LA VIDA DESPUÉS DEL DOLOR

Por María Mattia

 

A lo largo de mi vida siempre tuve la inquietud de coleccionar frases o dichos que me impactaran. Podría mencionar un sinnúmero de ellos, pero hay una que particularmente llamo mi atención “Si la vida te da limones has limonada”. Me gustó tanto que la apliqué en charlas y mensajes, cuantas veces pude. Lo que nunca imaginé es que con el transcurso de los años me tocaría vivirla, y a diferencia de enojarme entendí que el soberano Dios me estaba preparando de esa y tantas otras maneras para lo que luego tendría que enfrentar.

Mi vida era hermosa al lado de mi esposo, Cirilo González, un cantante y adorador. Juntos servíamos a Dios llevando el mansaje de su palabra y adoración por todo lugar. Y así llegamos a visitar distintas naciones, y viendo el obrar de Dios sobre las vidas. Pero un día, tras una caída, mi esposo queda afectado y físicamente no vuelve a ser el mismo; después de exhaustivos estudios nos enteramos que padecía mal de Parkinson. En esta degenerativa las células del cerebro mueren cada día. Al comienzo pudimos manejar bastante bien esta situación, y gran parte de nuestro ministerio lo desarrollamos en ese período, pero en el transcurso de los años su enfermedad se agravó lo que en el último tiempo tenga que detener las obras que llevábamos adelante con el ministerio. Sumado a esto, en medio de esta situación mis padres, ya mayores, se les hacía muy difícil estar solos y al ser única hija, me hice cargo de ellos.

Fueron años de procesos en donde ejercí enfermería y medicina, sin haber estudiado. Sería muy largo de explicar este período de dolor, viví situaciones límites donde experimenté una fuerza invisible pero real, de un Dios tan personal. Pasé de ser la predicadora a conferencista por priorizar a mis seres queridos. Pero hubo algo que nada ni nadie pudo quitarme, el sentido de propósito que Dios puso en mi vida y por el cual viví. Sabía que era una mujer con un llamado de Dios y eso fue por lo cual determiné que esas situaciones pasajeras no me vencerían SU propósito.

En primer lugar, luché por avanzar el propósito por el cual estaba en esta tierra: mi llamado. Y eso dio sentido y seguridad a mi vida, desarrollando en mí el poder de resiliencia. En segundo lugar, no perdí el gozo y la alegría de estar viva: “[…] el gozo de Jehová es vuestra fuerza” (Nehemías 8:10). Había en mí una fortaleza interior para continuar cada día y alentar a mis seres querido que lo único que tenían era a mí y no me permití caer. En tercer lugar, grabe dentro de mí que nadie muere en el proceso, Dios estaba utilizando este momento en mi vida con este fin, y luego él me llevaría a otro nivel a otra dimensión, entendí que, aunque no veía lo que anhelaba ver, el Señor estaba a mi lado como poderoso gigante y que llegaría el día en que todo pasaría, no fue fácil sino no sería un proceso. Hoy todos mis seres queridos descansan junto a Dios y me queda la satisfacción de haberlos cuidado y honrado hasta el final, y soy feliz por lo que hice. Fue un verdadero privilegio cuidarlos. Si bien mis seres queridos ya no están, no me siento vacía, porque tengo un Dios que lo llena todo y en todo. Él una vez más me levantó y posicionó sin tener que haber hecho algo siquiera. Voy segura porque EL abre caminos delante de mí y cuando miro atrás por un momento, no siento dolor, porque entendí que no fue una carga o una desgracia, sino fue un privilegio, un regalo, compartir sus últimos momentos junto a mis padres y a mi esposo, un siervo de Dios.

Hay vida después del dolor, hay una vida abundante cuando encontramos el propósito. Hay vida después del dolor, en la sanidad que experimentamos y podemos tener empatía con los que sufren. Creo en el volver a empezar, siento a donde quiera que vaya el amor de una familia. Él me lleno de gracia, favor y las personas me hacen sentir tan amada, es un regalo maravilloso: el cariño de la gente.

Recuerdo el pasaje en Daniel 3:17-25, los tres jóvenes que fueron tirados en el horno de fuego, el cual estaba calentado siete veces más de lo usual. Los encargados de tirarlos dentro del horno murieron a causa de las quemaduras. Es allí en donde dice la escritura que dentro del horno se veían pasear a cuatro varones, quienes no tenían daños, y el cuarto de ellos era semejante al hijo de los dioses, ósea, el Señor camino con ellos. Cuando salieron los jóvenes del fuego, el relato nos dice que no se habían quemado ni sus ropas, ni el pelo, y ni siquiera el olor a fuego tenían. Y es allí donde aprendí que en el horno de aflicción solo se queman las ataduras del pasado. Cuando Dios es el que camina a tu lado, ni siquiera el olor te queda de tu horno de aflicción.

Yo creo en la vida después del dolor. Hay que decidir volver a ser feliz, a vivir y no solo a existir.

Ver la sanidad en el alma, eso solo Dios lo puede hacer cuando le damos lugar. Hoy es un nuevo día para volver a empezar y vivir en plenitud.

Y como dije al comienzo: la vida me dio agrios y amargos limones, pero Dios a hacer de ellos las más ricas y dulces limonados.

MALABARISMO: LA DIFICULTAD DE MANTENER EL BALANCE

Por Benjamín Grams

Al meditar sobre qué tema puede ser de mayor provecho para un ministro, comencé a preguntarme: ¿Qué es lo más cercano a su corazón? Lo primero que viene a la mente es Dios, la iglesia y los perdidos. Sin estas tres, este siervo no tendría la motivación para soportar las dificultades que vienen al estar en el ministerio. Sin embargo, hay algo más… Algo que quizás, con demasiada frecuencia, perdemos de vista su valor. Esta piedra preciosa es nuestra familia, en especial: nuestros hijos. El hijo de ministro (HdeM) es una persona que, por el contexto en el que se cría, desarrolla ciertas tendencias que forman su carácter, teología y manera de socializar. A continuación, iremos en detalle en algunas características observables en los HdeM que explicarán ciertos comportamientos y actitudes de sus hijos.

