La Iglesia, unidad con propósito

Por Juan Carlos Escobar

 

Estar juntos no es sinónimo de unidad, o dicho de otra manera, no quiere decir que por estar juntos necesariamente estaremos unánimes.

 

Mateo 18:19 “Otra vez os digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquiera cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los cielos”

 

  1. JUNTOS Y UNÁNIMES El contexto del capítulo 18 del Evangelio de Mateo nos acerca a un escenario en el que Jesús enseña sobre el ámbito de las relaciones. Nos instruye en cuanto a no caer en las grandezas; nos insta a ser humildes como niños; nos advierte para evitar ser piedra de tropiezo para otros; nos exhorta a estar dispuestos a sufrir mutilación personal antes que mutilar al cuerpo; apela a que no menospreciemos a quienes no han alcanzado la Gracia y a hacer todo lo posible por alcanzarlos; y nos invita a reconocer el valor de la reconciliación. Es dentro de este contexto que recibimos una propuesta que nos invita a visualizar el acuerdo como lo imprescindible para que Jesús esté en medio de nuestra congregación, es más, difícilmente somos congregación sin acuerdo. Estar juntos no es sinónimo de unidad, o dicho de otra manera, no quiere decir que por estar juntos necesariamente estaremos unánimes. Un ejemplo claro de este principio lo vemos en el día de Pentecostés, cuando el Espíritu Santo descendió sobre los ciento veinte, “estaban todos unánimes juntos” (Hechos 1:1) Y es que si ponemos como referencia este sencillo y poderoso texto, podemos llegar a la conclusión que han sido muchas las veces que nos hemos juntado como ministros o como Iglesia pero el Espíritu Santo no ha obrado no por falta de gente metida en una mesa de trabajo o reunida en un determinado acto, sino porque Dios no ha detectado una genuina unidad, o lo que es lo mismo, el Espíritu Santo no se movió porque no halló unanimidad. Abundando en esta línea de pensamiento, el versículo 20 de este capítulo 18 del Evangelio de Mateo, desborda una poderosa afirmación: “porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos”. Quiero enfatizar dos aspectos, la congregación y quién la preside. Ya he afirmado que ser congregación no es solo estar juntos, se hace necesaria la unanimidad, pero además, la consecuencia más inmediata es que Jesús estará en medio de esa congregación. Esto es vital, necesitamos que Jesús esté en medio de nuestras convocatorias, proyectos, eventos, iniciativas, negocios, planes, campañas, cultos, vigilias, foros, debates… Jesús debe estar presente porque de lo contrario acabaremos dispersos en nuestra individualidad. Debemos ser conscientes que la primera consecuencia de la Unidad es que Jesús nos invadirá con su Gloria y, por el contrario, la primera consecuencia de nuestra falta de Unidad es la desintegración del cuerpo, por lo que Su Gloria se ausentará y vendremos a ser una alternativa religiosa más en el mundo que se verá impotente para cambiar nada porque no fuimos capaces en nosotros mismos de solucionar nuestros propios problemas.

 

