EN LA RUTA

Por Dr. Juan Carlos Melo

¿Cuál será la ruta de la Iglesia para los próximos años?

Se dice que las iglesias que pasan los tres primeros años la curva de crecimiento, después pasan a una curva de fatiga y pasan a ser un movimiento, una máquina, un monumento o un museo. Eso le pasa a las denominaciones, a las iglesias locales, al liderazgo y también a los procesos. Pero cuando un líder, cuando una denominación, cuando un país empieza a ver el pasado y piensa que éste era mejor que el futuro, está decaído.

Está mirando hacia abajo y empieza a hacer monumentos al pasado. El pasado de la Iglesia no puede ser mejor que el futuro, si Cristo está en su futuro. Lo que hicieron los pioneros en Centroamérica y en América Latina es maravilloso y se les bendice en el nombre de Jesús; pero eso no puede ser mejor que lo que viene. Hay que honrar aquello, y celebrar lo que Cristo va a hacer.

Cuando se empieza a ver el pasado como mejor que el futuro, se está creando monumentos y la siguiente fase es ser un museo. Algo para ver y recordar, glorias pasadas nada más, sin vida. Eso no le puede pasar a la Iglesia del Señor. Hay esperanza en la Palabra del Señor cuando dijo: yo edificaré mi Iglesia y las puertas del infierno no prevalecerán en el avance de la Iglesia, pero la iglesia tiene que avanzar. Si la Iglesia no avanza, entonces ¿qué es lo que avanza? La Iglesia tiene que ir en avance y el avance se tiene que medir en números también.

Las iglesias que pasan los tres a cinco primeros años dejan de evangelizar con la misma fuerza. Se concentran más hacia dentro. La Iglesia debe crecer armónicamente hacia arriba en su devoción al Señor, en su amor al Señor hacia fuera y el amor al prójimo. Lo que es el amor a los necesitados y el amor hacia aquel que no es su hermano, que es el prójimo, y hacer lo que sea necesario para que sea su hermano. Un mandamiento nuevo os doy: “que os améis los unos a los otros”, pero ese mandamiento ya existía en la Ley, el amor al otro, al próximo, pero ¿qué era lo nuevo de esto?

Hay tres niveles de amor que la iglesia debe tener. El amor a Dios por sobre todas las cosas, el amor al prójimo, que no está separado del amor a Dios, porque si no ama al prójimo y dice amar a Dios es falso, por eso es que no tiene impacto en la sociedad, porque se han vuelto iglesias litúrgicas que dicen amar a Dios con cantos, pero salen y no aman al vecino y pierde efectividad. Y el amor a su comunidad.

Los evangélicos de los últimos tiempos han separado el amor de Dios del amor al prójimo. Eso es una herejía. No se puede separar el amor a Dios del amor al prójimo. Se tiene que amar al prójimo de la misma manera que se ama a Dios. Hay que amar a los niños, aunque no diezmen. Hay que amar a los jóvenes. Que no pase como en la generación de Josué donde cada uno hacía lo que bien le parecía porque no conocían a Dios, porque sus padres no les mostraron el camino.

Dios ama a Latinoamérica y este es el tiempo del Señor y quienes pertenecen a una denominación, quienes son pastores en países y en ciudades, tienen que aprovechar y avanzar porque ahora hay un tiempo en el que de cada tres personas a las que se les comparte el evangeliouna le dice sí al Señor Jesucristo.

Eso es avivamiento, pero no se lo está aprovechando. Hay que ir afuera. Hay que ir a cosechar. Hay que orar por obreros para la gran cosecha. El Señor ni siquiera pide que oren por la mies sino más bien por obreros. Hay que multiplicar obreros. Los líderes tienen un poder en las manos, un poder espiritual. Dios no se mueve si no es con el liderazgo de su iglesia. Si el liderazgo de la iglesia cree, Dios obra. Si el liderazgo de la Iglesia no cree, Dios no obra y esa es la responsabilidad del liderazgo. Del Génesis al Apocalipsis hubo un Abraham, un Moisés, un Josué, un Jeremías que guiaban al pueblo.