Síndrome de pecera: Lo más común es que sus hijos experimenten dicho síndrome. La iglesia entera los está observando, ya sea para bien o para mal. Esperan que actúen mejor que todos los otros niños de la congregación para que sean un ejemplo para el resto. Toda acción que ellos tomen se examina en detalle. ¿Tocaron en la alabanza? ¿Faltaron al culto? ¿Prestaron atención o hablaron con sus amigos durante el sermón? ¿Qué tipo de ropa usaron? La presión que esto ejerce sobre sus hijos los puede motivar a actuar de la mejor manera, de la peor manera o, lo más común, convertirse en los mejores actores de la congregación. Ellos se dan cuenta de que si actúan de cierta forma, la congregación lo aprobará, entonces dicen o hacen lo que se espera de ellos sin que venga del corazón. Un hijo de ministro sabe exactamente hasta dónde levantar las manos y en qué momento para impresionar a todos, pero su mente puede estar en cualquier otro lado. El problema de este síndrome es que como padres, si no tenemos discernimiento, pensaremos que está todo bien y que nuestros hijos son los más espirituales. Si no lo detectamos, ellos continuarán con los gestos pero sin el corazón hasta que se enfríen por completo delante de Dios. Ellos experimentan un alto nivel de expectativas de la gente que los rodea y sienten que todos, inclusive Dios, los están mirando en todo momento esperando a que se equivoquen. Esto hace que en el colegio, el único lugar en donde ellos sienten que pueden ser sí mismos, estén constantemente probando límites y tomando malas decisiones como forma de rebeldía en el lugar donde es permitido. Es imprescindible crear un ambiente donde se sientan cómodos para ser transparentes con ustedes, donde puedan incluso expresar sus dudas e inquietudes sobre su creencia en Dios, el pecado, la sociedad y sus propios pastores (ustedes). El momento en el que dejamos de ser sus oídos, ellos dejarán de hablar.

El peligro aumenta si sus propios padres agregan a esta presión. Si sus hijos sienten que están tomando el lado de la congregación por sobre sus propios hijos al decirles que esperan más de ellos, la obra de teatro continuará en casa también. Sé que es difícil balancear el ministerio, el “¿qué dirán?” y temer que la gente no respete su autoridad si “sus propios hijos no la respetan”, pero debemos recordar algunos puntos: son niños, déjelos ser quienes son y, nunca podremos satisfacer a la iglesia entera. Obviamente no estoy diciendo que hay que permitir que interrumpan la reunión ni mucho menos, pero si ponemos sobre ellos una expectativa desmedida y mucho mayor a la que tienen los otros niños de su edad, ellos se cerrarán con nosotros y lo resentirán.

Síndrome de los hijos de Elí: Sus hijos están en la iglesia constantemente. Conocen a todos y se enteran de todo. En casa tendemos a hablar sobre los problemas dentro de la iglesia, porque es el único lugar donde podemos hablar sobre algunos temas. Nuestros hijos son esponjas y tienden a escuchar y absorber todo. Los HdeM ven detrás de escenas, saben de las luchas del pastor de jóvenes o del líder de alabanza. No miran de la misma manera a las personas en autoridad. La sobre-familiarización de las cosas de Dios hace que pierdan su respeto, reverencia y admiración hacia ella. Cruzarán líneas que otros ni se atreven a tocar. Este síndrome desarrolla un corazón de rebeldía.

Como padres, algo que debemos hacer para contrarrestar esto es mantener esas charlas confidenciales entre nuestro cónyuge y nosotros. Cuanto más podamos prevenir que nuestros hijos las oigan, más los estaremos protegiendo. Hace poco descubrí la realidad de esto. Mis padres me comentaron de algo que les había sucedido en el ministerio que los afectó, sin embargo al no hablar del tema frente a sus hijos, no afectó mi manera de ver a las personas involucradas. Hicieron un muy buen trabajo de prevenir que nos amarguemos con lo que escuchábamos.

Síndrome “detecta-fariseos”: al ver “el detrás de escenas” y enterarse de todo, son testigos de personas que actúan de una manera en la iglesia y de otra afuera. Esto hace que ellos desarrollen un desprecio por la falsedad y que sientan que la iglesia está llena de hipócritas. Esto aumenta en los casos que lo ven en sus propios padres. Cuando estuvimos ministrando entre el pueblo Mormón por 10 años, observamos una presión social fuerte de ser perfectos. Ellos lograban comportarse de manera intachable en el exterior pero esa carga necesitaba desahogarse en algún lado. Esto produjo que los índices de lo que ocurre detrás de puertas cerradas sea más altos en el estado de Utah que en cualquier otro lado del país; esto incluye abuso, pornografía y venta de antidepresivos. Lo que aprendimos de esta situación es que si uno siente una presión excesiva de ser perfecto en el ministerio, hay una tendencia más fuerte de luchar con pecados ocultos. Sus hijos lo detectarán e impactará su perspectiva de ustedes y de Dios. Debemos vivir una fe transparente delante de nuestros hijos.

Para concluir, me gustaría dejarles algunas sugerencias para ayudarlos con sus hijos. Primero, debemos incluirlos en el ministerio, recordándoles que Dios llama a la familia y no solo al pastor. Si ellos se sienten parte, estarán más dispuestos a afrontar los desafíos de ser un HdeM.

