CELO PASTORAL

Por Claudio Freidzon

“Sé diligente en conocer el estado de tus ovejas, y mira con cuidado por tus rebaños” Proverbios 27:23

Una vez acompañé a mi hijo menor, Ezequiel a un partido de fútbol para verlo como jugaba con sus amigos. En la mitad del partido, me distraje por un momento. De inmediato, los gritos de Ezequiel me volvieron a la realidad: ¡Papá! ¡Quiero que me mires! Fueron sus palabras. Nuestros hijos se sienten seguros e importantes cuando los miramos a los ojos y les prestamos verdadera atención.

Así sucede también con nuestros amigos y con lo que podríamos llamar nuestros hermanos menores espirituales. A veces estamos tan activos en tantos proyectos que dejamos de relacionarnos correctamente con las personas. El saludo cordial, el diálogo, el interesarnos por sus problemas quedan tal vez relegados a un segundo plano en nuestra agitada carrera. Pero el Señor quiere despertar en ti el celo pastoral, el amor por aquellos que están a tu cuidado y te necesitan.

Jesús escogió a sus doce discípulos “para que estuviesen con él y para enviarlos a predicar” Marcos 3:14. Él compartió su vida con los discípulos. Les dio todo su tiempo. No los convocó solamente para trabajar, los llamó para estar con Él. Jesús los cuidó diligentemente. “Cuando estaba con ellos en el mundo, yo los guardaba en tu nombre; a los que me diste, yo los guardé, y ninguno de ellos se perdió, sino el hijo de perdición (…)” San Juan 17:12

¿Podremos nosotros decir lo mismo?

1- El cuidado a tu familia. Cuando hablamos de conocer el estado de tus ovejas, también podemos pensar en cómo estamos cuidando de la familia. Ya sea de tus padres, hermanos o esposos/as e hijos. No es necesario ser la cabeza del hogar para brindar nuestro amor y cuidado. Dios nos lleva a dar de lo que hemos recibido del Señor a quienes nos rodean. Es justamente en nuestra familia donde tenemos la posibilidad de aplicar primero todo lo que leemos en la Biblia. A veces no es el terreno más fácil, pero sí resulta buena tierra para ponernos a prueba y permanecer verdaderamente íntegros en santidad y amor. Ya sea que vivamos en el mismo hogar o que estemos a miles de kilómetros de distancia, es necesario preguntarse: ¿Estoy haciendo todo lo posible por conocer el estado de mi familia? ¿O estoy tan ocupado que hace mucho que no paso tiempo de calidad con ellos?

2-El cuidado de nuestros hermanos menores Los hermanos menores, son aquellas personas a quienes Dios puso en nuestro camino para que les presentemos a Jesús y los cuidemos en su crecimiento espiritual. Pueden ser amigos, compañeros de trabajo, de estudio o vecinos. Personas que han abierto su corazón a escuchar acerca de las cosas de Dios y desean crecer en la fe. Luego de la resurrección y antes de ascender a los cielos, Jesús nos dejó la Gran Comisión que consiste en un gran mandato de predicar, es decir compartir nuestro testimonio y cuidar en la fe a quienes van escuchando la Palabra de Dios, en todas partes (Mateo 28). Esto no es solamente que donde vaya, la gente me imite y me siga, sino más que otra cosa, es ocuparnos de ellos. Cuidarlos personalmente y ayudarlos a crecer en todas las áreas de su vida. Tampoco se refiere a manejarles la vida, sino encaminarlos a conocer cada vez más a Jesús, su Palabra y cómo vivir una vida hermosa cada día junto al Espíritu Santo.

3-El ejemplo de Jesús “Al ver a las multitudes, tuvo compasión de ellas, porque estaban agobiadas y desamparadas, como ovejas sin pastor. 37 «La cosecha es abundante, pero son pocos los obreros —les dijo a sus discípulos—. 38Pídanle, por tanto, al Señor de la cosecha que envíe obreros a su campo” Mateo 9:36-38 ¿Cómo veía Jesús a las multitudes? ¿Qué sentía por ellas? ¿Cómo podemos nosotros darle amparo a una persona? ¿Cómo podemos ayudar desde nuestro lugar al agobiado o desamparado? ¿Cómo lo hizo Jesús?

Jesús dijo que el problema de esas multitudes era que no tenían pastor. Y pidió a sus discípulos que, ante tanta necesidad, oren a Dios para que envíe obreros a su mies. ¿Qué clase de obreros? Sin duda, obreros que tuviesen un corazón pastoral. Por tanto, hay mucha recompensa en los cielos para quienes inviertan su tiempo en cuidar a quienes tienen a Jesús en su corazón. Si bien no siempre la tarea es fácil, vale la pena el esfuerzo. Otras personas seguramente han derramado lágrimas, han perseverado y han intercedido por tu vida para que hoy estés donde estás. Hoy es el tiempo de hacerlo por quienes Dios ha puesto en tu camino y a tu alrededor para que seas de bendición. Hoy es tiempo de animarte a mostrar el celo pastoral, el amor de Dios para acercar a otros a su Reino!! Anímate a poner en práctica todo lo que has aprendido del Señor. ¡Este es tu tiempo de ser canal de bendición!

TESTIMONIO DEL DOCTOR BERNARD NATHANSON: ABORTISTA ARREPENTIDO

Bernard Nathanson, proveniente de una familia judía no practicante, creció en un entorno escéptico y liberal, por lo cual, la fe no tenía cabida en su vida, de tal manera que él mismo se reconocía como un judío ateo. Estudió medicina en la Universidad de McGill en Montreal. La influencia de su padre tuvo mucho que ver en su formación académica como en su forma de ver la vida, pues el Doctor Joey Nathanson, también especialista en ginecología, le enseñó que los triunfos más importantes se daban en el aspecto profesional, tanto así que en 1945 lo instigó a abortar su primer hijo.

