Rogad al Señor de la Mies

por Carlos Sokoluk Cuando Jesús concluye la obra redentora en la tierra, se la confía a sus discípulos. Justo antes de ascender al cielo se asegura de recordarles cuál es la tarea de la que se tienen que ocupar: Por tanto, vayan y hagan discípulos en todas las naciones, y bautícenlos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Enséñenles a cumplir todas las cosas que les he mandado. Y yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo.» Amén. En el mandato de Jesús encontramos que a la tarea evangelizadora se le agrega la de conformar un cuerpo espiritual a partir del bautismo y en tercer término se encomienda un proceso de enseñanza de los mandatos de Jesús. Esos son los tres principios esenciales de una iglesia. Luego podemos concluir que Jesús ordena que planten iglesias en todas las naciones y que Él personalmente estaría involucrado a través de todos los tiempos. Efectivamente desde la ascensión de Jesús, en mayor o menor medida siempre se plantaron nuevas iglesias o congregaciones cristianas. Pero en nuestros días lo que está ocurriendo es algo sobrenatural, ya que hay un inusual auge en la plantación de iglesias en muchos países de diferentes continentes. Quiere decir que si nos involucramos personalmente en esta tarea establecida por el Señor mismo, vamos a ser los protagonistas de un importante capítulo de la historia de la iglesia. En la historia sagrada vemos que cada vez que Dios manifestó su gracia y poder a favor del pueblo lo hizo a través de una persona a la que Él “llamó”: Abraham, Moisés, Gedeón, Eliseo, Pedro, Pablo y así muchos otros en la historia reciente también. Vamos a necesitar que el Señor convoque a los “llamados” para plantar cientos de nuevas iglesias aquí y ahora, en nuestro país. En Lucas 10.2 Jesús mismo considera que: “La mies a la verdad es mucha, mas los obreros pocos” y luego propone la solución: “por tanto, rogad al Señor de la mies que envíe obreros a su mies”. Es el momento oportuno para que pastores y congregaciones vayamos a la presencia del Padre y le digamos que su Hijo nos mandó a rogarle que con urgencia envíe a los iniciadores de iglesias que necesitamos para que se cumpla su mandato. Teniendo en cuenta la parábola de la viuda y el juez injusto, si disponemos de programas de oración, que pueden ser diarias o semanales, individuales, o en grupos especiales o con toda la congregación, con toda seguridad surgirán los llamados ¿pues acaso Dios se tardará en responderles a sus escogidos, que claman a él día y noche?

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Plantemos iglesias saludable

Por Osvaldo Carnival   Recuerdo la expresión: “Las ovejas se reproducen en ovejas y los pastores se reproducen en pastores”. La extensión de la obra de Dios en nosotros, como pastores, no solo deber ser que la congregación crezca, sino que de nosotros puedan reproducirse otros pastores que continúen la tarea que venimos haciendo. Pablo es enfático con su hijo espiritual Timoteo quien se desempeñaba como joven pastor en Éfeso: “Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros” (2 Timoteo 2:2) “Pablo le daría a Timoteo la clave de la multiplicación”. Lo que oíste, primer delegación, ahora no te lo guardes sino encarga a hombre fieles, que a su vez, enseñen también a otros. Pablo le da a Timoteo el secreto. Lo que hizo Dios en vos debe fluir y no detenerse. Dios no nos hizo como instrumentos de acumulación sino de bendición. Como ministros somos un eslabón en una cadena de impartir. Muchos dirán: ¿Cómo sigo entonces? “A la verdad la mies es mucha, mas los obreros pocos. Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies” (Mateo 9:37-38). Todo empieza en el cielo, todo comienza en una oración: “Dame obreros”. Pedile a Dios que te dé un obrero, ahí está la punta del ovillo. Alguien en quien puedas volcar tu amor, tu experiencia y legado. A partir de ahí, empezar a soñar con un nuevo lugar para comenzar una nueva obra, una Iglesia Hija. Plantar una nueva Iglesia es más que comprar un terreno, alquilar un local o acondicionar un galpón para Templo. Es mucho más, son almas ganadas para Cristo. Tenemos la posibilidad histórica de multiplicar la familia de la Unión de las Asambleas de Dios. Nos pondremos en marcha y Dios nos sorprenderá con milagros multiplicadores. Vos podés colaborar en la Plantación de Iglesias, ofrendando a través de la siguiente cuenta: Cta. Cte. en pesos – Banco Santander Río Nombre: Unión de las Asambleas de Dios Suc.: 055 Cuenta nro. 010656/2 CBU: 0720055720000001065622 Te solicitamos que luego que hayas realizado el deposito, nos envíes el comprobante a Diezmos@uad.org.ar. Aclarando los datos del pastor, la iglesia y que es una ofrenda destinada a la Plantación de Iglesias. Y, si deseas ponerte en contacto con nosotros, puedes hacerlo llamando al (011) 4981-1979/2588/4957 de Lunes a Viernes de 09:00 a 17:00 o enviándonos un correo electrónico a plantaciondeiglesiasuad@gmail.com.

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