En segundo lugar, tener un balance entre el ministerio y la familia. A veces nos sentimos culpables si no estamos completamente disponibles para la iglesia. Sentimos que estamos diciéndole que no a Dios. Es bíblico y saludable tomarse un día de descanso semanal con la familia. Ese día hay que estar casi inalcanzable para la congregación. Es recomendable tener a un pastor asociado o a otra persona que reciba y atienda los llamados, al igual que determinar su nivel de urgencia. Como pastor es fácil decir: “yo no tengo tiempo para eso. Si me tomo un día por semana, el ministerio dejará de crecer.” Aunque suene duro, la realidad es que la iglesia es de Cristo y su crecimiento o decrecimiento depende de Él. Si no toman el descanso necesario, se agotarán, perderán la pasión y su familia sufrirá en el proceso. Lo interesante de esto es que tener un día para renovar las fuerzas en realidad hace que uno sea más productivo los otros días de la semana. Lo que hemos observado es que sin este día, se produce una cierta clase de estancamiento espiritual, emocional y físico en la vida del pastor, la cual se transmite a la congregación.

Finalmente, la buena noticia es que los HdeM nunca serán mediocres. El contexto en el que se crían los fuerza a no ir con la corriente. Muchas personas con grandes logros dentro y fuera de la iglesia son HdeM; tienen un tremendo potencial, tanto para Dios como para el mundo. Depende de nosotros como padres y del Espíritu Santo la dirección en que utilicen dicha capacidad.

El VALOR DE NUESTRO POTENCIAL

Por Moisés Barrientos.

 

Si existe una verdad de la cual debemos estar convencidos para no vivir una vida plena y feliz, es esta: ignorar el propósito de Dios para nosotros, y desperdiciar el potencial que nuestra vida tiene, es una verdadera tragedia.

Un hombre sabio dijo en una oportunidad que el hombre más pobre del mundo no es alguien que no tiene recursos, sino aquél que no tiene sueños. Y no existe hombre más frustrado que aquél que, teniendo sueños, nunca logra realizarlos, encontrando siempre algo o alguien a quien culpar por su fracaso. Acerca de este tema, las Escrituras hablan sobre “el todo del hombre”, que es justamente el cumplir con el propósito de Dios para nosotros.

“El final de todo el discurso oído es este: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos, porque esto es el todo del hombre” (Eclesiastés 12:13)

La palabra “temor” no significa necesariamente “tener miedo a”, sino que en el contexto bíblico del Antiguo Testamento tiene más que ver con “tener reverencia hacia”. Este es el deber del hombre: tener reverencia a Dios y guardar sus mandamientos.

Cuando escuchamos la palabra “mandamientos” inmediatamente la relacionamos con las Tablas de la Ley, que rezaban “No matarás”, “No robarás”, ¨No levantarás falso testimonio…” etc, sin tener en cuenta que los Mandamientos de Dios no se limitan a este decálogo, o a un sinnúmero de prohibiciones del Creador, sino que abarcan un concepto mucho más amplio.

Rara vez, por ejemplo, al pensar en este concepto hacemos una relación con Génesis 1:28: “Y los bendijo Dios, y les dijo: fructificad y multiplicaos; llenad la tierra y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra”. Este versículo contiene el propósito por el cual Dios le dio vida al hombre. Y para lograr este propósito, el Señor lo ha equipado con todo lo necesario: dones, talentos, conocimientos, habilidades, creatividad, sentimientos y –lo más importante- su misma presencia acompañando y respaldando la realización de ese propósito.

 

DIOS NOS HA CREADO CON UN POTENCIAL ILIMITADO.

 

Los niños tienen una habilidad natural dada por Dios para soñar, no importa si sus padres son ricos o pobres, sabios o ignorantes. Justamente Jesús dijo que debemos ser como niños, con esta cualidad. La Biblia menciona al pueblo de Israel que, luego del cautiverio, recuperaría su capacidad de soñar “seremos como los que sueñan…” A los que hemos consagrado nuestras vidas al Señor Jesús, se nos ha devuelto la posibilidad de soñar, y los recursos para realizarlos.

Una de las mayores tragedias de la naturaleza es la destrucción de una semilla: la destrucción de una semilla puede significar la muerte de un bosque. Si nosotros “encarcelamos” nuestro propósito, enterramos nuestro potencial, no podremos bendecir a los que nos rodean, y una de las cosas que hacen que el ser humano se sienta satisfecho consigo mismo es el haber trascendido, el haber podido afectar positivamente con su vida a otros.

Cada cosa en la Creación fue diseñada para funcionar de acuerdo con el simple principio de recibir y liberar: ¿Qué ocurriría si las plantas se negaran a liberar el oxígeno que fabrican? ¿Qué pasaría si los peces no se reprodujeran?: El resultado inevitable sería muerte y caos en el mundo entero.

En el pasaje bíblico mencionado, se hace énfasis en la multiplicación, y este concepto tiene muchísimo que ver con la forma en que Dios bendice. El principio de la reproducción es muy importante en el plan divino, y para que este proceso se realice, es importante cumplir con la parte que nos corresponde a nosotros, que el de liberar nuestro potencial. Esto es algo que está condicionado por nuestro libre albedrío, y no se producirá a menos que voluntariamente lo hagamos.

 

LA TRAGEDIA QUE SIGNIFICA NO LIBERAR EL POTENCIAL

 

Cada vez que observamos una pieza de arte, o una composición musical, o disfrutamos de algún beneficio de la tecnología o de la ciencia, podemos darnos cuenta de que es a causa del potencial que alguien tenía, y que decidió desarrollarlo hasta que se materializó.

Los cristianos debemos comprender que Dios nos dio un depósito valioso de potencial para enriquecer la vida de otros, para ayudarles a mejorar sus vidas y su relación con Dios. Tenemos la responsabilidad de usar lo que Dios depositó en nosotros para el bien del mundo. Sir Winston Churchill, un importante estadista inglés, dijo: “El precio de la grandeza es la responsabilidad”.

El Señor ordenó al hombre en Génesis 2:16-17: “… De todo árbol del huerto podrás comer, pero del árbol del conocimiento del bien y del mal no comerás, porque el día que de él comas, ciertamente morirás.”