Mientras estudiaba Bernard se había enamorado de una judía y pensó en contraer matrimonio con ella pues estaba embarazada, así que le escribió a su padre para consultarle con respecto a esta decisión. Él le respondió enviándole quinientos dólares junto a una nota, indicándole que abortase al hijo que venía en camino y viajara de vuelta a Estados Unidos para continuar con su brillante carrera en la medicina. Bernard optó por seguir el consejo de su padre e hizo que Ruth abortará. Ella estuvo a punto de morir de una hemorragia.

Luego durante su residencia en medicina fue asignado a una serie de hospitales, en los que fue testigo del aborto clandestino y sus implicancias. Fue en estos lugares donde conoció al médico Larry Lader, quien estaba decidido a conseguir que se aprobara una ley que permitiese el aborto y que fuese más barato, y él comenzó a apoyarlo en su ideal, así que en 1969 crean la Liga de Acción Nacional por el Derecho al Aborto, por lo cual desde ese momento Nathanson se dedicó a dar conferencias, encuentros políticos que le brindaran apoyo a favor de la ley y a dirigir un centro médico clandestino que practicaba abortos, y para 1972 había sido responsable de 60.000 de ellos.

En 1973, luego de cinco años de pelear por la aprobación de la ley de aborto, la Corte Suprema lo legaliza.

En una carta abierta, Nathanson dio a conocer en 1992 su testimonio personal señalando que una de las tácticas que utilizaron para favorecer la venia al aborto fue la invención de encuestas:

“Nuestro primer gran logro fue hacernos con los medios de comunicación; les convencimos de que la causa proaborto favorecía un avanzado liberalismo y sabiendo que en encuestas veraces seríamos derrotados, amañamos los resultados con encuestas inventadas y las publicamos en los medios; según ellas el 60% de los norteamericanos era favorable a la implantación de leyes permisivas de aborto. Fue la táctica de exaltar la propia mentira y así conseguimos un apoyo suficiente, basado en números falsos sobre los abortos ilegales que se producían anualmente en USA. Esta cifra era de 100.000 (cien mil) aproximadamente, pero la que reiteradamente dimos a los medios de comunicación fue de 1.000.000 (un millón). Y una mentira lo suficientemente reiterada, la opinión pública la hace verdad.”[1]

Pero su realidad cambia cuando abandona el cargo de director de la clínica donde anteriormente practicaba abortos clandestinos para integrarse al equipo del Hospital de St. Luke’s como jefe de la sección de obstetricia. La tecnología que allí se utilizaba era de alto nivel e incluía el ultrasonido, con lo que el Dr. Nathanson pudo observar por primera vez el latido de corazón de un feto en monitores eléctricos, por lo que en esa ocasión fue consciente de las consecuencias de sus acciones.

Dicha experiencia supuso un vuelco en la forma de pensar del Dr. Nathanson, pues con la tecnología se dio cuenta del error cometido y lo reconoce en una revista médica.

En The New England Journal of Medicine, escribió un artículo sobre su experiencia con los ultrasonidos, reconociendo que en el feto existía vida humana. Incluía declaraciones como la siguiente: «el aborto debe verse como la interrupción de un proceso que de otro modo habría producido un ciudadano del mundo. Negar esta realidad es el más craso tipo de evasión moral».

Esta declaración le valió amenazas tanto a él como a su familia, pero se dio cuenta de que si quería redimirse de los años que llevaba haciendo este tipo de prácticas debía seguir adelante con lo que había iniciado, dar a entender que el aborto es un crimen. Hacía 1984 elabora un documental que muestra cómo se hace un aborto y los daños que puede provocar, al que nombra Un grito silencioso, en el que graba una intervención por medio de un aparato de ultrasonido. El doctor que realizó esta operación luego de ver el video quedó tan impactado que dejó de hacerlo.

El hombre que había sido conocido como el “rey del aborto” comenzó a participar en movimientos de pro-vida, y fue en ellos donde conoció el catolicismo, religión que le dio algo de calma a los tormentos que llevaba en el corazón. Pasó más de una década tratando de encontrar su espiritualidad, periodo en el que la tentación del suicidio estuvo presente constantemente y no encontraba alivio ni en remedios ni en libros de autoayuda. La religión católica lo ayudó a recuperar el camino perdido.

Finalmente, el 9 de diciembre de 1996, a las 7.30 de un lunes, solemnidad de la Inmaculada Concepción, en la cripta de la Catedral de S. Patricio de Nueva York, el Dr. Nathanson se convertía en hijo de Dios.

El hombre que finalmente decidió defender la causa pro-vida, escribió un libro autobiográfico en 1996, conocido como La mano de Dios, en el que cuenta su experiencia en torno a su carrera profesional y los efectos de ésta en su vida profesional, es decir el paso de médico abortista a converso defensor de la vida.

Nathanson declara que aunque la religión marcó una gran transformación en su vida, no fue eso lo que lo hizo cambiar de parecer con respecto al aborto, sino que fue la evidencia científica y tecnológica la que le demostró lo que estaba haciendo, desde ese momento toma la opción de reformar su vida. Esto se dio gracias a los avances tecnológicos que se han dado en el tiempo, especialmente los que tienen que ver con el ultrasonido y la ecografía.

El doctor abortista que terminó sus días defendiendo la vida falleció el 21 de febrero de 2011, luego de una larga lucha contra el cáncer, convertido al cristianismo y convencido de que había sido autor y responsable de miles de muertes.

TIEMPO DE POSEER

Por José Vena

En el año 1954 el Señor le habló al evangelista Tommy Hicks que viniera a Argentina. Nadie lo invitó ni se sabía nada de él. Llegó en el tiempo indicado y Argentina vivió un avivamiento que cambió la historia de la Iglesia. Hoy también está ocurriendo algo semejante.

El Pastor Gennaro Chiocca estará aquí en Argentina. De parte del Señor recibió una clara palabra de venir a la Argentina para compartir con los Pastores e Iglesias sobre su ministerio.