  1. UNIDOS TODO ES POSIBLE La unidad es la clave para salir de la crisis y avanzar hacia un progreso sostenido. Jesús nos está dando esa clave por medio de la frase “acerca de cualquier cosa”. En esta frase encontramos un importante llamado a la unidad con propósito. Jesús nos insta a que apuntemos hacia la misma meta, que no dispersemos nuestros esfuerzos, a no despilfarrar nuestros talentos, a focalizarnos sobre algo que nos impulse a lograr un objetivo loable y que sea acorde a nuestra razón de ser. En este apartado cabría preguntarnos: ¿Tenemos claro en qué debemos ponernos de acuerdo? ¿Sabemos qué queremos o a dónde queremos ir? Qué razón tenía el sabio Salomón cuando afirma en Proverbios 29:18 que “sin visión el pueblo se desenfrena” Otra versión dice: “donde no hay dirección divina no hay orden” (BHH) Claro está, leyendo este versículo de la Biblia llego a una conclusión primaria: debo estar seguro que mi objetivo, o lo que propongo para la unidad provenga de Dios. Es vital porque de lo contrario puedo convocar una unidad basada en visión propia y provocaré división, desenfreno, desorden, desintegración. En definitiva, estamos hablando de las consecuencias de lo que emana de la imprevisión o improvisación que son actitudes aliadas del caos o de la desintegración. El apóstol Pablo, en Filipenses 3:16 declara: “Pero en aquello a que hemos llegado, sigamos una misma regla, sintamos una misma cosa”. Lo que nos está proponiendo nos resulta a la Iglesia en España un verdadero desafío. En cuanto al Qué sintamos lo mismo y en cuanto al Cómo somos instados a conducirnos bajo las mismas reglas. Así que en cuanto al Qué debemos recordar que la Iglesia está para llevar a cabo la Misión. Y respecto al Cómo seguramente en forma muy diversa pero bajo el poder del Espíritu Santo que solo es posible que sea derramado cuando hay Unidad con Propósito.

 

  1. DESAFÍOS PARA LA UNIDAD CON PROPÓSITO En este apartado pretendo señalar algunos aspectos que resultan propios de un análisis crítico pero carente de acritud. Pretendo simplemente llamar la atención sobre aspectos que evidencian ciertas praxis necesarias de ser analizadas y, como consecuencia, llevar a cabo iniciativas que nos transporten a mejorar lo presente en cuanto a la acción de la Iglesia Evangélica.

 

Ejemplo de ello es España. Tengo la total certeza que estamos ante un escenario de oportunidad como nunca antes España lo ha tenido para que Dios manifieste su Gloria en medio de una sociedad abocada al quebranto fruto del fracaso de la búsqueda del llamado estado de bienestar. La gente de España está lista para una alternativa espiritual frente a lo que por tanto tiempo ha venido dominando la nación. Pero, desde luego, debemos proponernos buscar como Iglesia en oración proyectos que nos propicien la Unidad con Propósito redentor. Por consiguiente, Es decir, procuremos encontrar en la Unidad una motivación que supere nuestras expectativas personales y nos envuelva en una visión de Reino. Finalmente, cabe decir que de todo lo expuesto, solo cabe enfatizar la prioridad de una vida de oración. No hay actividad que más una que la oración en el Altar. Sin duda, buscando el rostro del Señor ahí detectaremos que si hay algo que me separa del hermano, el Espíritu Santo me impulsará a buscar la unidad y a cancelar toda deuda que pudiera obstruir el fluir del Cielo en la Tierra y es que, precisamente, si para algo buscamos unirnos es para orar y pedir que el Cielo invada la Tierra.

 

RECUPERADO: http://protestantedigital.com/blogs/4416/La_Iglesia_unidad_con_proposito

LA BIBLIA… ALLÁ Y ENTONCES, AQUÍ Y AHORA

De Javo Romero

El estudio de la Biblia es una de las experiencias más enriquecedoras y transformadoras de la vida. Nos lleva a conocer a Dios, a reencontrarnos con el sentido de nuestra existencia, y restaurar relación con nuestro próximo.

En la actualidad gozamos de múltiples programas de educación bíblica para todas las edades y con frutos evidentes. Pero, inicialmente y por mucho tiempo el acceso a las Sagradas Escrituras fue privilegio de unos pocos.

La historia de la iglesia da cuenta de relatos oscuros, en los que aquellos que la administraban profesaban un elitismo clerical, es decir, por un lado, sostenían un sistema en el que prevalecía un grupo de sanctus elegidos por sobre el pueblo y, por otro lado, intervenían en la sociedad en nombre de la religión pero con fines prioritaria mente políticos y económicos. Entendían que “las cosas de Dios” no debían estar al alcance de todos y mediante su interpretación particular abusaron del poder conferido perjudicando a muchas generaciones.

