Las herramientas están a nuestro alcance

Por: JAVIER ARRIBAS

El camino de plantar una iglesia es emocionante, las herramientas están a nuestro alcance y son múltiples, pero la clave es asegurarse de que Dios guie cada decisión. En mi trayectoria como pastor en la Ciudad de Florencio Varela desde hace veintitrés años, aprendí que es muy importante estar abierto a recalcular cuando lo indica el Señor. 
En nuestro ministerio implementamos grupos de oración en los hogares, lo llamamos CASA DE ORACIÓN, una familia abre las puertas de su hogar, se invitan vecinos, amigos, familia y se reúnen allí durante seis meses, una vez por semana, a fin de brindar un espacio para aliviar las cargas y llevarlas juntos a Jesús, se comparte una breve reflexión bíblica respetando los tiempos de todos, por eso la duración de ese espacio es máximo una hora, luego este grupo se afianza y crece, se transmite el desafío de abrir nuevas casas de oración, estas reuniones en hogares resultó una excelente estrategia de evangelización. Así también como crear grupos que sean parte del evangelismo en las plazas donde se brinda una deliciosa merienda a los niños y entre juegos y risas hablarles del amor de Dios. Para los hombres se creó un espacio de cocina, ¡sí! Puedo imaginar la sorpresa en sus rostros, consiste en ayudar al más necesitado, una vez por semana, los hombres se reúnen y cocinan, preparan viandas, y recorren las calles hablando de Jesús compartiendo una deliciosa cena al que está en situación de calle, esto ha generado corazones compasivos, la gratificación que sienten es tan grande que contagian a otros que quieren ser parte de esta noble misión. Las mujeres armaron disfraces de superhéroes, personajes infantiles para salir con música y alegría a la peatonal, los niños corren a sacarse fotos con sus personajes favoritos y es la oportunidad donde ellas hablan del amor de Dios a los padres. Los jóvenes evangelizan con carteles que transmiten esperanza, hablan del amor de Jesús cara a cara compartiendo sus propias vivencias en puntos estratégicos. ¡Es clave enseñar a la iglesia que todos fuimos llamados a predicar! 
Existe un llamado profundo que nace del corazón del Señor al que debemos prestar atención, recuerdo que una madrugada desperté y muy claro escuché: ¡llegó tu tiempo! Lo supe, así que comencé a recorrer barrios, ciudades, cuando llegué a Florencio Varela experimenté una paz sobrenatural, ¡este es el lugar oí! Considero que de la misma manera que uno responde al llamado misionero, reconociendo la tierra, aprendiendo su cultura, lengua, etc, también debe buscar, orar y recorrer, y el Señor le dará la confirmación que necesite para comenzar a hacer realidad el sueño de Dios para ese lugar. 
Plantar una iglesia es levantar un faro para ese barrio, ¡para la ciudad! Hace veintitrés años que pastoreamos junto con mi esposa Rosa esta hermosa ciudad de Florencio Varela, hubo grandes desafío y momentos donde creímos no poder seguir adelante por los ataques del enemigo, pero la palabra me sostuvo: ¡este es el lugar! ¡Hoy tenemos un espacio propio donde construimos una iglesia con capacidad para tres mil personas de una forma milagrosa!  
Mi consejo es avancen, comiencen con grupos en casas, salgan a las calles y también visualicen un espacio físico para reunir a todos, puede ser un club, una sociedad de fomento por dos horas una vez x semana, luego con la guía del Señor encontrar un espacio fijo para alquilar que funcione como iglesia. 
La formación de lideres es clave, ellos deben entender la visión y tener el corazón para apreciar cada vida, ser reservados con aquellos que le confían sus heridas, y corregir a los que lo necesitan, juntos elaboramos estrategias en oración y ayuno para ser eficaz en tan grande responsabilidad, ¡acompañar el crecimiento espiritual y formar nuevos conquistadores de almas para Jesús! 
El equipo debe tener la misma visión, un mismo sentir, alinear el corazón y la mente al Señor. Desde nuestra experiencia aprendimos que no debe darse prisa a la elección de una persona para darle un título en la iglesia, debemos conocer bien su corazón, sus intenciones, su motivación, y sobre todo la guía del Señor, ver su desenvolvimiento en las pequeñas tareas y luego darle más lugar y autoridad, porque una decisión apresurada puede perjudicar el futuro de la iglesia y lastimar vidas. 
Hay que invertir tiempo en la formación de los lideres CONTINUAMENTE, reforzar principios, ministrar sus necesidades, escucharlos, alentarlos, corregirlos, etc. Como pastores nuestro diálogo con los lideres es continuo, la confianza se construye con amor, y respeto mutuo, ellos tienen libertad para proponer ideas, temas, eventos, lo que Dios ponga en sus corazones, tenemos en claro que somos equipo, no hay lugar para los celos o la competencia, la queja y la murmuración son destructivas, no damos ordenes, caminamos juntos para hacer retroceder las tinieblas, ¡y traer el cielo a la tierra!
En el inicio sólo fuimos mi esposa y yo, he aprendido a caminar un día a la vez, disfrutar el crecimiento, ¡valorar cada vida! Dios siempre nos dio gracia y sabiduría, recompensó nuestra perseverancia y hoy nuestro ministerio impacta multitudes, hemos fundado un Hogar para niños huérfanos, un Centro de Rehabilitación de las Adicciones, aún hay muchos sueños por alcanzar. Tenemos un equipo de Teatro Internacional con un alto nivel de excelencia que ha recorrido distintos escenarios de Argentina, Brasil, España y USA, es una fuerte herramienta de evangelización que presenta historias escritas por mi esposa Rosa, quien en obediencia a un llamado se animó a superar su falta de conocimiento de esta área y creer que con Dios todo es posible, ¡los resultados fueron extraordinarios! 
Animate a responder al llamado de Dios, no se trata de tu potencial, sino de lo que él quiere y puede hacer a través de tu vida, somos colaboradores como dice 1 Corintios 3:10-11 Dios, por su bondad, me permitió actuar como si yo fuera el arquitecto de ese edificio. Y yo, como buen arquitecto, puse una base firme: les di la buena noticia de Jesucristo. Luego, otros construyeron sobre esa base. Pero cada uno debe tener cuidado de la manera en que construye 11 porque nadie puede poner una base distinta de la que ya está puesta, y esa base es Jesucristo. 
El Señor de la Obra es Jesús, tener muy claro esto nos permite mantener un corazón humilde y caminar cada día de manera responsable porque un día todos rendiremos cuentas.