El Pastor Chiocca es Ministro de las Asambleas de Dios en Italia (ADI), y el Señor le habló para comenzar un ministerio muy específico en su país hace unos años. En Italia se lo conoce como “72 horas para Cristo”. Recorren los pueblos para alcanzar a las jovencitas y mujeres de la calle.

El propósito es llevarlas a Cristo. Son mujeres esclavas sexualmente y comercian sus cuerpos. Cuando aceptan al Señor Jesús en sus corazones son invitadas a entrar en un programa que dura año y medio.

El programa las conduce a ser libres del pecado, recibir sanidad psíquica y espiritual, así también en lo físico. Son ayudadas a estudiar y prepararse para ser útiles una vez que son insertadas en la sociedad. Reciben atención médica y muchas experimentan grandes milagros.

RAHAB ARGENTINA. Con este nombre se está dando a conocer este ministerio en nuestro país. La Iglesia está siendo desafiada a ganar las calles y llevar a tantas mujeres al Señor. A su vez, este tiempo es apropiado para decir que la caída de los muros de Jericó y la salvación de Rahab, por medio de la FE, fueron POR SEÑAL al pueblo de Israel, y así también para la Iglesia.

A Abraham le fue dada la promesa e Isaac y Jacob vivieron en esa tierra, pero con Josué el pueblo de Israel la POSEYÓ por causa de la promesa. Por tanto, el ministerio del Pastor Chiocca abrirá camino a un tiempo muy esperado. El Espíritu Santo está dando a saber que Argentina comenzará a experimentar una nueva visitación del Señor como nunca.

Por eso deseo invitarlos de manera especial a un encuentro en donde se explicará mas profundamente esta propuesta. El encuentro se realizará el 27 y 28 de Setiembre del 2018 a las 19:00 en el Salón Fresno del Goldencenter Eventos, ubicado en Int. Cantilo y Int. Güiraldes s/n, CABA (Cerca de Ciudad Universitaria, Costanera Norte). La entrada es libre y el estacionamiento gratuito.  Pastores y líderes, ustedes están invitados.

UNA FE INQUEBRANTABLE PARA EL CAMINO

Por José Satirio Dos Santos

Hebreos 11:1 dice de la fe: “Es, pues la fe, la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”. Esta definición apostólica apunta a dos afirmaciones sobre la fe: el poder saber en dónde estamos y hacia dónde apuntamos cuando la usamos.

La primera declaración afirma que la fe es la certeza de las cosas que se esperan. Hace la fe tan real que la define como certeza, palabra que en su original significa fundamento, aquello que está debajo sirviendo como base. Si observamos cualquier edificio, veremos que está sostenido por un fundamento, que es el que le da seguridad. Del mismo modo, la certeza da seguridad a lo que crees, de manera que si crees y tu fundamento es la fe, tendrás aquello que crees. En el caso de la emisora, pasaron diez años, pero durante ese tiempo la fe siguió trabajando hasta desmontar todos los pronósticos adversos y hacer realidad aquello que habíamos declarado.

La segunda declaración de la fe es la convicción de las cosas que no se ven. Quiero que observes con atención que la fe está enlazada a lo invisible y la palabra apostólica apunta a hacer la diferencia entre lo visible y lo invisible. La mente apostólica a través del Espíritu de Dios pone en alerta al creyente para que vea la delgada línea entre lo visible y lo invisible.

Nuestros sentidos nos conectan siempre con el mundo visible; palpar las cosas, verlas, levantarlas, todo eso es parte de lo visible, de la vida cotidiana. Y no es que eso sea malo, pero la fe nos hace traer de lo invisible a lo visible. La diferencia ahora es que ya no partimos de lo que vemos en el mundo tangible sino que partimos de lo que vemos en el mundo invisible, tal como lo señala Hebreos 11:3 “Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía”.

Andar por fe es contrario a nuestra forma natural de pensar. Cuando una persona en Cristo determina andar por fe, rompe la forma natural de pensar y eso puede generar conflictos. En ocasiones, dentro de nuestra propia casa, con nuestros amigos, cuando tenemos que hablar de temas que tienen que ver con el mundo invisible en el funcionamiento de la fe, no faltará quien quiera imponer lo visible. Entonces tendremos que decidir a quién hacemos caso, si a la forma natural de ver las cosas o a la forma espiritual, que es por fe y no por vista (2 Corintios 5:7). Si andamos por vista no necesitamos de fe, y esto es cuestión de decisión. Si andamos por fe no necesitamos la vista, porque una excluye la otra. Aquí cabe la pregunta: ¿de qué lado estamos? Se trata de comparar lo uno con lo otro entendiendo que al activar la fe anulamos la vista, pero al activar la vista hacemos aparte la fe. He visto cómo muchas personas han tenido experiencias saludables por vista; lo malo es que la vista no da sustento, porque no tiene una plataforma; por eso encontramos gente que adquirió todo en la vida y en un momento lo perdió. Hay un punto crucial en cuanto a lo que se puede alcanzar por vista: no se traduce en ninguna satisfacción que contribuya a lo eterno y al Reino de Dios.

Nair y yo servíamos como pastores en la iglesia de Tupã, en Brasil, que tenía un ancianato con más de ochenta adultos mayores; en mis brazos murieron varios de ellos. Me llamaba la atención que cuando las personas estaban terminando sus días en la Tierra lo menos que les importaba eran sus bienes materiales, como las propiedades o el dinero. Encontré en ese grupo apenas unos pocos que habían enlazado su producción económica con su eternidad; fueron aquellos que cuando prosperaron en sus finanzas prosperaron también en fe, pensando en el Reino de Dios; entonces esas obras les acompañaban. Pero encontramos también a aquellos que minutos antes de morir expresaban con voz de lamento y dolor cuánto les hubiera gustado aprovechar mejor el tiempo invirtiendo más en la obra de Dios.

Cuando alguien quiere hacer algo para Dios solo para sentirse redimido de alguna culpabilidad llega tarde, muy tarde.