La muerte en su fase más simple, es la terminación del potencial. Abortar significa terminar una vida antes de que su potencial pueda ser desarrollado. En cada semilla, hay un bosque; en cada pez, un cardumen; en cada pájaro, una bandada; en cada vaca, una manada; en cada niña, una mujer; en cada niño, un hombre; en cada ser humano, una nación. En Dios, uno es igual a varios; poco significa mucho; pequeño es grande; y menos quiere decir más. Por eso, matar la semilla de tu potencial, puede significar la terrible pérdida de un tremendo bosque de bendiciones para multitudes de familias de la tierra.

Una promesa que viene al caso, es la que recibió Abraham, en Génesis 12:2-3: “… y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre y serás bendición. Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren, maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra”

 

LA IGNORANCIA HACE ABORTAR EL POTENCIAL

 

Todo aborto termina por sacrificar una responsabilidad. Cuando aborto mi potencial, condeno mi futuro. El no desarrollar todo lo bueno que podría hacer, es decir, abortar mi potencial, es la muerte de mi futuro, y esto afecta generación tras generación.

Hay cinco principios que debemos asumir como una realidad:

  1. Nuestro potencial liberado es la herencia del mundo: no es suyo ni mío. No tenemos  derecho a privar a la gente por quienes Cristo dio su vida, de la posibilidad de ser bendecida por nuestra vida
  2. Usted vino lleno, “embarazado” de un potencial ilimitado (“al que cree… TODO le es posible…”)
  3. Usted es capaz de hacer mucho más de lo que ya ha hecho, y todavía está a tiempo de recuperar el tiempo perdido. Dios no está dispuesto a que Ud se muera sin haber tenido la satisfacción de haber logrado su propósito en esta vida. Seguirá insistiendo con este mensaje hasta el último minuto de su vida: “Cumple mi propósito en ti…”
  4. El destino de la creación, el rumbo que tiene la vida de quienes lo conocen, del ámbito en donde vive, trabaja o estudia, están íntimamente relacionado con la liberación de su potencial: Usted “puede” (y no “podría”) trastornar el destino de personas, matrimonios, familias, comunidades… ¡naciones enteras!
  5. El solo hecho de que Ud y yo hayamos nacido y estemos vivos, es una evidencia de que Dios sabía que la tierra nos necesitaba. Muchos de nosotros hemos pasados por accidentes o enfermedades o situaciones que podrían haber terminado con nuestra vida física, y sin embargo una intervención de Dios determinó que aún no era tiempo: había un propósito en nosotros que todavía faltaba cumplirse.

 

El saber que en mí existe un contenido ilimitado de posibilidades de realizar cosas que podrían bendecir a otros, y que solamente de mi decisión y acción depende que esas cosas sean realizadas o no, crean una gran responsabilidad, por la cual solamente yo tendré que responder ante Dios por eso.

Destinado a crecer

Por Rubén Alegre

Texto bíblico: Lucas 2:52.

Sin ningún lugar a la duda todo hombre está destinado a crecer, todo depende de un componente: ser sano. Sería lo normal como se dice. Por supuesto que en la vida hay situaciones especiales donde algunos seres humanos no desarrollan todo su potencial, esto no significa que sea bueno o malo, quizás por alguna limitación no tenga oportunidades como otros, solo que quizás esté limitado en algunas áreas o beneficios propio de lo que llamamos normal.

Pero en términos generales, nada impide que pueda crecer y desarrollar lo que Dios le dio. La capacidad de ser y hacer. El mayor crecimiento se da en el SER, pues lo otro con capacitación y esfuerzo se puede HACER.

JESUS es el modelo de lo que decimos Crecimiento. A saber, desarrolló todo lo que el SER humano tiene como norma de vida.

Creció en sabiduría, estatura, gracia para con Dios y para con los hombres. Podríamos entonces decir que existen algunas etapas del hombre o pastor que se requiere para considerar su crecimiento.

Lo primero sería la sabiduría, tan buscada por los AGNÓSTICOS, griegos, pensadores y tantas corrientes.

Jesús tenía y tiene esta sabiduría tan valiosa y hasta codiciada por los hombres. Por allí alguien confunde la SABIDURA CON INTELIGENCIA, don que muchos pueden tener. Se puede ser inteligente para la matemática, ingeniería, ciencia o tantos oficios o artes. Aún para las decisiones económicas se puede ser inteligente pero no SABIO.

 

  • La sabiduría que se debe desarrollar en EL PASTOR, requiere de algunos principios según el REY SALOMÓN (Proverbios 1: 7) quien nos enseña que El principio de la sabiduría es el temor a JEHOVÁ. Es claro EL PRINCIPIO, la base de tan preciado tesoro es el temor a Dios.

 

El pastor que considera crecimiento en su ser: debe evaluar su temor a DIOS tanto en su proceder, su hablar, su interior. Son algunas de las batallas que darán pelea para no desarrollar SABIDURIA.

Es tan común ver hoy la necedad, la actitud infantil, lo burdo del lenguaje, lo superficial de la conversación de las personas, tentación que se deja ver en tantos.

Algunas de las cosas que enseña SALOMON nos dan las pautas de cómo ser guiados por El Espíritu Santo.

 

  • Prudencia (Proverbios 2:2) Se debe ser prudente en las decisiones a tomar. La presión de la sociedad, la economía y la vanagloria del reconocimiento hace que el hombre sea IMPRUDENTE en lo que hace y dice. El apresuramiento en la compra o la asignación de alguien en determinado lugar demuestra la IMPRUDENCIA. Es muy sano reconocer la importancia de ver qué es lo que Dios pide del pastor, demostrando en la prudencia el Temor sagrado.

 

 

 

  • Discreción tan claramente lo explican los textos siguientes. El efecto de permitir que entre la sabiduría al corazón, producen una cobertura en los malos caminos y en el hablar incorrecto (Proverbios 2; 10-12) el pastor que crece debe saber que no son decisiones personales ni para su propio ego DEBE entender que su caminar será con discreción dando señal de SABIDURIA.

