D- PERSONAS DE FE: Estas personas esperan y dependen de Dios, y no de los hombres e instituciones. La vida de todos ellos muestra que comenzaron sus iglesias de la nada, teniendo como recurso único su confianza en Dios. Ellos poseían un llamado y una clara, que los invito a tener una total dependencia de Dios. Entendieron que a través de nuestra Fe se honra a Dios, y que esa es la mejor virtud porque trae la certeza de que todo viene de Dios y que Él es la fuente de los recursos que se necesitan. A su vez, este principio nos permite entender que debemos mantener un corazón sano con nuestros pares y autoridades. Vinculado a este punto, hace unos años atrás, en una ocasión me encontraba preocupado por un desafío grande que teníamos como iglesia, y pensé pedir ayuda económica al gobierno provincial para el reto que teníamos, y como eran tiempos de elecciones sabía que los candidatos estaban abiertos a dar recursos. Mientras pensaba en avanzar sobre esta idea, escuche la voz del Espíritu Santo que me hacia una pregunta: “¿Qué pensarías, si tu hijo que necesita un calzado, en vez de pedírtelo a vos se lo pide a tu vecino?”. Esa pregunta me hizo desistir inmediatamente de
esa idea y Dios se glorificó proveyendo todo lo que necesitaba, sin tener que buscar los recursos en los hombres. Esto es una actitud que he visto en muchos referentes cuya confianza está puesta en Dios.

E- PERSONAS SUJETAS:  Todos estos pastores que crecen tienen un pastor que los ministra y los guía, dándoles consejos y llamados de atención. Estar sujeto es una señal de humildad a Dios y las autoridades. Es por eso que es importante que tengamos un pastor sobre nosotros, alguien que nos guie y aconseje para que podamos dar pasos firmes durante todo el camino.


Estas son algunas de las cosas que puede observar de los pastores que crecen y avanzan cumpliendo con el llamado que Dios les hizo.

La “Encerrona”

Por Gustavo Rossi

El sueño de todo ministro es ser parte del crecimiento del Reino de Dios y ver a los perdidos correr a los pies del Señor.

Intentamos implementar un sin fin de cosas para hacer crecer su obra y muchas veces nos sentimos cansados y frustrados al no ver los resultados. Viene entonces una sensación de fracaso a nuestras vidas y nos sentimos tentados a dejarlo todo.

Esta historia tan conocida nos puede dar algunas ideas para avanzar y encontrar herramientas útiles para el ministerio que Dios nos entregó.

Lucas 5:4-7 “Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar. Respondiendo Simón, le dijo: Maestro, toda la noche hemos estado trabajando, y nada hemos pescado; mas en tu palabra echaré la red. Y habiéndolo hecho, encerraron gran cantidad de peces, y su red se rompía. Entonces hicieron señas a los compañeros que estaban en la otra barca, para que viniesen a ayudarles; y vinieron, y llenaron ambas barcas, de tal manera que se hundían.”

¡La historia de la pesca milagrosa es apasionante! En estas vacaciones, en una tarde mientras estábamos descansando, pudimos ver un tipo de pesca muy parecida a la que realizaban en los días de Jesús, le llamaban la “encerrona” donde todos en la playa ayudaban para encerrar a la mayoría de los peces. Consiste en un barco que al entrar a aguas profundas, arrojan de punta a punta de la playa una gran red y luego todos tiran de ambos extremos encerrando a todos los peces que había por allí.

De esta historia se desprende tres herramientas para tener una pesca milagrosa:

  1. Enfocarse en los peces

Los peces, junto a la cruz, son los símbolos más utilizados por la cristiandad desde el comienzo de la iglesia del Señor. Están presentes por todas partes y muy particularmente en las lunetas de los autos como un distintivo de que somos Hijos de Dios.

Los peces simbolizan las almas de los hombres, como bien Jesús le expresó a Pedro: “te haré pescador de hombres”

Cuando comenzamos a servir al Señor nuestro enfoque está en los peces, en ganarlos para Cristo, pero con el tiempo el ministro corre el riesgo de ir perdiendo el enfoque. Comenzando a olvidarse de lo trascendente y enfocándose en lo que no lo es tanto.

Muchos terminan poniendo su enfoque en el templo, el sonido, las luces, las butacas muy cómodas y dejan de concentrarse en lo importante.

La iglesia que crece y avanza es la que nunca perdió su amor por los perdidos

Que todas las actividades que hagas en la congregación tengan como fin ganar las almas.

Que el ADN de tu congregación sea ganar a los perdidos

Tenemos que pedirle amor por los peces, amor por las almas. Nuestro corazón debe volver a palpitar por los perdidos y derramar lágrimas por ellos.