Volver al principio

Hay que volver a las rodillas. Una iglesia que no ora es una iglesia en derrota. Hay que volver a estar bajo la influencia del Espíritu Santo, en santidad, porque los dones del Espíritu sin santidad no se saben qué son. Se necesita clamar al Señor. Clamar a Cristo y empoderar nuevos líderesEmpoderar la nueva generación. ¿Qué se va a dejar en esta tierra: bloques y ladrillos, con cementos y techos? El Señor no viene por eso. El Señor viene por gente redimida.

Si hubiera que plantar nuevas congregaciones, usando el ejemplo de Asambleas de Dios en El Salvador que tiene un promedio de 100 miembros, entonces habría que plantar cada año cincuenta iglesias de 100 discípulos cada una para tener un número de 5.000 nuevas iglesias y mantenerse en la curva de crecimiento. Eso no es imposible, pero eso sólo mantiene la curva para no decaer versus el crecimiento poblacional. Se necesita de ahí para arriba para crecer.

Suponiendo que se podrían tener iglesias de cincuenta personas. Esto significaría que serían 100 iglesias de cincuenta discípulos anualmente para mantenerse en la curva de la población. De ahí en adelante cualquier cosa es crecimiento. Pero dentro de estas cifras es primordial tomar en cuenta el número de bautismos, que es una cifra dura porque es crecimiento. Eso significa que hay un crecimiento por evangelismo y no por reciclaje de membresía. El reciclaje de membresía no hace crecer el Reino. Hace crecer una congregación, pero no el Reino. Es decir, si hay un crecimiento de mil o de cien miembros este año y sólo se bautizaron diez, entonces algo anda mal. Es importante que el crecimiento saludable en la iglesia establecida y en la plantación de iglesia sea medible a través de bautizos. Eso es real, el resto es conversable.

Plantación y desarrollo de iglesias

En panoramas de plantación y desarrollo de iglesias, no se puede dejar de hablar de la ética del Reino de Dios. Ésta implica muchas cosas, pero en plantación de iglesias hay algo que no se debe hacer y es pescar en otras peceras. Muchas veces debido a eso se impide plantar más iglesias. También es anti-ético y sería contradictorio porque el Señor no le ha dado el derecho de ser terrateniente, o espiritualmente hablando, dueño de esa iglesia.

Actualmente no se plantan iglesias con un concepto de comunidad. La mayoría es insensible a la comunidad donde está porque son iglesias pobres. Las iglesias evangélicas en su mayoría, 99.9%, no son sembradas con un concepto misiono lógico.

El triángulo misiono lógico dice: Dios, Iglesia y comunidad; y si se tuviera ese enfoque desde el principio, entonces se entendería que cualquier cosa que rompe la relación con la comunidad no debe hacerse porque la existencia y la razón de ser de la Iglesia delante del Señor no es cantar, es ganar esa comunidad.

El triángulo misiono lógico es clave y esto se enseña dentro de los materiales que los plantadores reciben. De hecho el primer módulo es cien por ciento análisis de comunidad y se le da herramientas para que vaya y haga un análisis de comunidad y entreviste a los líderes. Aquí es importante saber que el 80% de los pastores no tiene una buena relación, o una relación sólida, con los presidentes de los barrios donde están sus congregaciones. Nunca se han tomado un cafecito. Es más no saben quiénes son y cuando saben es porque están peleados.

Hay que entender y ubicarse bíblica y teológicamente. La Iglesia no existe porque es bonita. La Iglesia existe porque existe un Dios de Misión. Dios está en misión y para eso existe la Iglesia, para cumplir la misión de Dios en la tierra. Hay que caminar y cumplirla. Si deja de hacer esa misión, entonces deja de tener esencia y se convierte en club religioso, de muy mal gusto por cierto. La Iglesia existe para la misión.