 

Otras de las señales de un pastor sabio cual el PRINCIPE DE LOS PASTORES es ser librado según SALOMON de la mujer extraña. (Proverbios 2:16-19). Elevándolo a la vida espiritual, se ven los efectos de esta mujer que halaga, adultera, rompe el pacto, produce muerte y no volverá a la vida. Si observamos la iglesia como ejemplo de la esposa y el pastor como guía, es de sabios no entrar en corrientes que produzcan las cualidades mencionadas por salomón. La falta de sabiduría lleva a los pastores a hacer todo tipo de actividades con el fin de LLEGAR a algún lugar o ganar almas sin medir las formas. Recordemos quién es el que da crecimiento. EL CRECIMIENTO LO DA DIOS ( 1 de Corintios 3:6).

La falta de discreción hacia su colega no mirando el esfuerzo del mismo de manera indiscreta arrebata las almas o hace comentarios despectivos.

 

  • Estatura: Por otro lado, se nos menciona que Jesús crecía en estatura, sería lo físico. No es de sorprendernos el físico y fuerzas de nuestro Señor. Nadie puede soportar lo que El soportó e hizo. Ministrando todo el día, pasar la noche orando y seguir ministrando a miles de personas.

 

Después de una noche de presiones, golpes, azotes y desprecio cargó una cruz muy pesada. ¡¡Qué físico y que fuerzas!! Uno de los males en nuestros días es el apresuramiento y el stress de tantas cosas sin resultados. Esto agota y desgasta el físico del Pastor y trae problemas de PRESION ALTA, CARDÍACOS, DIABETES, SOBREPESO, COLESTEROL ALTO y tantas enfermedades de este siglo. El cuidado fundamental en el desarrollo del ministerio es una correcta alimentación en tiempo y forma, una cintura que pasa los 90 cm ya es para evaluar lo que vendrá sobre ese cuerpo: sobrepeso y sangre con problemas. ALGUIEN dijo, “no mates a caballo”… Vale decir que como parte del crecimiento espiritual  el área física debería cuidarse RESPONSABLEMENTE y acorde al ministerio que profesamos: ORDENADOS Y CON DOMINIO PROPIO .

 

  • Gracia de Dios: Por otro lado, hablando del crecimiento Jesús crecía en gracia para con DIOS (2:52) dicho por Dios (Mateo 17: 5) tengo complacencia!! El escritor de Hebreos dice que aprendió obediencia. (Hebreos 5:8) porque NUNCA DESOBEDECIÓ. Filipenses 2: 8. obediente hasta la muerte….

 

El pecado de ADAN fue la desobediencia, una herencia según pablo recibimos .( ROMANOS  5:19) .

La lucha del hombre es obedecer. Tristemente recordamos a SAUL reprendido por SAMUEL: el obedecer el mejor.  Como pastores que deseamos crecer,  la mayor virtud es OBEDECER a la guía de DIOS, su palabra, las autoridades puestas por DIOS. Cuando los pastores comienzan a adquirir conocimiento y prestigio se observa un grado de independencia y aun con pesar observar la desobediencia. Por este motivo hemos visto y oído de tantos que caen de la gracia de Dios.

El comienzo fue NO CUIDAR lo más importante: AGRADAR A DIOS.

Con tanta firmeza PEDRO Y JUAN dijeron (Hechos 5:29) ¡Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres!

En la vida de todo hombre y mujer que profesa obediencia, vemos un crecimiento como persona. Vemos que es AMABLE, APACIBLE, se denota la gracia de Dios en él.

La diferencia entre DAVID Y SAUL es que, aunque ambos tenían pecados, DAVID obedeció y se humilló. Debemos aprender la lección de la obediencia. Es GRACIA PARA CON DIOS

 

  • LO ULTIMO que observamos en la persona de JESUS es: gracia para con los hombres. No son palabras contradictorias a lo dicho por PEDRO. Es el efecto de una causa. El que agrada a Dios tiene gracia ante los hombres. Algunos ejemplos bíblicos son: el de JOSE, DANIEL, NEHEMIAS y tantos otros que marcaron la importancia de ser personas amadas, apreciadas y estimados por la gente. Esto se manifiesta en un hombre de carácter maduro de un trato amable para con la gente.  Pablo dice… 24 Porque el siervo del Señor no debe ser contencioso, sino amable para con todos, apto para enseñar, sufrido. ( 2º de Timoteo 2:24)

 

Hemos oído todo tipo de enseñanza referente al trato con las personas, PERO si el príncipe de los pastores fue y es paciente no debemos perder esa pasión. Recuerde que por enojarse MOISES hizo lo que no debía y perdió el entrar a la tierra prometida.

Es tan saludable y honroso ser apreciado por El Espíritu que está en nosotros. Debemos crecer en la gracia para con los hombres. En todo caso es el mayor testimonio evangelístico y de lo que predicamos SER, en diferencia al hombre soberbio. Jesús dijo que vuestra justicia sea mayor que la de los fariseos!! Que glorifiquen a vuestro padre por vuestras buenas obras…

Estimados finalizo diciendo la gente es del SEÑOR, el edificio es temporal y material, el don es un regalo, ¡¡¡¡PERO EL SER!!!  habla de tu relación correcta ante El que te llamó …Y será como árbol plantado junto a corrientes de agua, que da su fruto en su tiempo, Y su hoja n cae y todo lo que hace prosperara. (salmo 1:3)