  1. Trabajar en equipo

Nada significativo podré hacer solo, pero cosas grandes lograremos si aprendemos a trabajar en equipo.

En otro tiempo el pastor era el hombre orquesta, toda la tarea la realizaba él. Llevándolo muchas veces al agotamiento o el stress por un lado, y a una cierta limitación por el otro, ya que no tenemos ni todos los dones, ni todo el conocimiento acerca de como hacer las cosas.

Nuestro desafío para trabajar en equipo es confiar en otras personas y permitir que otros aprendan la tarea y puedan crecer a nuestro lado.

El discípulado consiste en gran medida, en compartir lo aprendido a otras personas y no adueñarme del saber.

Todos nos hemos equivocado y hemos cometido errores, pero alguien confió en nosotros, nos enseñó y nos tuvo paciencia. ¡Cuántas torpezas hemos cometido en nuestro deseo de servir al Señor!

Formar equipos de trabajo es un gran desafío. Transmitir la Visión, detectar los talentos adecuados a cada área de servicio y que luego puedan a su vez ensamblarse para funcionar como un verdadero Equipo.

Todo lo que se hace en la iglesia en un efecto embudo, debe tener la finalidad de ganar a las almas y luego integrarlas a la familia de la Fe.

La pesca milagrosa, fue milagrosa porque todos tiraron en la misma dirección y trabajaron en equipo.

Alguien dijo que: “el verdadero milagro es ponerse de acuerdo”

Unos remaron, otros tendieron las redes, otros encerraron a los peces y aún cuando era tan grande la cantidad tuvieron que pedir ayuda a la otra barca y juntos encerraron una gran cantidad de peces.

Pidámosle a Dios un equipo y luego la sabiduría para formar ese equipo.

  • Utilizar una metodología de trabajo

Cuán importante es pensar en que metodología estamos utilizando para alcanzar a los perdidos, para integrarlos a la iglesia y para ayudarles a crecer.

Muchos piensan que solo teniendo un culto por semana es suficiente para lograr este objetivo, pero no lo es.

La metodología es la herramienta que vamos a utiliza solo para lograr este objetivo.

Oremos y busquemos la más adecuada para optimizar los esfuerzos.

Los grupos pequeños son una muy buena estrategia para poder organizarnos en pos de ver a los perdidos llegar a Jesus.

Llevando la iglesia a las casas, preocupándonos por cada nuevo convertido y haciendo discípulos para que ellos también en un corto plazo de tiempo, hagan por otros lo que hicieron por ellos.

Es el tiempo de oír la voz del Señor diciéndonos: “echad las redes” y que podamos alcanzar las almas para su Reino. ¡Adelante no te detengas!

 