Ejemplos emblemáticos de fe

El orden bíblico es creer antes que ver, y como consecuencia de ello, recibimos un sinnúmero de bendiciones. En Hebreos 11:27 dice: “Por la fe dejó a Egipto, no temiendo la ira del rey; porque se sostuvo como viendo al Invisible”. Cuando la fe se activa, el temor se va, dado que la fe nos eleva a otro nivel y nos sostiene cuando nuestra mirada está en el Invisible.

La Biblia nos cuenta testimonios reales de hombres y mujeres que entraron en esa esfera de contemplar lo invisible y vale la pena citar algunos de ellos:

1) Abel. El texto nos indica que por la fe Abel ofreció sacrificio más excelente que Caín. Yo creo que lo que los dos trajeron al altar para dar a Dios tenía valor, pero lo que marcó la diferencia fue la actitud de quien trajo la ofrenda; Caín ofreció sacrificio por vista y Abel lo hizo por fe. Algunas personas esperan que haya una gran necesidad para dar, para ofrendar, para ser generosos. Mi concepto es que demos antes de que se necesite, porque el registro del beneficio es mucho más grande cuando nos sentimos obligados a hacerlo aun cuando no se haya expresado la necesidad; allí se muestra predisposición al Reino. Dar es un acto de generosidad en fe y nace de un corazón agradecido.

2) Enoc. El texto dice que por la fe Enoc fue traspuesto para no ver la muerte. Este es el primer caso de alguien que salió de la vida humana sin morir, de abandonar el cuerpo como símbolo de una resurrección, de ser transformado a un cuerpo incorruptible y trasladado en un instante a otra dimensión de vida. Enoc fue transpuesto para no ver la muerte y esto lo alcanzó solo por la fe.

3) Noé. Por la fe Noé preparó el arca en la cual su núcleo familiar sería salvado del gran diluvio. Noé tuvo predisposición a trabajar, construir, porque su propósito era salvar a los de su casa. En este punto vale la pena incorporar la fe para salvar a la familia, sin importar las luchas, dificultades o desavenencias que hayan ocurrido. Como miembro de tu familia, prepara el arca de la fe y aun cuando algunos de los integrantes de ella hayan sido lastimados por cualquier circunstancia, prepara el arca, porque al final tú eres el que va a recoger a tus hijos para protegerlos del mal.

4) Abraham. Por la fe Abram obedeció y salió al lugar que había de recibir como herencia. En este caminar misionero, he visto que aun para obedecer se requiere fe, pues no es fácil rendirnos en obediencia. Mateo 8:13 dice: “Entonces Jesús dijo al centurión: Ve, y como creíste, te sea hecho. Y su criado fue sanado en aquella misma hora”. También en Mateo 9:29 se afirma: “Entonces les tocó los ojos, diciendo: conforme a vuestra fe os sea hecho”; de nuevo Jesús hablaba de una sanidad que se produce mediante la fe. Un texto más, en Juan 11:39-40, registra la siguiente conversación: “Dijo Jesús: Quitad la piedra. Marta, la hermana del que se había muerto, le dijo: Señor, hiede ya, porque es de cuatro días”. Así es la vista, y Marta responde por lo que ve; pero el texto sigue: “Jesús le dijo: ¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios?”.

No sé en qué área de tu vida tienes un caso imposible, una piedra en la puerta de la tumba que no permite que se dé el milagro. La vista te dice que ya no es posible porque ya pasó mucho tiempo y desfalleces en tu fe, pero la palabra viene a darte vida otra vez. Y si crees, habrá resurrección; si crees, tus finanzas resucitarán; si crees, tus sueños que estaban congelados se descongelarán; si crees, las deudas que tienes serán pagadas; y solo si crees, tus necesidades y problemas serán resueltos.

Veremos la gloria de Dios por haber creído en su Palabra.

El conflicto entre la vieja naturaleza y la nueva se hará presente permanentemente, porque la primera exige “ver para creer” —como lo legitima el refrán popular—, pero la segunda, creer para ver. Si puedes creer, no habrá montaña que pueda permanecer de pie delante de ti y esta es la nueva forma de vida que Cristo nos propone. “La vieja naturaleza exige ver para creer, la nueva, creer para ver”.

Cuando tomé la decisión de comprar el lote donde está construida nuestra iglesia me dijeron todo lo negativo a la luz de mis posibilidades, ya que no tenía los recursos. La prueba mayor fue cuando me presenté ante el propietario Don Aziz Abrajim, pues en la lógica de los negocios, la transacción era imposible. A pesar de eso prevaleció la fe, pues Don Aziz, en su último momento de vida, aceptó el negocio y les dejó esta instrucción a sus hijos: “El brasilero necesita toda la cuadra, no la vendan a otro sino a él”. Inclusive se añadió el lote que está al frente donde ahora se levanta el Parque de La Biblia.

No fueron pocos los inconvenientes que vinieron luego. Inclusive al parque quisieron darle otro destino; la familia Abrajim temía que si se dejaba como lugar de esparcimiento se convertiría en basurero, como ya había ocurrido con otros parques de la ciudad. Me paré firme, porque tenía clara la visión y mis ojos ya la contemplaban. “Si me permiten, tendremos un espacio para que la gente se siente y se oxigene; que puedan venir a la tarde a conversar en ese lugar de paz. Haremos un parque en honor a La Biblia”, les dije. Finalmente los Abrajim decidieron dejar la zona abierta para el parque. Esa familia ha quedado alineada conmigo hasta hoy, con un grado de confianza tan alto que ya ni siquiera hemos necesitado papeles o documentos para firmar pues con la palabra ha sido suficiente. Es más, al comprar todo el terreno hubo un momento en que el dinero era insuficiente y ellos nos fraccionaron los pagos para que no nos detuviéramos en la construcción.

Cuando tu fe actúe, va a alinear gente, empresas, negocios que estarán a tu disposición para financiar tu proyecto.