Luego, gracias a las transformaciones socio políticas, al progreso con la invención de la imprenta y a la reforma protestante comenzó una etapa que poco a poco derivaría en una iglesia adyacente al modelo de Jesús: Dios en medio del pueblo, cercano al ser humano,  sin importar su estatus. La educación también avanzó y se hizo popular, facilitando que la Biblia sea leída en los hogares.

Adyacente no es sinónimo de igual, aún estamos en camino. También a los reformadores como Lutero, Zwinglio, Mélanchton y Calvino les costó en principio convivir con la idea de que la Biblia podía ser leída por todos.  Pero la puerta que abrieron posibilitó una fe sin (tanta) burocracia y hoy, siglos más tarde, podemos afirmar que la Biblia está al alcance de todos y de todas.

Ahora bien, lo “popular” en cuanto a la Biblia merece una reflexión.  Que se editen, impriman y vendan muchas Biblias, que se ofrezcan en múltiples idiomas y formatos,  que esté al alcance en términos “materiales”… ¿implica que la Palabra de Dios lo está?  Responder este interrogante requiere no solo de un análisis desde el balcón sino de un compromiso como iglesia, como pastores, como mayordomos de una verdad revelada que se vehiculiza a través de nuestra gestión ministerial.

Al observar (nos) en el amplio abanico de comunidades de fe que conformamos las iglesias cristianas protestantes, una cuestión nos convoca: el grave perjuicio que los fieles han sufrido y padecen aun hoy como consecuencia de una lectura despojada de recursos para el análisis hermenéutico  de la Biblia. Lectura que se refleja en la praxis ministerial, en la vida cotidiana y oficia de obstáculo en el cumplimiento de nuestra misión.

Aquella libertad que nos bendijo hace siglos está siendo resquebrajada desde adentro de nuestros movimientos. Fuimos libres de una verdad parcial contaminada por tradiciones humanas, coartada por un poder unilateral e incuestionable, que daba las espaldas al pueblo y ofrecía-escondía  al credo en un lenguaje ajeno.  Hoy en día esa independencia se ve afectada por quienes apoyados en “su” popularidad propagan enseñanzas que vuelven a  ubicar a los elegidos por sobre los feligreses, condicionando la vida en abundancia ganada en la Cruz. Lamentablemente, algunos creyentes –entrenados por el mercado- consumen estos artefactos ideológicos sin discernimiento y en la búsqueda de ese mismo “éxito” incorporan a sus vidas creencias ajenas al Reino de Dios.

Un colega me dijo hace unas semanas  “antes el pueblo estaba preso de un Papa infalible, hoy está preso de pequeños papas indoctos”. Cuando lo escuché hice silencio, me dolió y hasta me enojó un poco su expresión. Luego, meditándolo a solas, comprendí tristemente que algo de verdad contenía esa sentencia.

En un contexto pos moderno se habla de verdades parciales y coincido en que es irrefutable la riqueza que nos ofrece la manifestación de la multiforme gracia de Dios. Me considero un promotor de la diversidad del Cuerpo de Cristo. Pero a su vez sostengo que no es posible hablar de iglesia si se pierde de vista al único que se proclamó Verdad, Camino y Vida. Él es el único modelo terminado, su persona es nuestra luz en este mundo cambiante, es decir, Jesús es el límite de nuestra interpretación.

Desconocer la idiosincrasia de los libros bíblicos nos puede llevar a un abordaje incompleto de lo que el pasaje relata. Asimismo, cada lector se encuentra atravesado por varios factores que influyen en su manera de significar el texto; la cultura en la cual creció, su formación en la fe, las creencias y valores fruto de sus experiencias, sus referentes, etc.  Muchas veces padecemos de una jergafasia teológica, promoviendo principios  de la cultura judía o de nuestra cultura particular en lugar de predicar y enseñar los principios bíblicos con los que el texto nos confronta.