En la ruta

Autor: Juan Carlos Melo
¿Cuál será la ruta de la Iglesia para los próximos años?
Se dice que las iglesias que pasan los tres primeros años la curva de crecimiento, después pasan a una curva de fatiga y pasan a ser un movimiento, una máquina, un monumento o un museo. Eso le pasa a las denominaciones, a las iglesias locales, al liderazgo y también a los procesos. Pero cuando un líder, cuando una denominación, cuando un país empieza a ver el pasado y piensa que éste era mejor que el futuro, está decaído.
Está mirando hacia abajo y empieza a hacer monumentos al pasado. El pasado de la Iglesia no puede ser mejor que el futuro, si Cristo está en su futuro. Lo que hicieron los pioneros en Centroamérica y en América Latina es maravilloso y se les bendice en el nombre de Jesús; pero eso no puede ser mejor que lo que viene. Hay que honrar aquello, y celebrar lo que Cristo va a hacer.
Cuando se empieza a ver el pasado como mejor que el futuro, se está creando monumentos y la siguiente fase es ser un museo. Algo para ver y recordar, glorias pasadas nada más, sin vida. Eso no le puede pasar a la Iglesia del Señor. Hay esperanza en la Palabra del Señor cuando dijo: yo edificaré mi Iglesia y las puertas del infierno no prevalecerán en el avance de la Iglesia, pero la iglesia tiene que avanzar. Si la Iglesia no avanza, entonces ¿qué es lo que avanza? La Iglesia tiene que ir en avance y el avance se tiene que medir en números también.
Las iglesias que pasan los tres a cinco primeros años dejan de evangelizar con la misma fuerza. Se concentran más hacia dentro. La Iglesia debe crecer armónicamente hacia arriba en su devoción al Señor, en su amor al Señor hacia fuera y el amor al prójimo. Lo que es el amor a los necesitados y el amor hacia aquel que no es su hermano, que es el prójimo, y hacer lo que sea necesario para que sea su hermano. Un mandamiento nuevo os doy: “que os améis los unos a los otros”, pero ese mandamiento ya existía en la Ley, el amor al otro, al próximo, pero ¿qué era lo nuevo de esto?
Hay tres niveles de amor que la iglesia debe tener. El amor a Dios por sobre todas las cosas, el amor al prójimo, que no está separado del amor a Dios, porque si no ama al prójimo y dice amar a Dios es falso, por eso es que no tiene impacto en la sociedad, porque se han vuelto iglesias litúrgicas que dicen amar a Dios con cantos, pero salen y no aman al vecino y pierde efectividad. Y el amor a su comunidad.
Los evangélicos de los últimos tiempos han separado el amor de Dios del amor al prójimo. Eso es una herejía. No se puede separar el amor a Dios del amor al prójimo. Se tiene que amar al prójimo de la misma manera que se ama a Dios. Hay que amar a los niños, aunque no diezmen. Hay que amar a los jóvenes. Que no pase como en la generación de Josué donde cada uno hacía lo que bien le parecía porque no conocían a Dios, porque sus padres no les mostraron el camino.
Dios ama a Latinoamérica y este es el tiempo del Señor y quienes pertenecen a una denominación, quienes son pastores en países y en ciudades, tienen que aprovechar y avanzar porque ahora hay un tiempo en el que de cada tres personas a las que se les comparte el evangelio, una le dice sí al Señor Jesucristo.
Eso es avivamiento, pero no se lo está aprovechando. Hay que ir afuera. Hay que ir a cosechar. Hay que orar por obreros para la gran cosecha. El Señor ni siquiera pide que oren por la mies sino más bien por obreros. Hay que multiplicar obreros. Los líderes tienen un poder en las manos, un poder espiritual. Dios no se mueve si no es con el liderazgo de su iglesia. Si el liderazgo de la iglesia cree, Dios obra. Si el liderazgo de la Iglesia no cree, Dios no obra y esa es la responsabilidad del liderazgo. Del Génesis al Apocalipsis hubo un Abraham, un Moisés, un Josué, un Jeremías que guiaban al pueblo.
Volver al principio
Hay que volver a las rodillas. Una iglesia que no ora es una iglesia en derrota. Hay que volver a estar bajo la influencia del Espíritu Santo, en santidad, porque los dones del Espíritu sin santidad no se saben qué son. Se necesita clamar al Señor. Clamar a Cristo y empoderar nuevos líderes. Empoderar la nueva generación. ¿Qué se va a dejar en esta tierra: bloques y ladrillos, con cementos y techos? El Señor no viene por eso. El Señor viene por gente redimida.
Si hubiera que plantar nuevas congregaciones, usando el ejemplo de Asambleas de Dios en El Salvador que tiene un promedio de 100 miembros, entonces habría que plantar cada año cincuenta iglesias de 100 discípulos cada una para tener un número de 5.000 nuevas iglesias y mantenerse en la curva de crecimiento. Eso no es imposible, pero eso sólo mantiene la curva para no decaer versus el crecimiento poblacional. Se necesita de ahí para arriba para crecer.
Suponiendo que se podrían tener iglesias de cincuenta personas. Esto significaría que serían 100 iglesias de cincuenta discípulos anualmente para mantenerse en la curva de la población. De ahí en adelante cualquier cosa es crecimiento. Pero dentro de estas cifras es primordial tomar en cuenta el número de bautismos, que es una cifra dura porque es crecimiento. Eso significa que hay un crecimiento por evangelismo y no por reciclaje de membresía. El reciclaje de membresía no hace crecer el Reino. Hace crecer una congregación, pero no el Reino. Es decir, si hay un crecimiento de mil o de cien miembros este año y sólo se bautizaron diez, entonces algo anda mal. Es importante que el crecimiento saludable en la iglesia establecida y en la plantación de iglesia sea medible a través de bautizos. Eso es real, el resto es conversable.
Plantación y desarrollo de iglesias
En panoramas de plantación y desarrollo de iglesias, no se puede dejar de hablar de la ética del Reino de Dios. Ésta implica muchas cosas, pero en plantación de iglesias hay algo que no se debe hacer y es pescar en otras peceras. Muchas veces debido a eso se impide plantar más iglesias. También es anti-ético y sería contradictorio porque el Señor no le ha dado el derecho de ser terrateniente, o espiritualmente hablando, dueño de esa iglesia.
Actualmente no se plantan iglesias con un concepto de comunidad. La mayoría es insensible a la comunidad donde está porque son iglesias pobres. Las iglesias evangélicas en su mayoría, 99.9%, no son sembradas con un concepto misionológico.
El triángulo misionológico dice: Dios, Iglesia y comunidad; y si se tuviera ese enfoque desde el principio, entonces se entendería que cualquier cosa que rompe la relación con la comunidad no debe hacerse porque la existencia y la razón de ser de la Iglesia delante del Señor no es cantar, es ganar esa comunidad.
El triángulo misionológico es clave y esto se enseña dentro de los materiales que los plantadores reciben. De hecho el primer módulo es cien por ciento análisis de comunidad y se le da herramientas para que vaya y haga un análisis de comunidad y entreviste a los líderes. Aquí es importante saber que el 80% de los pastores no tiene una buena relación, o una relación sólida, con los presidentes de los barrios donde están sus congregaciones. Nunca se han tomado un cafecito. Es más no saben quiénes son y cuando saben es porque están peleados.
Hay que entender y ubicarse bíblica y teológicamente. La Iglesia no existe porque es bonita. La Iglesia existe porque existe un Dios de Misión. Dios está en misión y para eso existe la Iglesia, para cumplir la misión de Dios en la tierra. Hay que caminar y cumplirla. Si deja de hacer esa misión, entonces deja de tener esencia y se convierte en club religioso, de muy mal gusto por cierto.La Iglesia existe para la misión.
Más del 70% de membrecía de una iglesia no pertenece al barrio donde está la iglesia. Vienen de todo lado porque no les importa el barrio. Actualmente en muchas ciudades, debido a las normas ecológicas, están cerrando congregaciones. Las autoridades reciben quejas de las iglesias porque tienen el volumen demasiado alto. Le dan demasiado énfasis a las formas. Debería haber dos cosas bien claras sobre los cánticos en las iglesias, y no se refiere a la adoración porque en la Biblia desde el Génesis hasta el Apocalipsis es obedecer, no cantar. Algunos creen que la unción está en el volumen, por eso se ha vuelto tan poco efectiva.
La Iglesia existe para su comunidad. Analice su comunidad y mire como está en relación a la iglesia, y pida en esa pasión al Señor una visión y una misión para el proceso de esa comunidad porque antes de que usted llegue allí, Dios ya estuvo ahí.
Haga un análisis no sólo de cantidad sino de calidad, de cuánto impacto tiene en la sociedad al estilo de la iglesia primitiva, que tenía favor con el pueblo y se añadían los que debían ser salvos. El Señor va a añadir cada día a los que quiera a la Iglesia, cuando la Iglesia tenga favor con la comunidad. Hay que amar al prójimo. Mostrar a Cristo a la sociedad. Carácter, conducta e imagen del varón perfecto que es Cristo Jesús.
Recuperado de https://coachingdeplantacion.wordpress.com/2017/03/14/en-la-ruta-dr-juan-carlos-melo/