Más del 70% de membrecía de una iglesia no pertenece al barrio donde está la iglesia. Vienen de todo lado porque no les importa el barrio. Actualmente en muchas ciudades, debido a las normas ecológicas, están cerrando congregaciones. Las autoridades reciben quejas de las iglesias porque tienen el volumen demasiado alto. Le dan demasiado énfasis a las formas. Debería haber dos cosas bien claras sobre los cánticos en las iglesias, y no se refiere a la adoración porque en la Biblia desde el Génesis hasta el Apocalipsis es obedecer, no cantar. Algunos creen que la unción está en el volumen, por eso se ha vuelto tan poco efectiva.

La Iglesia existe para su comunidad. Analice su comunidad y mire como está en relación a la iglesia, y pida en esa pasión al Señor una visión y una misión para el proceso de esa comunidad porque antes de que usted llegue allí, Dios ya estuvo ahí.

Haga un análisis no sólo de cantidad sino de calidad, de cuánto impacto tiene en la sociedad al estilo de la iglesia primitiva, que tenía favor con el pueblo y se añadían los que debían ser salvos. El Señor va a añadir cada día a los que quiera a la Iglesia, cuando la Iglesia tenga favor con la comunidad. Hay que amar al prójimo. Mostrar a Cristo a la sociedad. Carácter, conducta e imagen del varón perfecto que es Cristo Jesús.

A LA MANERA DE DIOS…

Por Gonzalo Caloustian

Al comenzar una nueva iglesia buscamos muchas veces, en un estado de casi desesperación, el relato de quienes ya han recorrido un camino y pueden contarnos desde la experiencia. Es así que nuestros oídos intentan retener todo lo oyen.

Es por eso que los primeros tiempos son muy especiales. Estamos llenos de preguntas: ¿Debo orar más? ¿Ayunar más? ¿Qué método es el correcto? ¿Qué hizo tal o cual para que le vaya tan bien? ¿Es unción, más oración, mejor liderazgo? ¿Cómo aplico lo aprendido en el seminario? ¡Cómo no me enseñaron esto! Cada día una pregunta y un desafío nuevo…

Nos hacemos cargo de todo lo que vemos que sucede en la iglesia, de forma tal que hasta cuando alguien se resfría nos surge la pregunta: ¿Me estará faltando fe y por eso se me enferman? Sí, nos sos el único, nos pasa a todos.

Todo eso fue lo que sucedió en mis inicios pastorales. No puedo olvidar estar sentado en el piso del patio de mi nueva casa escuchando una serie de trece casetes de audio y ser abstraído por cada testimonio, camino y milagros que un pastor, ahora de miles, relataba sobre sus inicios.

Fe, fe y más fe era todo lo que mi corazón recibía. Fe para conquistar, para creer, para obrar con sabiduría e inteligencia, para comprar y edificar, fe…

Abrir una nueva Iglesia es emocionante, todo comienza de cero, cada ministerio y área de la iglesia se construye de manera casi artesanal. La tarea al comienzo pasa casi en su mayoría por nuestras manos.

Ahora nuestra nueva iglesia empieza a crecer y se presenta una gran decisión espiritual de las que humanamente no tienen sentido y que vamos a tener que tomar el resto de nuestras vidas, en el resto de nuestro ministerio pastoral: ¿Tenemos que abrir nuevas iglesias? ¿Debo sembrar mis mejores lideres? ¡Nooo! ¡Los necesito!

 

Pero sabemos que hacer las cosas a la manera de Dios es lo que realmente después trae bendición; y déjenme decir algo ¡DIOS QUIERE QUE PLANTEMOS IGLESIAS!

En el nuevo testamento, Antioquía fue todo un suceso en la historia de la iglesia ¡Los empiezan a llamar cristianos! Una iglesia que le predicaba a todos con un mensaje que restauraba y edificaba, una iglesia en la que el poder Espíritu Santo marcaba el rumbo y el pulso. Maestros, profetas, todos muy bien recibidos para que la iglesia de Antioquía fuera edificada. Sin embargo, llego también ese gran día: ¡DIOS QUERÍA QUE PLANTARÁN IGLESIAS!

