EL TESTIMONIO DE LA PATERNIDAD

Por Gustavo Rossi

Hace diez años junto con mi esposa Susana, fuimos desafiados por Dios a abrir la primera iglesia hija de Catedral de la Fe en el partido de la Matanza, más exactamente en San Justo. Fueron días de mucho entusiasmo, mucho trabajo pero a la vez también muy difíciles. Había que tomar decisiones de dejar la casa paterna y partir hacia la aventura de lo desconocido hasta ese momento.

Experimentamos tantas luchas como bendiciones a la vez, pero la decisión estaba tomada y no había vuelta atrás.  Desde ese día Dios nos permitió establecernos y comenzar a crecer, al poco tiempo de haber llegado el local quedó pequeño y debimos salir a buscar uno nuevo.

Dios abrió las puertas y nos entregó un lugar tres veces más grande con dependencias y comodidades que no teníamos en el primero. Hoy estamos trabajando con las dos sedes y alcanzando a miles de personas con el amor de Jesús.

El Señor nos envió a abrir una iglesia y sin darnos cuenta ahora estábamos en dos lugares a la vez. El primer lugar era un mono ambiente, sin dependencias, hacíamos todo en el mismo lugar, escuela dominical, escuelas de discipulado, células, etc. El lugar era pequeño pero el corazón y la visión extremadamente grande.

Después de un congreso de jóvenes tuvimos el honor de llevar a almorzar a Abraham Pérez, él me hizo la siguiente pregunta: “dame tres claves para tener éxito a la hora de plantar una nueva congregación”, esto me hizo pensar en ese momento algunas cosas que hasta allí no había reflexionado y que podía ser de bendición también a otros. Pensé un instante y luego le respondí tres puntos para mí determinantes.

1)Tener una palabra de Dios es indispensable

Cuán importante fue para nuestras vidas tener la confirmación de Dios de tomar esa decisión de ser un pionero.  Uno estaba muy cómodo en la casa paterna donde servíamos a Dios con alegría, pero este era un paso muy serio e importante.

Cuando se tiene un llamado al pastorado este se tiene que evidenciar en la iglesia local primero, debe haber fruto, amor por las almas, cuidado de las personas. Siempre pienso que la iglesia local es un como un “vivero” donde los obreros tienen la oportunidad de dar fruto y de crecer. Pero si en el vivero donde todo está acorde para crecer y dar fruto, donde otro pagó el precio y simplemente nos posiciona sobre sus lomos para crecer y no lo podemos hacer, algo no está funcionando bien.

Dentro de este Vivero (la iglesia local) tuvimos la oportunidad de abrir nuestra primera célula y hacerla crecer. De dar oportunidades a otros y crecer. El fruto, por otra parte, evidenciaba el llamado pastoral. Pero ahora llegaba el momento de hacer lo mismo fuera de él. Dejar la comodidad y emprender un nuevo tiempo.

 

Cuán importante fue tener una Palabra de Dios, fue así que primero me hablo a mí y luego a mi esposa por separado de aceptar el desafío de abrir una nueva iglesia. No fue una palabra sino más bien fueron dos. Por separado Dios nos había hablado.

Cuán importante es el acuerdo con la esposa o el esposo, que ambos estén completamente de acuerdo con este paso de Fe. Evitará reproches o desencuentros en medio del río, que en algunos casos ha llevado a algunas parejas de pioneros a hundirse y algunos ahogaron su matrimonio y aún su familia.

Está PALABRA en los momentos difíciles te sostiene y te desafía a ver, cuando nada todavía es, más por la Fe tenes la confianza de que será. En medio de las luchas y los problemas, en medio de las necesidades económicas recordábamos: “fiel es aquel que nos llamó”

Está palabra te sostiene. Está palabra confirma este llamado particular que tiene el pionero. Es un fuego interior, es una santa insatisfacción que te lleva a dar un paso más, a arriesgarlo todo. Sino tenes realmente una Palabra de Dios no te muevas, no lo intentes, no hagas nada. No significa que no tengas el llamado, sino quizás que no sea el tiempo.

Espera en Dios y confía en Él.

2) Nunca te quedes huérfano

La paternidad fue y es tan importante para mí. Es el principio elemental de la autoridad espiritual ¿Cómo voy a hacer frente a poderes espirituales de maldad sin una cobertura espiritual?