El nacimiento de una iglesia

Por Carlos Sokoluk

La llegada de un bebé deseado siempre es motivo de alegría. Es innegable que con el arribo del nuevo miembro de la familia se produce una renovación y cambios que afectan a todos los miembros.

Un bebé tiene la capacidad de nuclear no solo a los familiares sino aun a los amigos y conocidos. Hasta opinan sobre la elección del nombre. Todos se involucran aportando de lo que tienen o lo que saben. La abuela teje los escarpines, el abuelo hace gala de sus habilidades en la carpintería fabricando una cuna. Cada uno hará una parte: el que sube las fotos a las redes sociales, el papá que pinta la habitación con el color apropiado, el hermanito apenas un poco mayor se encarga de darle el chupete casi como si fuera un tapón para que no salga más llanto, el adolescente (quizá aprovechando que sus amigos no lo ven) sacia su curiosidad y necesidad de brindar afecto levantando en brazos a ese pequeño familiar. Las tías y amigas de la mamá hacen lo suyo obsequiando ropitas “paquetísimas” para que el bebé luzca irresistible. Hasta el perro participa sentado en silencio al lado del “cochecito” cumpliendo con su deber de montar guardia. Y por sobre todo la mamá se encarga de alimentar, proteger y ocuparse por entero de las necesidades del exigente recién llegado.

Todos querrán tener algo que ver cuando haga falta y aportarán algún consejo y ayuda oportuna cuando surja alguna situación que demande preocupación.

La rutina de los integrantes de la familia, los horarios y hasta sus hábitos se verán modificados. De un modo semejante toda la familia de la U.A.D. hoy aguarda con muchas expectativas lo que está por suceder en su medio. Hay noticias de muchos embarazos que en algunos meses se convertirán en bebés, o sea “las iglesias nacientes”. Todos vamos a participar de la alegría, a la vez que nos amplía la visión y redirecciona nuestro ministerio. Nuevas perspectivas atraerán la atención pastoral, asumiremos nuevos desafíos, tendremos grandes expectativas.