Leemos en Hechos 15:2-3 que “Mientras ayunaban y participaban en el culto al Señor, el Espíritu Santo dijo: «Apártenme ahora a Bernabé y a Saulo para el trabajo al que los he llamado». Así que después de ayunar, orar e imponerles las manos, los despidieron“. Me imagino este pensamiento solapado en algunos de los que estaban presentes: “…No, Pablo no, Bernabé menos. Los tenemos hace poco y son de mucha bendición… “. Pero la Biblia nos dice que los que ayunaban y oraban vieron lo que Dios quería y no lo que su necesidad mostraba.

Antioquía supo escuchar el latido del corazón de Dios: que todos puedan conocerle y recibirle en su corazón. Fue precursora, visionaria ¡Se brindó a todo el mundo! Abrió un camino a la evangelización mundial que nunca más se detuvo y nos bendice hasta el día de hoy.

Todos los que hoy hacemos la gran obra de Dios, queremos que suceda a Su manera y en el tiempo de Su voluntad. Dios quiere que nuestro amado país, lleno de colonias, pueblos y ciudades, tenga una iglesia en la que miles escuchen el mensaje de esperanza que cambia el mundo: JESÚS.

¡A SU MANERA SIEMPRE HAY BENDICIÓN!

MULTIPLICACIÓN Y TRANSFORMACIÓN DE LA IGLESIA

Por Dr. Juan Carlos Melo

¿Por qué plantar iglesias?

Una experiencia personal con una de las congregaciones que plantamos en el norte de Quito, Ecuador, en un sector altamente poblado y donde había muchas congregaciones alrededor. Algunos hermanos de otras iglesias se pusieron nerviosos por esta nueva congregación que estaba siendo plantada.

Un par de ellos hablaron conmigo y dijeron: ¿cómo va a plantar otra iglesia aquí? Si aquí hay tantas iglesias. La pregunta entonces fue ¿cuántos años tenía su iglesia en ese lugar? La iglesia de ese hermano tenía como 30 años.

¿Cuántos miembros asisten a su congregación?, le pregunté, y en ese entonces esa congregación tenía como 150, y era una de las más representativas de la zona.

Haciendo un análisis más o menos de las congregaciones que estaban en la zona, entre todas, no sumaban el 2% de la población de esos barrios. Y él estaba diciendo que no hacía falta plantar más iglesias.

Les pregunté si se habían propuesto hacer ese análisis alguna vez, el hermano  ni sabía qué población tenía esa zona ni cuantos habían sido alcanzados con el Evangelio, y llevaba 30 años de pastor.

Ahora usted, ¿conoce usted cuántas personas hay en su zona y cuantas han sido alcanzadas?

¿Sabe cuántas iglesias hay a su alrededor y cuántas necesitaría plantar para alcanzar a esa población que aún no conoce de Cristo?

Le invitó a realizar este ejercicio, ser sincero y  orar por la plantación de nuevas iglesias, y nuevos obreros para la mies.

¿Por qué es necesaria la tranformación de la Iglesia para una multiplicación?

Anteriormente habíamos hablado de la estrategia que debe plantearse la Iglesia en medio del crecimiento poblacional y la oportunidad que ésta representa. Por otro lado, la población no está siendo influenciada por el Evangelio para mostrar un carácter cristiano. Una cosa es la cantidad y otra cosa es la calidad y la cantidad se puede hablar en cifras duras o blandas, pero la calidad sólo se puede medir en el impacto a la sociedad. Si no hay transformación, entonces la calidad es un tema que hay que pensarlo.

La prioridad del buen pastor debería estar allá afuera. La Iglesia existe para hacer la misión de Dios en esta sociedad. La Iglesia debe crecer en cada país porque Cristo ama a cada nación y cada cosa que se hace en esa dirección, debe tener la inspiración del Espíritu Santo y hacerse en su poder y en los principios de la Palabra de Dios, sin negociarlos porque eso es peligroso. Empezar a tener membresía que no es del Reino, aunque es evangélica, es peligroso porque la Iglesia deja de ser efectiva, deja de ser sal y luz de la tierra.