Las verdades bíblicas son contemporáneas a todas las generaciones y son universales, es decir, de aplicación en todas las épocas y a todas las culturas.

Al estudiar la Biblia podremos, por ejemplo, descubrir el principio de la salud e higiene en la normativa de apartar a la mujer menstruosa; preguntarnos si acaso el hecho de que las mujeres del templo pagano de Afrodita, en Corinto, se rapaban requería que en esa época las cristianas se diferencien con cabelleras largas; afirmar que el Espíritu Santo ya no desciende únicamente sobre los profetas como en el Antiguo Pacto, sino que habita cada creyente y este servicio se manifiesta en el ejercicio corporativo de los dones etc. Así, se amplía nuestra imagen de Dios, des ligándolo de la literalidad con la que lo amarramos a postulados y tradiciones falaces.

La humildad ante la Biblia, ante un maestro, ante nuestras limitaciones, nos protege de la humana tendencia a adueñarnos de la verdad y nos mantiene a los pies del Maestro más allá de nuestros títulos, logros o trayectorias.

Miremos la historia para aprender de ella. Estimulemos a las nuevas generaciones a enamorarse de la Biblia, a dedicar tiempo de sus vidas para estudiarla en profundidad, a cuestionar los discursos y aferrarse a Su inmarcesible Palabra.

Aquí y ahora, la Biblia está al alcance. No desperdiciemos esta extraordinaria oportunidad.