Hay diferencia

¿Cómo se conjuga la fe con la esperanza? ¿Cómo funcionan juntas? ¿Qué diferencia hay entre una y otra? ¿Cómo sacar mejor provecho de la fe acompañada de la esperanza?

Muchos hijos de Dios se sienten frustrados con la oración porque después de haber pasado horas enteras clamando, no sienten que hayan obtenido respuesta adecuada. Saben orar, cómo venir reverentemente ante el Señor, tienen argumentos lógicos al hablar con Dios, pero no perciben que fluya la respuesta que necesitan para un momento determinado, y eso los lleva a la frustración. Su falla consiste en orar con esperanza y no con fe.

Debemos saber la diferencia entre fe y esperanza para no utilizar inadecuadamente la una o la otra. Hay palabras que están tan próximas que parecieran iguales, pero no lo son. Sé que muchos dan un gran valor a la oración con esperanza; sin embargo, son diferentes, tanto en su uso como en los resultados. Los resultados prometidos por Dios al usar la fe no son los mismos para la esperanza. La fe se activa en el espíritu, mientras que la esperanza lo hace en la mente.

El origen de la fe no es cerebral o senso-cognitivo, así como tampoco senso-emocional. La fe bíblica tiene su origen en el espíritu del hombre, que es el que le da la vida. Nuestra composición es espíritu, alma y cuerpo, y siempre desarrollamos más nuestro lado almático sin considerar los beneficios de la conexión espiritual. Nuestro espíritu tiene la facultad, dada por Dios, de desarrollar un potencial inmenso usando la fe. Romanos 10:17 dice: “Así que la fe es por el oír, y el oír, por la Palabra de Dios”. Cuando nos exponemos a La Palabra de Dios verbalizada o leída, no llega a nuestro intelecto como tal. Aun cuando ahí recibimos conocimiento y procesamos la información que recibimos por los sentidos, ella es capturada por el cerebro y llega al espíritu activando la fe, que es una facultad del espíritu, de tal manera que quien la use lo hará con resultados extraordinarios.

Ahora, cuando el Espíritu de Dios cubre la vida de una persona no inicia por el intelecto, por la razón o por el ser pensante. El Espíritu de Dios comienza su obra en el espíritu del hombre y esa unión hace que dé fruto; dentro de ese racimo está la fe: “Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe…” (Gálatas 5:22; más adelante profundizaremos este tema). Habacuc dice que el justo por su fe vivirá (Habacuc 2:4), aseverando que es propiedad del que la posee. Asimismo, cuando Jesús habló de la fe preguntó: “¿Dónde está vuestra fe?” (Lucas 8:25), con lo que pedía cuentas de lo que le fue efectivamente ofrecido y entregado al ser humano.

En Romanos 10:10, la fe aparece en el verbo creer e indica resultados (fruto), pues ninguno que la use lo hará sin esperar algo de ella. Allí se habla de una fe que trae como consecuencia la justicia. Debemos poner atención a esto, pues si se activa la justicia, vendrá a favor o en contra nuestra, y las consecuencias serán notorias: para vida o para muerte; para libertar o para aprisionar; para dar o para quitar; todo dependerá de la razón por la cual la fe fue activada. Hay que saber hacia dónde apuntamos nuestra fe en justicia, pues ella se dará a conocer. La expresión “creer para” implica movimiento o transición, de manera que una vez que esa fe sea activada en el espíritu, se pondrá en movimiento, pasará por transición y obrará transformaciones hasta llegar a su resultado.

La fe no es estática; siempre se expresa en movimiento, mudanza y actividad. Hace cuarenta años Nair, los niños y yo estábamos en Manaos, en transición por causa de la fe. Necesitábamos llegar a la frontera entre Brasil y Colombia el 30 de marzo, y la única opción que teníamos era navegar dieciocho días por un río caudaloso, lo cual nos fue negado por lo peligroso del viaje para los pequeños y aun para nosotros; de modo que tuvimos que quedarnos en Manaos esperando la respuesta de esa fe que ya caminaba a nuestro favor por haber creído al llamado. No era fácil la situación, nos sentíamos atrapados en aquel lugar sin saber qué hacer, pero al día siguiente, el resultado de la fe nos permitió pasar de un viaje tortuoso de días por agua en un barco de carga, a uno aéreo de solo unas pocas horas. El 31 de marzo tocábamos suelo colombiano y una cadena de milagros nos seguía acompañando ¡Esa fecha dice mucho para mí!

Cuando actives la fe, estarás en movimiento, en actividad y nunca esperarás a que sucedan los hechos fortuitamente, pues caminarás con la fe que fue activada en tu espíritu. Si realmente crees, serás transformado por aquello en lo que creíste y ese será el indicador de tu nivel de fe. Soy misionero en Colombia porque creí, y esa fe, siendo hasta entonces solo un pastor desconocido en algún rincón de mi país, me convirtió en el misionero que hoy sirve a Dios en Colombia y que, por su gracia, es reconocido en diversos lugares del mundo. ¡Me transformé, soy el producto de lo que creí!

Todo lo que sucede en el trascurso de nuestra vida es el resultado de lo que se dio en nuestro espíritu. La fe activada en el espíritu determina cómo vivimos, cómo nos movemos en el diario vivir y aun se refleja en cómo hablamos y en cómo prestamos nuestros oídos a determinadas cosas. A veces la gente quiere hablarme o me escribe sobre asuntos irrelevantes; yo, cortésmente, les digo: “Perdóneme, pero tengo otras cosas de mayor importancia por atender”. No podemos detenernos y quedar atrapados en lo que no nos edifica. La forma en que vivimos y vemos las cosas es cuestión de decisión personal; somos nosotros quienes decidimos si colocamos nuestra vida bajo la fe o fuera de ella. A mí me ha sido de gran bendición el hecho de permanecer en la fe.