Es muy importante mirar hacia el futuro, haciendo un ejercicio en cada país, en cada ciudad, y en cada barrio para hacer un análisis en este sentido. Pero mirar el pasado y analizar el presente sin mirar al futuro, no sirve de nada. Mirar al futuro y soñar con los sueños del Espíritu Santo sobre qué es lo que el Señor quiere en su país, en su ciudad y a través de su amada denominación.

Sensibles a lo que Dios quiere hacer

El Señor va a tomar cuentas de cada denominación que ha sido bendecida grandemente por el Espíritu Santo y que deberían ser mayordomos responsables de esto sobre la tierra en este momento. Se está viviendo un momento histórico que han vivido muy pocos líderes en tiempos pasados y hay que ser sensibles y conscientes de que el tiempo se termina.

Si la denominación y la iglesia local no empiezan a plantar iglesias, la próxima década se convertirá en un museo como le pasó a Europa con las denominaciones fuertes del avivamiento. Lean la historia. Ahora esos templos que eran simbólicos de la reforma, son casas de hombres ricos.

No se puede permitir esto en la amada Tierra. No se puede permitir que la Sangre del Cordero en esta generación pase en vano porque tendremos que darle cuentas al Señor. Tiene que doler la Tierra. Tiene que doler la gente que se va sin Cristo al infierno por la eternidad. Hay que movilizar la Iglesia para alcanzar todos y cada uno donde usted está. Hay que entrenar hasta los niños y hasta los ancianos para moverlos en el poder del Espíritu Santo.

Hay que volver a las raíces pentecostales que son de celebración de cosecha. El verdadero pentecostalismo es una celebración de los cincuenta días después de la libertad. El Espíritu Santo escogió pentecostés para derramarse sobre toda carne y para la celebración de la gran cosecha, dando libertad a la gente por la Sangre del Cordero.

Es interesante cómo el Señor Jesús, escoge la Pascua para morir, dando libertad, y cincuenta días más tarde, la gran cosecha el derramamiento del Espíritu Santo con lenguas, esto significa comunicación. La comunicación del Evangelio en el poder de Dios, un poder sobrenatural que está sobre nosotros, que está en nosotros.

EL TESTIMONIO DE LA PATERNIDAD

Por Gustavo Rossi

Hace diez años junto con mi esposa Susana, fuimos desafiados por Dios a abrir la primera iglesia hija de Catedral de la Fe en el partido de la Matanza, más exactamente en San Justo. Fueron días de mucho entusiasmo, mucho trabajo pero a la vez también muy difíciles. Había que tomar decisiones de dejar la casa paterna y partir hacia la aventura de lo desconocido hasta ese momento.

Experimentamos tantas luchas como bendiciones a la vez, pero la decisión estaba tomada y no había vuelta atrás.  Desde ese día Dios nos permitió establecernos y comenzar a crecer, al poco tiempo de haber llegado el local quedó pequeño y debimos salir a buscar uno nuevo.

Dios abrió las puertas y nos entregó un lugar tres veces más grande con dependencias y comodidades que no teníamos en el primero. Hoy estamos trabajando con las dos sedes y alcanzando a miles de personas con el amor de Jesús.

El Señor nos envió a abrir una iglesia y sin darnos cuenta ahora estábamos en dos lugares a la vez. El primer lugar era un mono ambiente, sin dependencias, hacíamos todo en el mismo lugar, escuela dominical, escuelas de discipulado, células, etc. El lugar era pequeño pero el corazón y la visión extremadamente grande.

Después de un congreso de jóvenes tuvimos el honor de llevar a almorzar a Abraham Pérez, él me hizo la siguiente pregunta: “dame tres claves para tener éxito a la hora de plantar una nueva congregación”, esto me hizo pensar en ese momento algunas cosas que hasta allí no había reflexionado y que podía ser de bendición también a otros. Pensé un instante y luego le respondí tres puntos para mí determinantes.