Que la palabra de nuestro Señor corra y sea glorificada. II Tesalonicenses 3.1

LOS FRACASOS SON OPORTUNIDADES PARA CRECER

Por Osvaldo Carnival

La manera que enfrentemos el fracaso será determinante para alcanzar el destino que tenemos en esta vida.
Cuenta la historia que Sir Edmund Hillary, un alpinista y explorador neozelandés, que nació en 1919, varias veces trató de escalar el monte Everest y falló en todos sus intentos. Pero, en uno de esos ascensos en que no logró llegar a la cima, le sucedió algo muy interesante, se rebeló. Según ciertas versiones, luego de su intento fallido, Hillary parado al pie de la gran montaña, sacudió su puño cerrado y exclamó: “¡Te venceré! Porque tú no puedes ser más grande de lo que eres, pero yo todavía estoy creciendo”. De este modo y con esta idea, continuó su carrera de alpinista. No se desalentó, insistió, lo intentó nuevamente, y logró su cometido. El 29 de mayo de 1953, marcó un hito en la historia, se convirtió en el primer hombre que llegó a la cima del monte Everest.
Como en este relato, los problemas tienen un propósito en la vida. El hecho de no alcanzar una meta, de equivocarnos, de cometer errores, de haber sido protagonistas de una discusión, de haber sufrido algún desencuentro; todo esto tiene un propósito y es que logremos crecer por medio de ellos. Cuando no lo comprendemos de esta manera y nos instalamos en la queja o bajamos los brazos, se genera un propósito totalmente contrario. Los problemas, entonces, tienen la capacidad de matar nuestro entusiasmo y toda posibilidad de crecimiento, nos sentimos morir. Su efecto es negativo y devastador.
Pero, ellos, además de producirle amargura, resentimiento, odio, sentimientos de inferioridad, o de que nadie lo tiene en cuenta, también pueden ser generadores de crecimiento, de aprendizaje. Sin embargo, las contrariedades, las cosas negativas que le suceden en la vida pueden convertirse en positivas. Esto dependerá exclusivamente de la decisión que tome frente a los problemas: darse por vencido o bien seguir adelante al tratar de superarlos.
Levántese del fracaso
Los fracasos no son acontecimientos terminales, que marcan el fin de algo, a menos que se lo permitamos. Todo en la vida se aprovecha, y en particular lo que se malogra o no sale como esperábamos, porque tiene el propósito de ayudarnos a crecer. Por eso, es importante que lo vivamos así y no nos desmoralicemos. Hace un tiempo, hablaba con una persona que con mucha sinceridad abrió su corazón. En ese momento, tenía una mochila a su lado, la señaló y me dijo: “Osvaldo, yo tengo una bolsa llena de sueños rotos”. Esto me impactó profundamente, porque encontró las palabras justas para describir ese momento de la vida cuando uno de repente se detiene y dice: ”¡Cuánto dolor, cuánto fracaso!”.
Al respecto, el consagrado golfista Roberto De Vicenzo sostenía que “el golf no es apto para quienes tienen poca tolerancia al fracaso. La frustración puede ser constante e intensa. Por eso, muchos empresarios exitosos abandonan este deporte casi de inmediato”. Sepa que el fracaso no es el que lo moldea, sino la manera en la que reacciona frente a una derrota. Es decir, no es determinante en la vida de nadie, lo es la forma como se reacciona ante las circunstancias adversas. En el camino hacia el triunfo, siempre va a tener que detenerse inevitablemente en estaciones de fracaso.
A mí me gusta mucho leer biografías, me he sorprendido al enterarme que infinidad de personas exitosas, que triunfaron en la vida, han estado marcadas por profundos momentos de fracasos. Usted preguntará: “¿Cuál fue la virtud que les permitió triunfar?”. Quizás se lo atribuya a su inteligencia, algún talento innato o su capacidad. Temo decirle que no. La clave del triunfo estuvo en la actitud que tuvieron cuando todo se derrumbó a su alrededor, fueron personas que se atrevieron a levantarse en medio del fracaso.
Muchas veces esta sociedad, que se caracteriza por su alto grado de competitividad, nos hace sentir perdedores. En estas situaciones o momentos poco importa la opinión de los demás, lo importante es que no la tomemos como una verdad absoluta, que no la creamos a pie juntillas. Lo fundamental es que consideremos la apreciación del resto como algo irrelevante. De ninguna manera debemos conformarnos con ese criterio establecido, no nos tenemos que entregar. Pues siempre es posible aprender del fracaso, para poder levantarnos y seguir adelante.
Todo cambio se genera a través de la alteración de las actitudes y de los hábitos de pensamiento. Entonces, lo correcto será comenzar a buscar las modalidades más viables para que las cosas se puedan concretar, en vez de buscar las razones para explicar por qué no se pueden hacer.
La gente no fracasa porque no puede superar los obstáculos, sino porque se da por vencida. El mensaje crucial para el día de hoy es que tenemos que ser perseverantes. La perseverancia es el hábito de seguir adelante hasta alcanzar los objetivos. Mientras más tenaz e infatigable sea usted, mayor garantía de éxito tendrá. Así que no se dé por vencido jamás. Porque mientras haya vida, habrá perspectiva de triunfo.

 

Circular Octubre

A TODOS LOS MINISTRO DE LA U.A.D.:

¡Fueron impactantes los primeros meses de este año, al estar proclamando el lema como asociación proclamado en la Convención Nacional: “DESTINADOS A CRECER”! De tantas ciudades y provincias llegaron noticias maravillosas de cómo una vez más, se cumplía lo que relata el Evangelista Marcos en el capítulo 16, versículo 20: “Y ellos, saliendo, predicaron en todas partes, ayudándoles el Señor y confirmando la palabra con las señales que la seguían. Amén.”