POR QUÉ LA PROFESIÓN DEL PASTOR ES DIFERENTE A CUALQUIER OTRA

Por Marijo Hooft

Aunque en los últimos tiempos proliferan los libros de liderazgo, en los que muchos de sus
secretos y claves para el éxito se basan en teorías o métodos tomados del mundo empresarial
(no estoy en contra de ello), debemos reconocer que en algunos aspectos el servicio cristiano
difiere del empresarial en unos cuantos puntos.
Jim Fuller, un estudioso de las cuestiones relacionadas con el servicio pastoral, publicó en su
página web una serie de datos relativos a la vida de los pastores. Él menciona que Peter
Drucker, el famoso “gurú del liderazgo” dijo una vez que los cuatro trabajos más difíciles del
mundo –no necesariamente en orden– son ser presidente de los Estados Unidos, presidir una
Universidad, ser director ejecutivo de un hospital, y ser pastor. ¹
El pastorear gente o ser guía espiritual de otros es ante todo una vocación, un llamado interior
a una vida de servicio. No es algo que se haga por conveniencia, por rédito económico, busca
de fama o poder, aunque haya quienes persiguen estos objetivos innobles de manera secreta.
Siendo así, la profesión del pastor o líder eclesiástico (y al mismo nivel sus esposas, sobre todo
si están involucradas en el liderazgo) puede tornarse tan nociva para su salud emocional si no
se toman ciertos recaudos.

Algunas razones por las que la profesión pastoral es diferente a cualquier otro trabajo son:

• En general las personas comunes trabajan duro durante la semana y el fin de semana descansan o pasan tiempo en familia. No es así con los pastores: ellos trabajan durante la semana y sobre todo el fin de semana. En esto de ir a contrarreloj, la profesión pastoral se asemeja a la del rubro gastronómico o a la industria del turismo: su trabajo comienza en los momentos en que la mayoría de las personas descansan o se recrean.

• Si se quieren tomar un día para descansar –supongamos, el lunes o martes– ya no será en familia, ya que sus hijos van al colegio o la facultad. Si el pastor y su esposa
descansan el lunes, por ejemplo, nadie más está descansando ese día. Recibirá llamados telefónicos, tendrá que hacer trámites, pagos o asistir a algún turno médico, por lo cual su descanso tendrá que compartirse con un montón de actividades que llevan adelante las personas con otros trabajos.

• Todas las demás profesiones o empleos tienen que ver con servicios que pueden mejorar la vida de los demás; en el pastorado se trabaja directamente con el alma y el espíritu de la persona, su salvación, su eternidad. La vida de una persona puede ser transformada para siempre por su influencia, aunque sabemos que la obra la hace el Espíritu Santo. Por lo tanto, requiere que los pastores estén bien, fuertes espiritualmente; en otros empleos no se relaciona tanto la vida interior del profesional con su calidad de trabajo.

• Mientras que la empresa del empresario debe dar réditos económicos, porque este es su objetivo, la iglesia del pastor debe crecer en número de miembros, la gente debe
estar bien nutrida espiritualmente, ¡y además debe producir dinero para mantenerse en pie!

• Habiendo estudiado teología en un instituto bíblico, un pastor tiene que desarrollar una multitud de otros roles para los que no ha sido formado específicamente, además de predicar, enseñar y aconsejar: (1) debe liderar, marcar un rumbo y una dirección clara, haciendo que la iglesia crezca en cantidad y calidad; (2) debe conocer algo de sonido, de música, de pintura, de electricidad, de plomería; (3) debe organizar los equipos de trabajo; (4) debe promover actividades sociales, algunas veces generarlas y llevarlas a cabo; (5) debe organizar eventos, con excelencia, que cuenten con mucha concurrencia y no dejen pérdida económica; (6) debe tratar con las autoridades gubernamentales e instituciones de su ciudad y su barrio, relacionando así la iglesia con la sociedad; (7) debe tratar y liderar a grupos etarios tan complejos hoy en día como son los niños, adolescentes y jóvenes. Y muchas tareas más… (si sos pastor o líder a tiempo completo, pará un momento y pensá en qué otras más).

• Un patrón puede regañar a los empleados impuntuales o los que hacen mal su trabajo, puede suspenderlos y hasta despedirlos. Un pastor no puede hacerlo, ya que cuenta con voluntarios para la obra del Señor. No puede deshacerse de las personas maleducadas o irresponsables así como así.

•  La mayoría de los empleados o patrones de otros rubros, poseen un sindicato que los defiende, aportes jubilatorios y una cobertura médica como derivados de sus empleos a lo largo de los años. Desgraciadamente, muchos pastores que conozco no tienen ni lo segundo ni lo tercero, ¡mucho menos un sindicato para dirimir cuestiones laborales!

•  La profesión pastoral es una de las peores pagadas del mercado. En un estudio de campo que se realizó en los Estados Unidos a fines de los ‘80, se afirma que “en una lista de 432 ocupaciones, el pastorado aparecía en el lugar 316, en lo que a los sueldos se refiere. Figuraba entre las ocupaciones de menor ingreso, junto con los mozos, cocineros, peones de campo y archivistas”. ² ¡Y todavía hay gente que sigue pensando que algunos se hacen pastores para tener un buen pasar!

• Muchos pastores tienen dos trabajos a la vez para poder sustentarse: la iglesia (con todas sus demandas físicas, emocionales y espirituales) y un empleo secular o su profesión. “El porcentaje de pastores que tienen dos empleos es cinco veces mayor que el del resto de la población laboral”, denuncia el mismo estudio.

• Como la iglesia en el mejor de los casos le paga el sueldo al pastor o le da una ofrenda, los miembros se creen dueños de los tiempos de su pastor. Alguien dijo que cuando las personas compran un auto, no se convierten en dueñas de la fábrica automotriz. Cuando pagan la visita a un médico o a un abogado, no se convierten en sus dueños; simplemente están adquiriendo un servicio. Con el pastor esta lógica a veces no funciona.

• El trabajo del pastor puede ser rutinario como todos, pero a la vez precisa de mucha creatividad e innovación, pues tiene que generar un nuevo sermón cada semana, “sin repetir y sin soplar”. En ese sermón hace un terrible esfuerzo para nutrir a la vez a los nuevos creyentes y a los antiguos. Tiene que animar, alentar; debe que corregir, enseñar. No solo informar la mente, sino además acariciar el alma y fortalecer el espíritu. Todo eso las cincuenta y dos semanas del año (excepto los pocos días que hay invitados). Alguien dijo que preparar un sermón cada semana era como dar a luz el domingo, solo para darse cuenta el lunes que está embarazado de nuevo.