1)Tener una palabra de Dios es indispensable

Cuán importante fue para nuestras vidas tener la confirmación de Dios de tomar esa decisión de ser un pionero.  Uno estaba muy cómodo en la casa paterna donde servíamos a Dios con alegría, pero este era un paso muy serio e importante.

Cuando se tiene un llamado al pastorado este se tiene que evidenciar en la iglesia local primero, debe haber fruto, amor por las almas, cuidado de las personas. Siempre pienso que la iglesia local es un como un “vivero” donde los obreros tienen la oportunidad de dar fruto y de crecer. Pero si en el vivero donde todo está acorde para crecer y dar fruto, donde otro pagó el precio y simplemente nos posiciona sobre sus lomos para crecer y no lo podemos hacer, algo no está funcionando bien.

Dentro de este Vivero (la iglesia local) tuvimos la oportunidad de abrir nuestra primera célula y hacerla crecer. De dar oportunidades a otros y crecer. El fruto, por otra parte, evidenciaba el llamado pastoral. Pero ahora llegaba el momento de hacer lo mismo fuera de él. Dejar la comodidad y emprender un nuevo tiempo.

 

Cuán importante fue tener una Palabra de Dios, fue así que primero me hablo a mí y luego a mi esposa por separado de aceptar el desafío de abrir una nueva iglesia. No fue una palabra sino más bien fueron dos. Por separado Dios nos había hablado.

Cuán importante es el acuerdo con la esposa o el esposo, que ambos estén completamente de acuerdo con este paso de Fe. Evitará reproches o desencuentros en medio del río, que en algunos casos ha llevado a algunas parejas de pioneros a hundirse y algunos ahogaron su matrimonio y aún su familia.

Está PALABRA en los momentos difíciles te sostiene y te desafía a ver, cuando nada todavía es, más por la Fe tenes la confianza de que será. En medio de las luchas y los problemas, en medio de las necesidades económicas recordábamos: “fiel es aquel que nos llamó”

Está palabra te sostiene. Está palabra confirma este llamado particular que tiene el pionero. Es un fuego interior, es una santa insatisfacción que te lleva a dar un paso más, a arriesgarlo todo. Sino tenes realmente una Palabra de Dios no te muevas, no lo intentes, no hagas nada. No significa que no tengas el llamado, sino quizás que no sea el tiempo.

Espera en Dios y confía en Él.

2) Nunca te quedes huérfano

La paternidad fue y es tan importante para mí. Es el principio elemental de la autoridad espiritual ¿Cómo voy a hacer frente a poderes espirituales de maldad sin una cobertura espiritual?

Tu pastor es un hombre de Dios y responde al mismo Dios que te llamo a ti. Los padres debemos asumir que nuestros hijos algún día se irán de casa. Quisiera tener a mis hijas toda la vida a mi lado, que nunca crezcan, que nunca se casen y mucho menos que se vallan de mi casa. Pero lamentablemente ese día por mucho que me pese, llegará. Y un día partirán y formarán su propio hogar. Necesitarán mi ayuda, mis consejos, mi experiencia y mi asesoramiento. Hasta quizás tenga que invertir mis ahorros en ellos. Porque los padres atesoran para los hijos dice la Palabra de Dios. Pero aunque se casen, se muden, se vayan lejos nunca dejaré de ser su padre. Son hijos amados y su crecimiento alegra mi corazón profundamente.

Hoy veo gran inmadurez y menosprecio hacia la paternidad y luego esto termina en una gran orfandad en todo el país. Hijos huérfanos, hijos abandonados, hijos que se hicieron solos, que no tuvieron el apoyo necesario.

Espera el tiempo de Dios y honra a tu pastor.

3) Busca el lugar correcto

He visto personas que tienen un llamado a ser pionero, a ser pastor, pero quizás no saben elegir el lugar correcto. Cada uno tenemos un llamado a un lugar determinado y a personas con características determinadas.