Si la iglesia madre es saludable, todo esto ocurrirá no sólo una vez sino cada nueva iglesia que se planta. ¡Será como una inyección de vida! Los miembros de la congregación tendrán oportunidad de ministrar con sus dones. Habrá lugar para la creatividad de los jóvenes, para el aporte de la experiencia adulta, para ser parte de la intercesión y de los milagros que van a ocurrir. El emprendimiento es grande, pero sin lugar a dudas muchos están esperando que esta puerta se abra para apoyar.

Nuestra iglesia de Argentina ya está inmersa en las actividades evangelísticas en sus diversas modalidades, en organizar los departamentos, en las ofrendas para la compra de terrenos, en la construcción de los templos. Todo esto hará que pastores, obreros, hombres, mujeres, jóvenes y aún adolescentes, luego de haber dado lo mejor de sí mismos, disfruten del resultado de su trabajo al ver las almas a los pies de Cristo, vidas cambiadas, familias restauradas cumpliendo así la voluntad de Dios. Cada uno habrá sido parte de la transformación del nuevo “bebé” en una bien desarrollada y saludable iglesia.

DE LÍDERES A MULTIPLICADORES

Por Juan Carlos Melo

El desarrollo y crecimiento del ministerio de un pastor, o de un líder, debería dar como resultado el que se convierta en un multiplicador de nuevos obreros. Esto en la práctica debe ser intencional para evitar lo que ahora las nuevas generaciones viven al sentir que los líderes actuales no quieren empoderarles dentro de la estructura de la iglesia y de la denominación.

“Muchos pueden llegar a mirar a su liderazgo como un corcho que no permite su crecimiento y esto produce una tensión generacional entre los líderes de hoy y los del futuro.”

La mejor manera de no generar esta ruptura o conflicto intergeneracional, que puede incluso dividir y producir profundos daños en las relaciones y en las estructuras de la iglesia, es desarrollando líderes y pastores que multipliquen iglesias con un liderazgo intencional y que comprende que parte vital de su función es dejar que otros hagan los mismo y hasta mejor que ellos, como preparación para cuando ellos ya no estén.

“Es fundamental alentar la transformación del pastor de una iglesia local a convertirse en pastor de pastores, cambiando no solo su función sino su influencia a través del mentoreo.”

Una cosa es pastorear una congregación de 100 a 200 personas y otra cosa es mentorear, empoderar y multiplicarse en otros, y no para tener una congregación de 200 ó 300 miembros, sino con el fin de ser una iglesia descentralizada y que empodera más líderes bajo el mentoreo de un pastor experimentado y así multiplicar congregaciones bajo modelos de iglesias satélites o hijas, de esta manera la multiplicación da como fruto la transformación.

 

Recuperado de https://coachingdeplantacion.wordpress.com/2017/05/11/de-lideres-a-multiplicadores-dr-juan-carlos-melo/

¿Por qué iglesias?

Autor: Red de Multiplicación 

Es posible que usted se haya preguntado:

“¿Por qué sembrar más iglesias si millones de personas sufren diaramente por carencia de agua potable, enfermedades, etc? ¿No deberíamos construir pozos de agua y clínicas en lugar de sembrar más iglesias?

Son preguntas muy válidas, sin embargo en Efesios 3:10 Pablo dice: “para que la multiforme sabiduría de Dios sea ahora dada a conocer por medio de la iglesia”… A pesar de las circunstancias que cada persona está atravesando, cuando conocen a Dios y se integran a una comunidad local de creyentes; la desesperanza desaparece.

Cuando una iglesia saludable es sembrada en una comunidad local, nacen también líderes que se sienten capaces de lograr un cambio a través del Espíritu Santo. Con renovadas esperanzas, estos líderes locales establecen una variedad de ministerios sostenibles, que contribuyen a transformar sus comunidades.

Una respuesta integral y contextualizada a todo tipo de necesidades humanas se puede lograr a través de las comunidades locales de creyentes que pueden compartir el amor de Cristo en todas las clases de manera práctica. Los programas que ofrecen educación sobre el SIDA y la violencia doméstica pueden trabajar a través de la iglesia por un impacto duradero.

Queremos ver más iglesias y mejores iglesias.

Más familias y comunidades transformadas a través del poder de Jesús.

Recuperado: https://www.reddemultiplicacion.com/quienes-somos/por-que-las-iglesias