• El trabajo del pastor muchas veces no es respetado o es desestimado, en primer lugar por los no creyentes, pero también algunas veces por la comunidad cristiana. En una
investigación del Instituto Barna surgió que la profesión de pastor es una actividad menos respetada que la de un vendedor de autos usados.

¿Por qué tomo todo este espacio para marcar las diferencias entre la profesión del pastor y cualquier otro oficio? Para que comprendamos cabalmente y sin sombras de dudas que
estamos ante una persona con necesidades psico-bio-socio-emocionales completamente particulares. No para victimizarnos, pero para entender la naturaleza del desafío que tenemos
por delante a nivel emocional.

*Extracto de “En el ojo de la tormenta de Marijo Hooft”

Familias Sacerdotales

Por Susana Rossi

Hace ya varios años utilizamos en nuestra iglesia, el sistema de células como medio de trabajo para la integración del nuevo creyente y la formación del carácter de Cristo en la vida de los discípulos. Hemos visto resultados maravillosos, de vidas transformadas; hombres y mujeres que van creciendo y madurando en el propósito de Dios.

Y meditaba en esta idea, porque al igual que sucede con una célula, en nuestra familia debemos aspirar a lograr los mismos resultados, es decir generar un ambiente adecuado para la formación del carácter de cada uno de ellos y alcanzar la integración como familia en: amor, armonía, respeto y apoyo mutuo.

Por esta razón creo en dos conceptos fundamentales:

 

LA IGLESIA DEBE FUNCIONAR COMO UNA GRAN FAMILIA.

LA FAMILIA DEBE SER MI PRIMERA CÉLULA.

 

Afectando nuestras generaciones

 Sin lugar a dudas, uno de los mayores anhelos que tenemos los cristianos, es afectar nuestras generaciones, es decir que nuestros hijos, nietos, bisnietos y aun los que vendrán después de ellos, no se aparten de los caminos del Señor, sino que le sirvan con todo su corazón.

                       “Y éste será mi pacto con ellos, dijo Jehová: El Espíritu mío que está sobre ti, y mis palabras que puse en tu boca, no faltarán de tu boca, ni de la boca de tus hijos, ni de la boca de los hijos de tus hijos, dijo Jehová, desde ahora y para siempre.” (Isaías 59:21)

Esta promesa en verdad es un aliento para nuestras generaciones. Si bien esta hablando al pueblo de Israel en épocas de Isaías, aquellos que amamos a Dios y le servimos, podremos comprobar que tarde o temprano será una realidad, también para nuestras familias.

¡Somos llamados a afectar generaciones! Tenemos un Dios de pactos que no solo quiere bendecir nuestras vidas sino las de aquellos a quienes influenciamos, empezando por nuestro hogar.

¿Estamos levantando familias sacerdotales?

Al escudriñar la Palabra de Dios llego a la conclusión, que lo que debería ser bendición y legado espiritual, en ocasiones se termina deformando.

Entiendo que un hombre o mujer de Dios puede ser muy efectivo en su tarea pastoral, pero fallar a la hora de ser padre/ madre en su propio hogar. Basta con mirar la historia de Elí con sus hijos para entender de lo que hablamos. Me pregunto entonces ¿cómo podemos servir al Señor con autoridad, sin corregir a nuestros hijos?

El apóstol Pablo, al escribirle a Timoteo, le menciona una de las características de los obispos de la iglesia. Aquellos que sirvan al Señor tienen que, entre otras cosas, tener la siguiente característica:

“que gobierne bien su casa, que tenga a sus hijos en sujeción con toda honestidad (pues el que no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo cuidará de la iglesia de Dios?) (1 Timoteo 3:4-5)

Claramente Pablo estaba sentando una de las bases para servir con autoridad en la iglesia del Señor: la sujeción de los hijos.

¿Podremos encontrar gratificación en nuestras actividades si nuestra familia está en caos? Lamentablemente observo aún a lideres de la iglesia que en una actitud de negación se refugian en sus quehaceres o aún en el servicio en el templo, para no ver lo que en verdad sucede a su alrededor.

¿De que me servirá ganar todo el mundo y ser reconocido como un gran hombre o una gran mujer de Dios, si en el camino pierdo a mi familia?

Creo no equivocarme en pensar en la idea de que muchos hombres y mujeres en la Palabra de Dios, al igual que nosotros, quisieron hacer las cosas bien, pero en el camino se equivocaron y lo que es peor no supieron corregir sus errores a tiempo.

Pensaba en ¡Cuántos errores cometemos los padres! Nos encantaría que existiera una escuela o al menos un manual para padres, ¡pero aún no lo hay! La escuela: es la vida y el manual: es la Palabra de Dios que nos enseña con fundamentos claros a formar a nuestros hijos de manera ética y con valores claros acerca de los principios de Dios.

Cuando como pades tal vez vemos a un hijo que anda por mal camino en la vida,  probablemente lo primero que nos preguntamos es: “¿que hice mal?” “¿en qué me equivoqué?”

Por supuesto que no siempre es responsabilidad de los padres lo que los jóvenes hacen, sobre todo cuando ya son adultos. La ley en este sentido nos ayuda a poner un límite a nuestra obligación de padres, es decir, cuando son mayores de edad lo que hagan ya es su responsabilidad y deberán hacerse cargo de sus actos.