Nuestro llamado es a salvar almas y luego a cuidar de ellas. El que tiene un llamado pastoral se enamora de la gente en cualquier lugar, pero Dios preparó un lugar especial para cada pionero en particular.  Busca diligentemente el sitio donde Dios te irá a usar, recórrelo, písalo, huélelo. Tenes que sentir que ese es tu lugar en el mundo. Dios por su parte, te pondrá un amor tan grande por la gente de allí.  Habrá indicios, habrá fruto, habrá señales que debes estar allí.

Recuerdo el primer fruto de San Justo ni siquiera habíamos abierto el local, que alguien vino y me dijo: “me enteré que va a abrir una iglesia, quisiera estar contigo.” Era tan claro y evidente, era el primer fruto de Acaya, mi Epeneto como lo declara Pablo en el libro de Romanos.

Se ético y no te establezcas cerca de otra congregación, busca una distancia prudencial. Y como Pablo declara no edifiques sobre fundamento ajeno sino esfuérzate a predicar donde Cristo aún no fue anunciado. Hay tantas ciudades y pueblos donde aún no hay una iglesia de la Unión que está esperando cuan varón macedonio diciendo: “pasa por aquí y anunciamos el evangelio”.

Juan 4:35 “¿No decís vosotros: Aún faltan cuatro meses para que llegue la siega? He aquí os digo: Alzad vuestros ojos y mirad los campos, porque ya están blancos para la siega.”

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Id por todo el mundo y predicad el evangelio

Por Alberto Ferrando

Pensando en la plantación de iglesia, desde  mi lugar de ministerio tengo que ir al principio de nuestra fraternidad, momento que todavía no había nacido, y la idea era llenar argentina con el evangelio , los avivamientos que argentina vivió en diferentes años, los esfuerzos económicos y de pioneros que dieron sus vidas para la extensión del reino y la fraternidad, los misioneros que llegaron y levantaron templos , institutos bíblicos, haciendo tantos esfuerzos y caminando y ganando almas, frutos que disfrutamos hoy.

Pero con todo eso, encima, y con tan grande nube de testigos, caminando la calle y viendo la tremenda cantidad de almas que todavía no conocen al Señor, el norte argentino tan carente de iglesias, la droga, el alcohol, y todo lo que sabemos que pasa alrededor, me animo a decir que todo es una gota en un océano, queda muchísimo por hacer, quedan muchas iglesias que fundar y muchas almas que salvar, el tiempo pasa, y el diablo avanza sin pausa, llego la hora.

Podemos conformarnos y decir bueno, pero algo hicimos, gracias a Dios, lo malo sería si no se hubiera hecho nada, todo lo que se hizo, es poco, la hora llego la palabra es clara, estamos destinados a crecer, Dios nos habló, así que manos en el arado, trabajo denodado, y a fundar iglesias como nunca antes.

Tenemos un legado preciado, somos deudores de gracia dadores, tenemos que despertar, no abandonar la herencia, nuestra esencia, lo que nuestro mayores soñaron, con todo, como nunca antes.