En el año 1961, cuando llegué a la iglesia Emanuel de Villa Ballester tuve el privilegio de conocer nuestra querida fraternidad, la UAD. Una de las realidades que me impactaron en aquellos días fue la pasión que pude ver en las Iglesias que pude conocer, en las confraternidades de jóvenes que pude participar. Pasión por las almas perdidas. Esa expresión que escribió el evangelista Marcos: “Y ellos, saliendo, predicaron en todas partes…” era una realidad cada semana. ¡Cuántos testimonios se escuchaban, no solamente de las almas que llegaban a conocer a Jesucristo, sino también de las personas que eran sanadas por un toque sobrenatural del Espíritu Santo! Y a través de las décadas, he podido ver que uno de los versículos más conocidos en nuestras filas era y es Hechos de los Apóstoles 1:8 “pero recibiréis poder, cuando haya venidos sobre vosotros el Espíritu Santo, Y ME SERÉIS TESTIGOS…” Hoy, después de algunas décadas de caminar juntos, de cometer más de alguna “locura por amor a Jesucristo”, tengo que decir: “Bienaventurado todo Ministros y toda Iglesia que ha mantenido ese fuego por las almas perdidas”.

Y qué decir de las así denominadas “Conferencias de Diciembre” que se llevaban a cabo en las instalaciones del famoso I.B.R.P. ¡Qué tiempos de madrugada en la capilla para buscar a Dios! A los jóvenes nos ubicaban en el “balcón de la capilla”. De noche nos costaba conciliar el sueño y a las 6 de la mañana no podíamos dormir por los “guerreros” que doblaban sus rodillas, intercediendo por las familias y por la obra. ¡Cómo no íbamos a volver con un fuego renovado, para seguir firmes en el frente! Cantábamos en el 1962: “Ensancha el sitio de tu cabaña, en la Argentina hay lugar, para que Cristo sea predicado y conocido de mar a mar”.

Y hoy, no podemos dejar creer que estamos “DESTINADOS A CRECER”. Por tal motivo, en nombre del Consejo Directivo Nacional de la Unión de las Asambleas de Dios de la Argentina, extendemos a toda la gran familia de nuestra fraternidad la cordial invitación para asistir a la Convención Nacional Anual, que se llevará a cabo en la ciudad de rosario, los días 5 al 8 de noviembre del corriente año, en el Auditorio Metropolitano. Adjuntamos toda la información referente a este gran evento en el siguiente link: http://www.uad.org.ar/v02/?page_id=2935 . Les recordamos que es un deber de todo aquel que ha sido reconocido como ministro de nuestra fraternidad, estar presentes en las Convenciones de la misma. De más está decir, que como siempre debemos orar por esos días y llegar al lugar de la Convención, con un corazón deseoso de bendecir a todos los hermanos, ser bendecido e incentivado para seguir con todo entusiasmo la tarea que el Espíritu Santa ha recomendado a cada uno.

Sabemos que estamos “DESTINADOS A CRECER” por misericordia y gracia del Señor. La visión de seguir plantando Iglesias en todo el país debe ser una realidad. Esos días, ayudarán a ampliarla y fortalecerla. Ya está abierta la inscripción y nadie debería dejar de hacer la suya, dejándola para ultimo momento. Recuerde: serán días de gloria y nadie debería perder la oportunidad de asistir. ¡Le esperamos!

Por el Consejo Directivo Nacional de las Asambleas de Dios de la Argentina, le saluda muy atentamente.

 

Enrique Walter Strohschein, Presidente Nacional.

CONTINUANDO NUESTRA LUCHA

Por Samuel Daniele

Ver a hombres y mujeres trasformados por el poder de Dios, ver sanidades y milagros que Dios hace, es más reconfortante que todo el dolor que uno pudiera experimentar. Ver al pecador perdonado, sonriendo, con esperanza, es la mejor paga que hombre alguno pudiera recibir.

Casi siempre, en las relaciones interpersonales, cuando las personas no se conocen y se encuentran por primera vez, al establecer una comunicación lo hacen con mucha cautela. Tanto en el ámbito pastoral como en el ámbito secular; aunque hay una pequeña gran diferencia, uno tiene que ver con valores espirituales y el otro con valores terrenales.

Y por cierto los resultados son diferentes: uno es eterno y permanente, el otro es temporal y pasajero. Solo que en esto de las relaciones, a veces, se sufren desilusiones de las que no se está exento tanto en lo uno como en lo otro.