Espiritualmente sucede lo mismo, los primeros años, la adolescencia y la primera juventud es la época ideal para dejar huellas permanentes en sus mentes y corazones. Luego ellos aprenderán a tomar sus propias decisiones. Si contás con pequeños en estas edades, proponete dedicar tiempo a la formación sobre todo espiritual de tus hijos. Si tal vez los tuyos ya crecieron y hoy tenés la bendición de ser abuelo, una nueva oportunidad se levanta por delante, para formar a la siguiente generación. Es maravilloso ver a abuelos abocados a la educación cristiana de sus nietos y el resultado es extraordinario. Aún si sus propios hijos se han alejado del Señor, esos abuelos llegan a sembrar semillas permanentes en sus nietos.

Que la obra del Señor no nos consuma todas nuestras fuerzas, reservemos nuestros mejores momentos para sembrar en nuestras propias familias.

Una hermosa enseñanza de vida

Que maravillosa enseñanza fue para mí y para la congregación, lo que nos sucedió. Un domingo en el que teníamos entrega de niños, vino una pareja de la iglesia con su pequeño al altar, la sorpresa fue la gran cantidad de familiares que lo acompañaban. Al preguntarles el porqué tantas personas habían asistido nos contaron que ese niño era el primero, de la quinta generación de creyentes en esa familia. ¡Fue realmente una emoción enorme para todos los presentes escuchar esa historia de vida! ¡Que maravilloso es saber que el evangelio corre de generación en generación en nuestros hogares!

¡Es Dios mismo usándonos para afectar nuestra descendencia!

Tal vez usted esta leyendo esta nota y su corazón se entristece al pensar en alguien de su familia que por algún motivo esta lejos de los caminos del Señor. Tal vez un hijo, un hermano, un nieto…Nadie esta exento de esta realidad que seguramente duele mucho. El objetivo de esta nota es alentarte en fe a que no bajes los brazos, mientras tengamos vida, podemos seguir clamando y aun sembrando en los nuestros.

Finalizo con un pasaje que seguramente alentará tu vida.

Romanos 4:18-22 dice: “Él creyó en esperanza contra esperanza, para llegar a ser padre de muchas gentes, conforme a lo que se le había dicho: Así será tu descendencia.  Y no se debilitó en la fe al considerar su cuerpo, que estaba ya como muerto (siendo de casi cien años ), o la esterilidad de la matriz de Sara. Tampoco dudó, por incredulidad, de la promesa de Dios, sino que se fortaleció en fe, dando gloria a Dios, plenamente convencido de que era también poderoso para hacer todo lo que había prometido; por lo cual también su fe le fue contada por justicia.”

¿Será que estamos debilitados en nuestra fe? o ¿Estamos plenamente convencidos que Dios hará la obra en nuestra familia?

Si Abraham con casi 100 años no sólo pudo esperar, sino que además no dudó de las promesas de Dios, nosotros también tenemos la misma tarea, la de fortalecernos en fe, hasta ver a cada integrante de nuestra familia rendido a los pies del Señor.

¡Te animo y te desafió a no perder la fe, sino por el contrario a fortalecerte cada día en las promesas del Señor!

LA FE Y EL EFECTO DE PIGMALION

Por Wayne Cordeiro

Todavía estaba hablando Jesús, cuando alguien llegó de la casa de Jairo, jefe de la sinagoga, para decirle:  Tu hija ha muerto. No molestes más al Maestro. Al oír esto, Jesús le dijo a Jairo: No tengas miedo; cree nada más, y ella será sanada (Lucas 8:49-50).

Esto me recuerda al efecto Pigmalion.  En términos simples significa que lo que creemos puede que eventualmente ocurra.  Por ejemplo, si yo pienso que voy a fallar, en mi corazón yo tendré esa tendencia que eventualmente se hará realidad.  Para evitar cualquier expectación negativa, debemos siempre esperar lo mejor.

La Biblia define la fe como “la forma en la que vemos las cosas.”  La fe es poderosa y debemos usarla correctamente.  Lo que llamo mi atención en este pasaje fue el mal uso de la fe.  Aquí la gente creía que la niña estaba muerta, pero el Señor les dijo, No teman, sigan creyendo.

De igual manera cuando usamos nuestra fe, no podemos usarla en creer lo peor.  Necesitamos usar nuestra fe para bien y para lo mejor y debemos mantenernos creyendo y esperando en el Señor.

Es fácil cuando estamos en el ministerio, arrastrar nuestra fe y movernos en una ‘modo de mantenimiento’ rutinario. Si pensamos que estamos estancados en el mismo lugar y no estamos creciendo tendremos una tendencia en nuestros corazones que eventualmente se convertirá en realidad.  Hay veces cuando el Señor me habla tranquilamente y me dice, “Wayne, eso es mal uso de tu fe.”  Si no somos cuidadosos, lo que creemos eventualmente ocurrirá.

Nuestro futuro estará determinado por la forma en que lo vemos hoy. Entonces Jesús dijo al centurión: Ve, y como creíste, te sea hecho.(Mateo 8:13). Nosotros pintamos nuestro futuro con colores grises y colores diluidos pero Dios quiere pintar nuestro futuro con colores neón.

Para cooperar con el Señor, escribe las cosas que el Señor pone en tu corazón.  Pregúntate las cosas mas profundas que puedas imaginar, y luego pídele a Dios que te de la respuesta.  El Señor te dirá.  Cuando Dios te hable, escribe lo que Él te diga y por fe comienza a hacerlo.  Cuando piensas positivamente y crees que esta es una nueva etapa en tu vida, tu futuro comenzara a desenvolverse. A mi me gusta definir “visión” como el creer en la optima escena de cómo será nuestro futuro.

Puedo animarte a practicar la aplicación de tu fe?  Nuestra fe es como cualquier músculo, y necesita ejercicio para que crezca fuerte. Tenemos que alimentarle con las cosas que lo harán fuerte—a través de la lectura diaria de la Palabra, escribiendo tu diario y orando cada día.  Si estas decidido a tomar en serio tu relación con Dios, entonces tenemos que aumentar nuestra fe construyendo por nuestro futuro.

RECUPERADO: http://mentoringleaders.com/espanol/?p=427