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Rogad al Señor de la Mies

por Carlos Sokoluk Cuando Jesús concluye la obra redentora en la tierra, se la confía a sus discípulos. Justo antes de ascender al cielo se asegura de recordarles cuál es la tarea de la que se tienen que ocupar: Por tanto, vayan y hagan discípulos en todas las naciones, y bautícenlos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Enséñenles a cumplir todas las cosas que les he mandado. Y yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo.» Amén. En el mandato de Jesús encontramos que a la tarea evangelizadora se le agrega la de conformar un cuerpo espiritual a partir del bautismo y en tercer término se encomienda un proceso de enseñanza de los mandatos de Jesús. Esos son los tres principios esenciales de una iglesia. Luego podemos concluir que Jesús ordena que planten iglesias en todas las naciones y que Él personalmente estaría involucrado a través de todos los tiempos. Efectivamente desde la ascensión de Jesús, en mayor o menor medida siempre se plantaron nuevas iglesias o congregaciones cristianas. Pero en nuestros días lo que está ocurriendo es algo sobrenatural, ya que hay un inusual auge en la plantación de iglesias en muchos países de diferentes continentes. Quiere decir que si nos involucramos personalmente en esta tarea establecida por el Señor mismo, vamos a ser los protagonistas de un importante capítulo de la historia de la iglesia. En la historia sagrada vemos que cada vez que Dios manifestó su gracia y poder a favor del pueblo lo hizo a través de una persona a la que Él “llamó”: Abraham, Moisés, Gedeón, Eliseo, Pedro, Pablo y así muchos otros en la historia reciente también. Vamos a necesitar que el Señor convoque a los “llamados” para plantar cientos de nuevas iglesias aquí y ahora, en nuestro país. En Lucas 10.2 Jesús mismo considera que: “La mies a la verdad es mucha, mas los obreros pocos” y luego propone la solución: “por tanto, rogad al Señor de la mies que envíe obreros a su mies”. Es el momento oportuno para que pastores y congregaciones vayamos a la presencia del Padre y le digamos que su Hijo nos mandó a rogarle que con urgencia envíe a los iniciadores de iglesias que necesitamos para que se cumpla su mandato. Teniendo en cuenta la parábola de la viuda y el juez injusto, si disponemos de programas de oración, que pueden ser diarias o semanales, individuales, o en grupos especiales o con toda la congregación, con toda seguridad surgirán los llamados ¿pues acaso Dios se tardará en responderles a sus escogidos, que claman a él día y noche?

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Plantemos iglesias saludable

Por Osvaldo Carnival   Recuerdo la expresión: “Las ovejas se reproducen en ovejas y los pastores se reproducen en pastores”. La extensión de la obra de Dios en nosotros, como pastores, no solo deber ser que la congregación crezca, sino que de nosotros puedan reproducirse otros pastores que continúen la tarea que venimos haciendo. Pablo es enfático con su hijo espiritual Timoteo quien se desempeñaba como joven pastor en Éfeso: “Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros” (2 Timoteo 2:2) “Pablo le daría a Timoteo la clave de la multiplicación”. Lo que oíste, primer delegación, ahora no te lo guardes sino encarga a hombre fieles, que a su vez, enseñen también a otros. Pablo le da a Timoteo el secreto. Lo que hizo Dios en vos debe fluir y no detenerse. Dios no nos hizo como instrumentos de acumulación sino de bendición. Como ministros somos un eslabón en una cadena de impartir. Muchos dirán: ¿Cómo sigo entonces? “A la verdad la mies es mucha, mas los obreros pocos. Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies” (Mateo 9:37-38). Todo empieza en el cielo, todo comienza en una oración: “Dame obreros”. Pedile a Dios que te dé un obrero, ahí está la punta del ovillo. Alguien en quien puedas volcar tu amor, tu experiencia y legado. A partir de ahí, empezar a soñar con un nuevo lugar para comenzar una nueva obra, una Iglesia Hija. Plantar una nueva Iglesia es más que comprar un terreno, alquilar un local o acondicionar un galpón para Templo. Es mucho más, son almas ganadas para Cristo. Tenemos la posibilidad histórica de multiplicar la familia de la Unión de las Asambleas de Dios. Nos pondremos en marcha y Dios nos sorprenderá con milagros multiplicadores. Vos podés colaborar en la Plantación de Iglesias, ofrendando a través de la siguiente cuenta: Cta. Cte. en pesos – Banco Santander Río Nombre: Unión de las Asambleas de Dios Suc.: 055 Cuenta nro. 010656/2 CBU: 0720055720000001065622 Te solicitamos que luego que hayas realizado el deposito, nos envíes el comprobante a Diezmos@uad.org.ar. Aclarando los datos del pastor, la iglesia y que es una ofrenda destinada a la Plantación de Iglesias. Y, si deseas ponerte en contacto con nosotros, puedes hacerlo llamando al (011) 4981-1979/2588/4957 de Lunes a Viernes de 09:00 a 17:00 o enviándonos un correo electrónico a plantaciondeiglesiasuad@gmail.com.

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