El tema no es ese, el tema es como superar esta situación que no se pensó que pudiera suceder y por consiguiente el desánimo, sensación de fracaso, depresión. Debemos saber que estas cosas pueden suceder, y de hecho suceden, y ¿entonces?

Es aquí cuando nos damos cuenta que el estar sostenido por el Todopoderoso es lo que cuenta, no en vano encontramos en la palabra escrita, “La Santa Biblia”, pasajes que nos ayudan en esas situaciones.

En el evangelio San Mateo, un pasaje más que conocido, cap. 28 vers. 20, en la conclusión de la gran comisión dice: “he aquí yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo”.

Esa sola frase nos tiene que ayudar cada día con las adversidades que se pudieran presentar. Cierto es que a veces la palabra no está en nuestra boca, mente y, mucho menos, en nuestro corazón, pero no por no estarlo carece de validez y eficacia.

Se habla mucho de la solidaridad, de la amistad, del compañerismo, del estar juntos, si, solo que cuando se buscan esos valores, en ocasiones, no se encuentran. Conociendo el Señor Dios la naturaleza del hombre, como hombre natural, nos anima a que confiemos en El, ya que El será la única salida, ayuda, amparo.

No en vano dice el Salmo que Él “es nuestro amparo y fortaleza nuestro pronto auxilio en las tribulaciones”, si lo dice es porque tales cosas pueden existir o suceder. ¿Qué hacer? Es mirar el contenido de lo citado anteriormente y seguro que dará juntamente con el momento difícil la salida.

Mi apreciado consiervo, no es tiempo de mirar que me hizo y cómo responderé a tales acciones, es tiempo de mirar al que nos puso en su obra para hacer su obra y esto termina siendo un honroso privilegio. Privilegio que los ángeles desearían, más en la condición espiritual que ellos gozan, y sabiendo lo bueno que es, desean que otros también lo disfruten, pero no les es dado a ellos el anunciar el evangelio, solo a nosotros que entendemos lo que es el perdón y justificación por la gracia de Jesús, Redentor.

Estimado, ¿estás pensando que hacer, estás evaluando el mañana, estás pensando en dejarlo todo? Sugiero que antes de tomar una decisión lo medites, si medítalo, porque es más lo que ganamos que lo que perdemos, aun con todo lo que ello implica. Ver a hombres y mujeres trasformados por el poder de Dios, ver sanidades y milagros que Dios hace, es más reconfortante que todo el dolor que uno pudiera experimentar. Ver al pecador perdonado, sonriendo, con esperanza, es la mejor paga que hombre alguno pudiera recibir.

Claro todo tiene un costo, a Jesús le costó sufrir hasta la muerte misma y creo que, salvo aquellos que fueron los mártires de la historia de los primeros siglos y aun hoy, a ti y a mí, no nos ha tocado semejante situación. Estoy seguro, que son más los que gozan del beneficio del ministerio que Dios nos ha dado que el dejarlo todo por algunas adversidades que se presentan.

Nada es fácil, pero todo es posible, te animo a que sigas, no te detengas, hay mucho por hacer y tú eres parte importante en este hacer, Dios cuenta contigo y conmigo para una tarea que no es poca y donde los tiempos si son pocos, así que hay que aprovecharlos al máximo.

No pierdas el tiempo pensando en la situación de desánimo, recuerda que el desánimo, es el freno para el avance a cosas mayores. Si decimos que lo que vendrá, es mejor que lo que pasó, y esto basado en lo que el profeta dijo, animémonos en esta palabra que de seguro tanto tú como yo, las hemos oído más de una vez.

No importa el lugar donde estés, porque allí eres el más importante y nadie más que tú puede hacer lo que estás haciendo, no pienses que nadie te considera, solo debes saber una cosa que el gran YO SOY está de tu lado para sostenerte.