La fe no puede ser un simple concepto intelectual visto o analizado por alguien, ya que no puede ser concebida en el intelecto. La fe es una fuerza activa y real que trabaja desde el espíritu, guiando el alma y el cuerpo. Cuando ella gobierna, aun nuestro cuerpo es bendecido; en fe, podemos hablarle declarando sanidad desde la cabeza hasta la planta de nuestros pies. El cerebro tiene gobierno sobre el cuerpo.

Un día comencé a sentir fuertes dolores en mis pies y busqué una clínica especializada en esa área. Me hicieron caminar descalzo por un pasillo y luego por otro, mientras escaneaban la fuerza que ejercía de acuerdo al peso de mi cuerpo y la manera como pisaba. Me preguntaron luego: “¿Alguna vez sufrió una fractura en el pie izquierdo o el derecho?”. Les referí que un día caminando en el templo tropecé y sufrí un esguince. El diagnóstico fue que, como mecanismo de protección, mi cerebro estaba ordenando una postura incorrecta al pisar para evitar que me sintiera lastimado, y con el transcurso del tiempo eso había originado contracciones musculares de los nervios y de los tendones. Pregunté cómo podría corregir el problema y me ofrecieron una plantilla correctora de postura; sin embargo, el especialista me dijo: “Si usted da las órdenes correctas a sus pies, podrá corregir sus pasos sin la necesidad de la plantilla”. Lo que él me estaba diciendo era que yo debía trabajar primero con mi mente, ordenando a mis pies cambiar de postura. Lo hice, y en quince días los dolores habían desaparecido, solo que perdí el dinero de la plantilla, pues nunca la utilicé.

Usa correctamente los recursos que Dios te ha dado. Deja que la fe, que es activada en tu espíritu, afecte tu alma, tus emociones y tu cerebro, y cuando des órdenes a tu cuerpo, hazlo con base en la fe, pues ella es la certeza de lo que se espera, la base que sustenta, el fundamento que soporta el peso de la estructura. Esta certeza establece la base para la esperanza, la cual se activa en la mente; sin embargo, cuando esa esperanza es activada en la mente pero sin fe, hay peligro de decepción. Primera de Tesalonicenses 5:8 dice: “Pero nosotros, que somos del día, seamos sobrios, habiéndonos vestido con la coraza de fe y de amor, y con la esperanza de salvación como yelmo”. La fe es coraza pero la esperanza es como un casco que protege la cabeza. Cuando la fe se activa también se activa la esperanza; la fe te cubre como armadura, además te cubre la cabeza como esperanza para proteger la mente.

Hacer la diferencia entre la fe y la esperanza no es disminuir el valor de la esperanza. Solo debemos conocer cómo funciona la una y la otra. La esperanza en el sentido bíblico es la expectativa para alcanzar el bien; protege nuestra mente de pensamientos negativos y de los pronósticos que amenazan el futuro. Si tenemos esperanza, no necesitamos consultar el horóscopo ni a brujos o agoreros, porque la misma esperanza nos marca un futuro seguro. Si a través de ella podemos ver nuestro futuro, no habrá nada que nos haga andar inseguros, tristes o afanados por lo que vendrá, pues si la esperanza nos muestra el porvenir, entonces lo que no combine con este será transitorio y temporal, pero la esperanza es permanente y trae estabilidad.

Los hijos de Dios necesitamos estar muy atentos para que la esperanza no pierda su fundamento en la fe, con la cual debe ir unida, pues sin ella, la esperanza no obra. Si la esperanza se activa en la mente sin fe, es falsa y peligrosa, porque no tendrá la plataforma para sostenerse en tiempos difíciles. Recordemos que la fe es la base, el fundamento para la esperanza, que a su vez no tiene valor espiritual cuando se da sin estar unida a la fe. Fe más esperanza es igual a futuro asegurado.

En Isaías 26:17-18 leemos: “Como la mujer encinta cuando se acerca el alumbramiento gime y da gritos en sus dolores, así hemos sido delante de ti, oh Jehová”. Habla de una nación que creyó estar ante Dios y recibe palabra que encarna esperanza, pero sigue diciendo: “Concebimos, tuvimos dolores de parto, dimos a luz viento; ninguna liberación hicimos en la tierra, ni cayeron los moradores del mundo”. ¿Sabes por qué se dan situaciones como esas? Porque podemos presentarnos delante del mundo simplemente como religiosos, como meros cumplidores de la ley, ajustados a un patrón establecido por una sociedad sin que La Palabra haya generado una transformación en nosotros. Eso es lo que indica el texto: un embarazo frustrado, una ilusión. La esperanza que produce ilusión es perversa; frustra y maltrata. “La esperanza que se demora es tormento de corazón; pero árbol de vida es el deseo cumplido” (Proverbios 13:12).

La fe siempre actúa en el presente, mientras que la esperanza se enfoca al futuro. La fe es certeza, algo que ya existe en el mundo sobrenatural donde tú y yo podemos penetrar. El cielo se abre cuando alguien se proyecta en fe. Hay puertas con códigos muy secretos y solo las traspasan los que tienen fe; se abren cuando identifican al hombre o a la mujer de fe marcados por una Palabra que les dio esperanza. Cuando nos sumergimos en tal ambiente, podemos tomar posesión de todo lo que queramos.

La fe es instantánea, pero sus resultados son progresivos. He estado en lo progresivo por casi cuarenta años, y todavía me falta; sin embargo, no abandono la fe, pues ella me lleva a abrir puertas y me da seguridad de un futuro de conquistas. Marcos 11:22-24 dice: “Respondiendo Jesús, les dijo: Tened fe en Dios. Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho”. La fe está en mi espíritu y la palabra está en mi boca. Aun el texto es enfático al decir: “Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá”. Eso es algo progresivo que viene a medida que transcurren los acontecimientos. Si, orando, direccionamos la respuesta para el futuro sustituiremos la fe por la esperanza.