Tu pastor es un hombre de Dios y responde al mismo Dios que te llamo a ti. Los padres debemos asumir que nuestros hijos algún día se irán de casa. Quisiera tener a mis hijas toda la vida a mi lado, que nunca crezcan, que nunca se casen y mucho menos que se vallan de mi casa. Pero lamentablemente ese día por mucho que me pese, llegará. Y un día partirán y formarán su propio hogar. Necesitarán mi ayuda, mis consejos, mi experiencia y mi asesoramiento. Hasta quizás tenga que invertir mis ahorros en ellos. Porque los padres atesoran para los hijos dice la Palabra de Dios. Pero aunque se casen, se muden, se vayan lejos nunca dejaré de ser su padre. Son hijos amados y su crecimiento alegra mi corazón profundamente.

Hoy veo gran inmadurez y menosprecio hacia la paternidad y luego esto termina en una gran orfandad en todo el país. Hijos huérfanos, hijos abandonados, hijos que se hicieron solos, que no tuvieron el apoyo necesario.

Espera el tiempo de Dios y honra a tu pastor.

3) Busca el lugar correcto

He visto personas que tienen un llamado a ser pionero, a ser pastor, pero quizás no saben elegir el lugar correcto. Cada uno tenemos un llamado a un lugar determinado y a personas con características determinadas.

Nuestro llamado es a salvar almas y luego a cuidar de ellas. El que tiene un llamado pastoral se enamora de la gente en cualquier lugar, pero Dios preparó un lugar especial para cada pionero en particular.  Busca diligentemente el sitio donde Dios te irá a usar, recórrelo, písalo, huélelo. Tenes que sentir que ese es tu lugar en el mundo. Dios por su parte, te pondrá un amor tan grande por la gente de allí.  Habrá indicios, habrá fruto, habrá señales que debes estar allí.

Recuerdo el primer fruto de San Justo ni siquiera habíamos abierto el local, que alguien vino y me dijo: “me enteré que va a abrir una iglesia, quisiera estar contigo.” Era tan claro y evidente, era el primer fruto de Acaya, mi Epeneto como lo declara Pablo en el libro de Romanos.

Se ético y no te establezcas cerca de otra congregación, busca una distancia prudencial. Y como Pablo declara no edifiques sobre fundamento ajeno sino esfuérzate a predicar donde Cristo aún no fue anunciado. Hay tantas ciudades y pueblos donde aún no hay una iglesia de la Unión que está esperando cuan varón macedonio diciendo: “pasa por aquí y anunciamos el evangelio”.

Juan 4:35 “¿No decís vosotros: Aún faltan cuatro meses para que llegue la siega? He aquí os digo: Alzad vuestros ojos y mirad los campos, porque ya están blancos para la siega.”

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Id por todo el mundo y predicad el evangelio

Por Alberto Ferrando

Pensando en la plantación de iglesia, desde  mi lugar de ministerio tengo que ir al principio de nuestra fraternidad, momento que todavía no había nacido, y la idea era llenar argentina con el evangelio , los avivamientos que argentina vivió en diferentes años, los esfuerzos económicos y de pioneros que dieron sus vidas para la extensión del reino y la fraternidad, los misioneros que llegaron y levantaron templos , institutos bíblicos, haciendo tantos esfuerzos y caminando y ganando almas, frutos que disfrutamos hoy.

Pero con todo eso, encima, y con tan grande nube de testigos, caminando la calle y viendo la tremenda cantidad de almas que todavía no conocen al Señor, el norte argentino tan carente de iglesias, la droga, el alcohol, y todo lo que sabemos que pasa alrededor, me animo a decir que todo es una gota en un océano, queda muchísimo por hacer, quedan muchas iglesias que fundar y muchas almas que salvar, el tiempo pasa, y el diablo avanza sin pausa, llego la hora.

Podemos conformarnos y decir bueno, pero algo hicimos, gracias a Dios, lo malo sería si no se hubiera hecho nada, todo lo que se hizo, es poco, la hora llego la palabra es clara, estamos destinados a crecer, Dios nos habló, así que manos en el arado, trabajo denodado, y a fundar iglesias como nunca antes.

Tenemos un legado preciado, somos deudores de gracia dadores, tenemos que despertar, no abandonar la herencia, nuestra esencia, lo que nuestro mayores soñaron, con todo, como nunca antes.