Qué más puedo agregar a tantas cosas dichas ya, solo que en esta tarea, la de dar a conocer al que nos amó, se sufre y se alegra, se llora y se ríe, pero por sobre todo, la satisfacción de ver los cambios no tiene precio y eso es lo que permanece.

Pasaran los años y alguien en algún lugar dirá “Gracias Dios por darte a conocer a través de tu obediente hijo”. Sirvan estas palabras para animarles, en medio de tantas luchas hay algo que permanece para siempre.

Un abrazo.

Referencia: http://www.cordialmentepxg.com/2013/09/16/continuando-nuestra-lucha/

LA LLAVE DEL ÉXITO

Por Enrique Strohschein

Sin duda alguna, todos los humanos tienen situaciones complicadas en sus vidas, a las que le dedican tiempo en sus mentes.

El problema se encuentra en el momento en que uno pasa más tiempo, de lo necesario, meditando en las preocupaciones. Las cuales llenan el corazón de miedo e incertidumbre. Una manera de evitar que ocurra esto, es meditar en la Palabra de Dios, que es donde uno encuentra respuesta a sus problemas y preocupaciones.

Los problemas tienden a crecer tanto que no permiten tener la adecuada concentración, o trabajar bien y en ocasiones ni siquiera dormir. Es entonces cuando hay que examinar al problema, porque tal vez, luce más grande de lo que realmente es.

Dios le dio al hombre una llave infalible para obtener la victoria sobre el problema, la cual es “someter el problema a la Palabra de Dios”.  De esta manera, Él nos sostiene en las situaciones adversas, haciendo que la vida no sea guiada por la “vista”, sino por la FE. La obediencia a Su palabra es la que abre las puertas de provisión, de la esperanza, del consuelo y de muchas otras bendiciones.

Es por ello, que los hijos de Dios tienen la capacidad de discernir lo que ocurre en su interior y en su alrededor, y puede enfrentar cualquier situación porque Él no deja a ninguno de ellos a la deriva. Cada uno recibe el valor necesario para enfrentar con perseverancia todo tipo de pruebas y no hundirse, sin importar cual sea el lugar. Dios siempre nos recordara lo que le dijo a Josué: “[…] Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley (esa es la llave)[…]harás prosperar tu camino, todo te saldrá bien (la puerta abierta)[…]” Josué 1:8

INTEGRIDAD

Por Walter Serantes

Una persona INTEGRA es aquella que está completa, no alcanzada por el mal o la corrupción, intacto, entero, pleno, con la pureza original. 2ºSamuel 12 nos presenta la defensa de un líder INTEGRO que llega al final de sus días manteniendo intacta e intachable su conducta, por eso Samuel puede enfrentarse al pueblo y decir: “Pueden acusarme en la presencia del Señor y de su ungido. ¿A quién le he robado un buey o un asno? ¿A quien he defraudado? ¿A quién he oprimido? ¿Por quién me he dejado sobornar? Acúsenme, y pagaré lo que corresponda.”

En contraposición lo había precedido un sacerdocio impío formado por Elí y sus corruptos hijos, conformista, no confrontativo, pesado y viejo… y la lámpara de Dios se estaba apagando.

Los íntegros no pueden robar bueyes, ni desear aquello que otros tengan. Vivimos en un tiempo donde los celos hacen que muchos deseen alcanzar el estilo de ministerio de otros, imitan y copian. También hay quienes se satisfacen en ofender, CUIDADO debemos guardarnos de esto. Se siembra PREJUICIO entre nosotros, mientras el Señor nos llama a ser íntegros en todo. Podemos decir acúsenme: “Si he tomado cohecho, soborno, si he entrado en este proceso de corrupción”; la integridad reclama limpieza de manos y actitudes. Tengamos cuidado, no debemos confabularnos con alguien para destruir a nuestro hermano/a, por el contrario tenemos que amarnos y ayudarnos. Seamos íntegros para tener el favor de Dios Prov. 19: 9 y ser protegidos Salmo 37: 18