Voy con frecuencia al aeropuerto por los viajes que realizo y llevo un equipaje determinado conmigo. Los maleteros y limpiadores de zapatos ya me conocen y, como si tuvieran un radar, siempre me ubican para ofrecerme sus servicios aun a pesar de mis negativas. Son tan insistentes que al fin me vencen y acabo cediendo por la manera como me atienden. Un día llegué afanado al aeropuerto y el limpiador de zapatos vino a ofrecerme su ayuda, la cual rehusé, pero le dije: “Hoy no, mañana”; él asintió y se retiró. Inmediatamente, el Espíritu me dijo: “¿Viste lo que sucedió? Ese hombre cambió el presente por el futuro”. Él se limitó frente a mi negación, porque si hubiera insistido quizá yo hubiera cedido como las otras veces, pero él cambió el presente por el futuro.

Cuando la fe está en contacto con Dios actuará en el presente y asegurará el futuro. “Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor” (1 Corintios 13:13). Pongamos en armonía nuestra fe con la esperanza para sacar el mejor provecho de ellas.

Por José Satirio Dos Santos
Tomado del libro: Visión, determinación, posesión
Editorial Peniel

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Desafíos para la predicación actual

Por John C. Maxwell

Los comunicadores y los predicadores de hoy tienen que ser mejores que los de dos generaciones anteriores. He aquí por qué. Hace una o dos generaciones tú podías predicar y decir en esencia: «La Palabra de Dios dice», y seguías con tu mensaje. El noventa y cinco por ciento de esa audiencia aceptaba el fundamento sobre el que estabas edificando ese mensaje. Hoy no sucede esto. Hoy, antes de que puedas convencer a la congregación de la integridad de la Biblia, tienes que convencer a la congregación de la integridad de tu vida. Los predicadores de hoy primero tienen que transmitirlo mediante sus acciones y vida, su carácter, su conducta. Si esa audiencia acepta eso, entonces dice: «Está bien, ahora estoy dispuesto a ver el mensaje de la Biblia». Eso no era así antes. Así que creo que nos obliga a vivir una vida más piadosa y santa.

En los últimos diez o doce años ha habido una caída moral en el clero. Una de las pocas cosa buenas que esto ha traído como resultado es que ha logrado que no seamos tan arrogantes —tal vez «asustados» sea una palabra mejor— más humilde, tal vez mucho más lentos para permitir que alguien nos ponga en un pedestal. Hoy hay menos juegos de roles.

Esta es la transición que estoy viendo. Esto es lo que en verdad me entusiasma. El domingo pasado visité la iglesia de Randy Pope [iglesia presbiteriana del perímetro] porque ahora estamos en Atlanta. Él tiene más de tres o cuatro mil personas. Ahí tenemos a un hombre muy cerebral, buen pensador. Tremendo carácter e integridad en su vida. Lo abrir la Palabra con mucho cuidado. Me siento muy satisfecho de este joven que, con verdadera integridad, pesa con mucho cuidado sus palabras a esta congregación. Y la razón por la que lo hace es porque sabe que allí hay un espíritu de cuestionamiento, por lo que debe estar en lo correcto. Hay algunas diferencias en los tiempos, algunas diferencias importantes. Pero creo que esto nos hace predicar mejor, estamos comunicando mejor.

Una cosa más: Si el mensaje no es relevante, las personas no tendrán pasión para seguirlo. Hubo un tiempo en que solo la pasión atraía a las personas. Ahora sienten pasión —sus corazones se apasionan con Dios— solo cuando ven la relevancia del mensaje. Los pastores deben confiar un poco más en sí mismos fuera del ambiente de la iglesia. Necesitamos tomar lo que está sucediendo y dónde está la cultura. Me gustaría que el mundo fuera capaz de entrar en la iglesia y sentirse cómodo, no porque se han hecho concesiones en el mensaje, sino porque es relevante y hay pasión que proviene de esa relevancia; los corazones que se apasionarán y moverán y la convicción que se produce tienen como base el hecho de que el mensaje se relaciona con la cultura. Logra la conexión con las personas.

Ahora que no soy pastor, voy a las iglesias y escucho predicar más de lo que acostumbraba. Y creo que yo fui un poco ingenuo. Pensaba que la predicación estaba un poco mejor de lo que está. Y cuando escucho a esos pastores muchas veces quiero levantarme y preguntar: «Detente un momento, ¿a quiénes les estás hablando? No estás logrando la conexión, pero tienes un gran mensaje. Demos marcha atrás por un momento. ¿Cómo vamos a tomar lo que estás diciendo y conectarlo con Pepe que está allí?» Falta un poco de percepción, creo, de dónde están las personas en su viaje y qué les está sucediendo. La verdad, unida a la relevancia, hace que un mensaje sea ardiente. La relevancia sin verdad no tiene convicción ni poder para cambiar. La verdad sin relevancia no logra la conexión. Así que yo insto a los pastores a que dediquen más tiempo con el mundo. No para ser mundanos sino para dedicar más tiempo en el mundo y saber a quién estamos tratando de alcanzar con este buen mensaje que tenemos.

Extracto del libro Predicación poderosa de Michael Duduit(978-0-8297-5105-5) ©2006 por Editorial Vida.

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La clave para la transformación de la Nación