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Rogad al Señor de la Mies

por Carlos Sokoluk Cuando Jesús concluye la obra redentora en la tierra, se la confía a sus discípulos. Justo antes de ascender al cielo se asegura de recordarles cuál es la tarea de la que se tienen que ocupar: Por tanto, vayan y hagan discípulos en todas las naciones, y bautícenlos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Enséñenles a cumplir todas las cosas que les he mandado. Y yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo.» Amén. En el mandato de Jesús encontramos que a la tarea evangelizadora se le agrega la de conformar un cuerpo espiritual a partir del bautismo y en tercer término se encomienda un proceso de enseñanza de los mandatos de Jesús. Esos son los tres principios esenciales de una iglesia. Luego podemos concluir que Jesús ordena que planten iglesias en todas las naciones y que Él personalmente estaría involucrado a través de todos los tiempos. Efectivamente desde la ascensión de Jesús, en mayor o menor medida siempre se plantaron nuevas iglesias o congregaciones cristianas. Pero en nuestros días lo que está ocurriendo es algo sobrenatural, ya que hay un inusual auge en la plantación de iglesias en muchos países de diferentes continentes. Quiere decir que si nos involucramos personalmente en esta tarea establecida por el Señor mismo, vamos a ser los protagonistas de un importante capítulo de la historia de la iglesia. En la historia sagrada vemos que cada vez que Dios manifestó su gracia y poder a favor del pueblo lo hizo a través de una persona a la que Él “llamó”: Abraham, Moisés, Gedeón, Eliseo, Pedro, Pablo y así muchos otros en la historia reciente también. Vamos a necesitar que el Señor convoque a los “llamados” para plantar cientos de nuevas iglesias aquí y ahora, en nuestro país. En Lucas 10.2 Jesús mismo considera que: “La mies a la verdad es mucha, mas los obreros pocos” y luego propone la solución: “por tanto, rogad al Señor de la mies que envíe obreros a su mies”. Es el momento oportuno para que pastores y congregaciones vayamos a la presencia del Padre y le digamos que su Hijo nos mandó a rogarle que con urgencia envíe a los iniciadores de iglesias que necesitamos para que se cumpla su mandato. Teniendo en cuenta la parábola de la viuda y el juez injusto, si disponemos de programas de oración, que pueden ser diarias o semanales, individuales, o en grupos especiales o con toda la congregación, con toda seguridad surgirán los llamados ¿pues acaso Dios se tardará en responderles a sus escogidos, que claman a él día y noche?

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Plantemos iglesias saludable

Por Osvaldo Carnival   Recuerdo la expresión: “Las ovejas se reproducen en ovejas y los pastores se reproducen en pastores”. La extensión de la obra de Dios en nosotros, como pastores, no solo deber ser que la congregación crezca, sino que de nosotros puedan reproducirse otros pastores que continúen la tarea que venimos haciendo. Pablo es enfático con su hijo espiritual Timoteo quien se desempeñaba como joven pastor en Éfeso: “Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros” (2 Timoteo 2:2) “Pablo le daría a Timoteo la clave de la multiplicación”. Lo que oíste, primer delegación, ahora no te lo guardes sino encarga a hombre fieles, que a su vez, enseñen también a otros. Pablo le da a Timoteo el secreto. Lo que hizo Dios en vos debe fluir y no detenerse. Dios no nos hizo como instrumentos de acumulación sino de bendición. Como ministros somos un eslabón en una cadena de impartir. Muchos dirán: ¿Cómo sigo entonces? “A la verdad la mies es mucha, mas los obreros pocos. Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies” (Mateo 9:37-38). Todo empieza en el cielo, todo comienza en una oración: “Dame obreros”. Pedile a Dios que te dé un obrero, ahí está la punta del ovillo. Alguien en quien puedas volcar tu amor, tu experiencia y legado. A partir de ahí, empezar a soñar con un nuevo lugar para comenzar una nueva obra, una Iglesia Hija. Plantar una nueva Iglesia es más que comprar un terreno, alquilar un local o acondicionar un galpón para Templo. Es mucho más, son almas ganadas para Cristo. Tenemos la posibilidad histórica de multiplicar la familia de la Unión de las Asambleas de Dios. Nos pondremos en marcha y Dios nos sorprenderá con milagros multiplicadores. Vos podés colaborar en la Plantación de Iglesias, ofrendando a través de la siguiente cuenta: Cta. Cte. en pesos – Banco Santander Río Nombre: Unión de las Asambleas de Dios Suc.: 055 Cuenta nro. 010656/2 CBU: 0720055720000001065622 Te solicitamos que luego que hayas realizado el deposito, nos envíes el comprobante a Diezmos@uad.org.ar. Aclarando los datos del pastor, la iglesia y que es una ofrenda destinada a la Plantación de Iglesias. Y, si deseas ponerte en contacto con nosotros, puedes hacerlo llamando al (011) 4981-1979/2588/4957 de Lunes a Viernes de 09:00 a 17:00 o enviándonos un correo electrónico a plantaciondeiglesiasuad@gmail.com.

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