Por Carlos Annacondia Si miramos la Biblia vamos a ver que todo comienza a cambiar cuando hay alguien que puede llorar, alguien que puede reconocer y decir: “hemos pecado, nos equivocamos”. Las lágrimas son como semillas que caen en la tierra y luego producen fruto. Para que haya un avivamiento tiene que haber un río de lágrimas. La oración nos lleva a esa comunión con Dios para que podamos ver la necesidad y urgencia de que la gente se vuelva a Dios. En Él las personas encontrarán paz, felicidad, esperanza, trabajo, salud. ¡Todo está en las manos de Dios! Es importante que ayunemos y oremos, que consagremos días a Dios para que Él abra los cielos y bendiga, primero nuestra vida, porque si nosotros nos volvemos a Dios Él se vuelve a nosotros, después nuestra familia, nuestra ciudad, la iglesia, y finalmente toda la Argentina. Si nosotros queremos ver un cambio en nuestra vida, familia, ciudad y país, es necesario orar, ya que la oración es la llave que Dios dejó y que nos enseñó a usarla por medio de Jesús». ¿Qué importancia tiene la oración unida? «La oración de un justo puede mucho”, eso dice la Biblia. La oración de muchos justos puede más. Cuántos más somos, más bendición. Dios está esperando que le pidamos. Muchas veces uno se pregunta “¿Por qué Dios no me da?”. Pero el error está en que no le pedimos, porque creemos erróneamente que no es necesario pedir. La Biblia dice “pedid y se os dará, buscad y hallareis, golpead y se os abrirá”. Quiere decir que hay una enseñanza, que la oración es la que mueve la mano de Dios. Cuando oramos, lo hacemos por nuestra casa, por nuestra vida, por nuestra ciudad, vamos a orar por nuestra Argentina, entonces la bendición de Dios se agiganta. ¿Hay un cambio verdaderamente? Las cosas comienzan a cambiar, comienzan a producirse cuando hay una iglesia que busca a Dios. La iglesia es la que tiene la llave para que Dios abra los cielos y bendiga la tierra. No debemos esperar que Dios lo haga todo por su cuenta porque Dios está esperando que nosotros hablemos. Es como cuando un niño le pide algo a su padre. Dios quiere bendecirnos, Dios quiere darnos lo que necesitamos, pero Él puso un reglamento, “pedid y se os dará, buscad y hallareis, golpead y se os abrirá”. Dios nos está diciendo que le pidamos, que Él no tiene límites, lo más pequeño o lo más grande. No importa lo que sea, porque Dios es Dios de todo. ¿Hay algo que sea difícil o imposible para Dios? No, todo es posible para Dios, lo más pequeño o lo más grande. Dios está esperando que le pidas. A Dios le gusta que seamos hijos cariñosos. Dios es Dios y Él nos ama, y quiere que nosotros lo amemos. A veces no entendemos que Dios necesita que nosotros lo amemos, que nos acerquemos a Él. Hay momentos de desesperación que uno pide alterado, y Dios está ahí para ayudarnos. La oración es la que mueve la mano poderosa de Dios. A través de una simple y sencilla oración, mucha gente se va a encontrar con Jesús. Nosotros tenemos que cultivar nuestra amistad con Dios, y cultivar no es más que hablar. Necesitamos tener tiempo para hablar con Dios.

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Cómo una mayor autoconciencia lo convertirá en un gran líder

Por Larry Stockstill, orador principal de la Convención Nacional UAD 2018 “Ten cuidado de ti mismo…” (1 Timoteo 4:16)  Todos quieren ser un gran líder. Y cada una de estas personas intentan con cada libro, conferencia y seminario. Llenan el tanque completamente de motivación. Leen y escuchan hasta la última estrategia de liderazgo. Eso es bueno. Pero pierden un ingrediente importante, que le falta a todo lo que hacen. Es la “Autoconciencia”. Autoconciencia es “cuidarte a ti mismo”. Las enfermeras observan monitores cardiacos para cuidar de un paciente. Y, si un indicador está fuera de lo normal, la alarma se dispara y alerta. Acá están los monitores que yo constantemente chequeo en mí mismo: 1- Mis pensamientos: ¿Negativos o Positivos? Intenta andar un día entero sin un pensamiento negativo sobre vos mismo, otra persona o tus circunstancias.  Cuando mi mente deriva en un pensamiento negativo, todos y todo a mi alrededor se torna horrible. Pablo dice: “Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en ESTO PENSAD” (Filipenses 4:8). Si tu esposa, tu perro, tu vecino y tu trabajo, apesta a la vez, cambia tus pensamientos hacia lo celestial. 2- Mi dirección: ¿Es hacia adelante o hacia atrás? El PROGRESO es crítico.  Líderes que pasan meses y años sin progreso, es como un entrenador que nunca movió el juego y termina siendo despedido. Si él estaba satisfecho con el clima, el color de los uniformes y con los festejos de apoyo (pero pierde cada juego), el se IRÁ. Usa medidas (con resultados conmensurables) para que te muestren la dirección. Cambia la dirección si estás yendo por el camino equivocado. 3 – Mi santidad: ¿Se mantiene o cae?  ¿Hay algún mal hábito o comportamiento que se repite constantemente? ¿Estoy enojado o soy adicto a algo? ¿Estoy sorprendido por mi comportamiento detrás del volante o cuando estoy en casa con mi familia? Chequea tus palabras. Chequea tu computadora. Chequea tus relaciones. Genera alrededor tuyo un “círculo” de transparencia. Otórgale a ese círculo la libertad para corregirte. Porque si tú no puedes ver tus propias impurezas, seguramente ellos las pueden ver, y puedan sacarte del pozo. 4- Mi dinero: ¿Estresante o relajante? Si sientes que continuamente te estresa lo relacionado al dinero, necesitas a una persona que te ayude. Tu presupuesto está rebasado y tuviste muchas oportunidades de gastar el dinero fácilmente. Tus prioridades están equivocadas. Obtenga un plan financiero.  Envíelo a su planificador financiero para salir de la deuda y mantenerse fuera de la deuda. Venda lo innecesario, repare lo dañado y comience un fondo de emergencias de 3 meses. 5- Mi salud: ¿Está fuerte o débil? Dieta, descanso y ejercicio= ENERGÍA.  Cuando te sientes fatigado, es uno de estos tres es el causante (o los tres a la vez). Dieta: otórgale a alguien permiso que te apunte cuando comas alimentos no saludables o porciones de más. Pésate cada mañana, si la balanza sube, no es porque hay que cambiarla. Descansa: Ve a la cama a una cierta hora y levántate ocho horas después. Ejercicio: camina un kilómetro (o dos) diariamente.   La autoconciencia es la vía para salir del fracaso y el ingreso a una vida de logros, ganancias y éxito.    

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